Sábado, 1 de Agosto de 2020

La obediencia es la más recomendable virtud para cuando no se puede mandar. M. M. Manero.

Palabras sin defectos nunca llegarán a los oídos de Dios. William Shakespeare.
El orgullo es complemento de la ignorancia. Bernard de Fontenelle.

Antes de pensar en la injuria que hemos recibido hay que dejar pasar por lo menos una noche. Napoleón Bonaparte.

Del pecado lo peor es la perseverancia. Fernando de Rojas.

Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos. Baltasar Gracian.

Nadie conoce su propia fuerza mientras no se ha encontrado con la necesidad. Samuel Johnson.

Tiempo y paciencia hacen más que fuerza y violencia. Jean de la Fontaine.

Cuando un tonto hace algo de lo que se avergüenza, siempre explica que es su deber. George Bernard Shaw.

La ignorancia es una desgracia voluntaria. Nicolas Ling.

El peor enemigo de lo bueno es lo perfecto. Anónimo.

Mal obedecen los labios cuando murmura el corazón. Voltaire.

Nada lastima más los laureles que dormirse en ellos. Johann Wolfang Von Goethe.

Los hechos son como los sacos; si están vacíos no pueden tenerse en pie. Luigi Pirandello.

No he deseado nada por esperarlo todo. Honorato de Balzac.

Cada mente, para poder persistir, habrá de tener un cierto mínimo de egoísmo. William James.

Tened el valor de equivocaros. Hegel.

Prudencia es saber distinguir las cosas deseables de las que conviene evitar. Marco Tulio Cicerón.

La decencia y la pulcritud en la conducta son el único lujo que el hombre no necesita comprar con dinero. Juan B. Justo.

Cuando perdonamos, nuestros sentimientos dejan de ser presa de la persona que nos lastimó. Robin Casarjian.

No hay sobre la tierra placer que iguale al placer de labrar la dicha ajena. José de Echegaray.

La conciencia no nos impide cometer pecados, pero desgraciadamente, si disfrutar de ellos. Salvador de Madariaga.

El resentimiento es como tomar veneno y esperar a que la otra persona muera. Frank McCourt.

Un corazón grande se llena con poco. Antonio Porchia.

Cuando reconozco a un hermano en mi prójimo sólo entonces soy hombre. F. Dostoiewsky.

Nada vale quien nada ama. Plauto.

El mal que hacemos no nos procura tanto odio y hostilidad como nuestras buenas acciones. La Rochefoucauld.

El silencio es el único amigo que jamás traiciona. Confucio.

Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás. Dalai Lama

Ante un problema humano, los materialistas analizan la parte más fácil, niegan la parte difícil y se van a casa a beber café. Gilbert Chesterton.

La finalidad de la vida es la apreciación; no tiene sentido no apreciar las cosas y no tiene sentido poseer más cantidad de ellas, si no se aprecian. Gilbert Chesterton.

De altos espíritus es aspirar a las cosas altas. Miguel de Cervantes Saavedra.

Porque yo también he aprendido el gesto de la traición y a veces, hablo. Edna Pozzi.

El verdadero ‘está bien’ me lo digo en el suelo, caído. Antonio Porchia.

Todo acto de bondad es una demostración de poderío. John Cage.

Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia. Sócrates.

Quien guarda su boca guarda su alma. La Biblia.

El que quiere hacer algo encontrará un medio; el que no, encontrará una excusa. Stephen Dolley.

Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia. Esquilo.

El malo será malo siempre, y el bueno siempre será bueno. Eurípides.

Conciencia es la voz interior que nos avisa que alguien puede estar vigilando. H. L. Mencken.

Para las cosas grandes y arduas se necesitan combinación sosegada, voluntad decidida, acción vigorosa, cabeza de hielo, corazón de fuego y mano de hierro. Jaime Luciano Balmes.

Me siento más orgulloso de la forma en que manejé el éxito que por el éxito. Kirk Douglas.

Cuando tengas la necesidad imperiosa de ayudar a otra gente, cuida de no convertirla en inútil. Anónimo.

Comprenderlo todo es perdonarlo todo. Leon Tolstoi.

El que es parco en palabras es pródigo en sentido. B. Disraeli.

No hay nada que no puedan empeorarlo las malas lenguas. Terencio.

De todas las variedades de la virtud la generosidad es la más estimada. Aristóteles.

Soy gran partidario de las diversiones públicas, porque ellas guardan al pueblo del vicio. Samuel Johnson.

La más débil de todas las debilidades es el temor de parecer débil. W. Bousset.

La precaución raramente comete error. Confucio.

Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja. Sófocles.

Una respuesta apacible puede apagar el más encendido furor. Jean de la Bruyère.

Facilitar una buena acción es lo mismo que hacerla. Anónimo.

Muchas veces para ser buenos tenemos que dejar de ser honrados. Jacinto Benavente.

El bien puede resistir derrotas; el mal, no. Rabindranah Tagore.

Lo mucho se vuelve poco con desear un poco más. Francisco de Quevedo.

Cuanto menos piensan los hombres, más hablan. Louis de Secondt, Barón de Montesquieu.

Sé pacífico; no vengarse puede ser también una forma de venganza. Danny Kaye.

