Miércoles, 22 de Agosto de 2018

Virtudes nobles del taoísmo [las tres joyas de la ética taoísta]: amabilidad, humildad y frugalidad. Ramón Conde Obregón.

El ingenio se agota con las muchas palabras. Mantente detrás y serás puesto delante; estáte fuera, y serás introducido. Las buenas palabras te darán honor en la plaza pública; las buenas obras te granjearán la amistad de los hombres. Aquel que gobierna, arruina. Aquel que domina por la fuerza termina por perecer. Poderoso es quien se conquista a sí mismo. El que está contento de sí mismo, tiene todo en el mundo. El hombre sabio vive libre de las ofensas, porque no considera nada ofensivo. Ramón Conde Obregón [Lao Tsé y el Taoísmo].

Conduce tu mente a un estado de absoluta quietud y tu energía a la completa indiferencia. Sigue la espontaneidad de todas las cosas y no retengas en ti ningún egoísmo. Ramón Conde Obregón. [Lao Tsé y el Taoísmo].

Marcado carácter quietista: no hacer nada.  Las enseñanzas de Lao-Tsé tienen un marcado carácter quietista. El secreto de la vida del hombre está en dejarse conducir por el eterno fluir del Tao. Debe abandonarse al discurrir del principio universal y, cuando más, intentar sólo descubrir en la naturaleza la obra ininterrumpida del Tao. La base de esta doctrina es un ‘no hacer nada’. El hombre sabio no tiene ambiciones, ni deseos, ni propósitos. No actúa, para no entrometerse en el orden natural de las cosas, y cuando adopta esta actitud descubre que su propia existencia se incorpora a un orden establecido desde la eternidad. Ramón Conde Obregón. [ Lao Tsé y el Taoísmo].

La gente ordinaria no se preocupa más que de pasar el tiempo; el hombre de talento, de aprovecharlo. Arthur Schopenhauer. 

Es feliz el hombre al quien basta su riqueza interna y necesita poco o nada del exterior para su divertimiento; pues esa importación es cara, resta independencia, es peligrosa, causa desazones y, en fin, no