En este mundo, los errores se expían como si fuesen crímenes. Armando Palacio Valdés.

La necesidad lo hace todo. George Bernard Shaw.

El apresuramiento es padre del fracaso. Herodoto.

El verdadero mérito es siempre modesto. Hardie.

Una buena reputación es un segundo patrimonio. P. Syrus.

La conquista de sí mismo es la mayor de las victorias. Platón.

Hay enfermedades del alma más perniciosas que las del cuerpo. Marco Tulio Cicerón.

La fidelidad tiene un corazón tranquilo. William Shakespeare.

La brevedad es el alma del ingenio. William Shakespeare.

El agradecido mira siempre grande el favor que recibió. Ramón Llull.

La sinceridad es abrir el corazón. La Rochefoucauld.

Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía. R. W. Emerson.

La moral es la ciencia por excelencia; es el arte de vivir bien y de ser dichoso. Blaise Pascal.

El miedo hace a los hombres creer lo peor. Curzio Malaparte.

Lo que importa es tener mérito, no tenerlo recompensado por los hombres. Silvio Pellico.

La modestia es el complemento de la sabiduría. Bernard de Fontenelle.

El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría. William Blake.

Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello que arrepentirse de no haber hecho nada. Giovanni Boccaccio.

Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto. Leonardo Da Vinci.

La verdadera grandeza, no necesita la humillación del resto. Amado Nervo.

Hace falta más valor para sufrir que para morir. Napoleón Bonaparte.

La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto. Jean de la Bruyére.

El envidioso puede morir, pero la envidia nunca. Moliere.

La envidia: el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como serpiente. Ovidio.

La virtud y el músculo son muy parecidos. Ambos necesitan ejercicio para que se fortalezcan. Richard Rooney.

El ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización. Bertrand Russell.

No basta vivir y dejar vivir. Vivir y ayudar a vivir es mucho mejor. Orioson Swett Marden.

Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra. George Clemenceau.

Basta un minuto para hacer un héroe; pero se necesita toda una vida para hacer un hombre de bien. Anónimo.

No puede existir bondad alguna donde no haya conocimiento de ella. Juan Luis Vives.

Ten misericordia, si quieres obtener perdón. Raimundo Lulio.

Los deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre. Marco Tulio Cicerón.

Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables. Marco Tulio Cicerón.

Perdona siempre a los demás, nunca a ti mismo. Publio Siro.

Veo el bien y lo apruebo, pero escojo lo peor. Ovidio.

Inscribe los agravios en el polvo, las palabras de bien inscríbelas en el mármol. Benjamin Franklin.

Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores. Aristóteles.

El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado. Aristóteles.

Cada uno de nosotros sólo será justo en la medida en que haga lo que le corresponde. Sócrates.

Las almas ruines sólo se dejan conquistar con presentes. Sócrates.

No hay testigo más terrible ni acusador tan potente como la conciencia. Polibio.

No es el cuerpo, sino la perversión de la estimativa [imaginación] la que desea lo trabajoso y estrecho y la que atormenta la vida. Demócrito de Abdera.

Hay que tener buen sentido y contentarse con lo que está al alcance de la mano. Demócrito de Abdera.

Sé prudente. Lo mejor en todo es escoger la ocasión. Hesíodo.

La vergüenza viene en ayuda de los hombres o los envilece. Hesíodo.

No es el trabajo lo que envilece, sino la ociocidad. Hesíodo.

El hambre es la compañera inseparable del perezoso. Hesíodo.

Más vale apagar una injuria que apagar un incendio. Heráclito de Efeso.

La virtud es la armonía. Pitágoras.

Lo máximo que tiene el hombre es el alma, que lo induce al bien o al mal. Pitágoras.

No permitas que el dulce sueño cierre tus ojos sin haber repasado lo que hayas hecho durante el día. Pitágoras.

Sé justo en palabras y obras. Pitágoras.

… El hecho de vivir una vida natural es ser justo y bueno. Shin Tao.

No existe mal en la naturaleza. El mal es la falta de moderación. Shin Tao.

Si practicas la equidad, aunque mueras no perecerás. Lao Tse.

El valor de un acto se juzga por su oportunidad. Lao Tse.

El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad. Giovanni Papini.

No creo en las casualidad ni en la necesidad; mi voluntad es el destino. John Milton.

Si quieres estar seguro de todo cuanto deseas, desea lo que puedas obtener. Jafuda Bonsenyor.

L. A. Séneca:

  • Quien no calla el hecho, tampoco callará su autor.

  • Bienaventurado el que con sus cosas se conforma.

  • Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.

  • Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición.

  • No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia.

  • Nunca fue fácil el aprendizaje de la virtud.

  • La adversidad es ocasión de virtud.

  • Sólo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.

  • Emprende, alma mía, la gesta prolijamente meditada; arráncate de las miserias de la humanidad.

  • Languidece la virtud sin adversarios.

  • Considera las contrariedades como un ejercicio.

  • Nada malo puede acontecer a un hombre bueno.

  • El verdadero bien se halla únicamente en la tranquilidad de la conciencia.

  • El peor enemigo es el encubierto.

  • Vive con los hombres como si Dios te mirase; habla con Dios como si los hombres te oyesen.

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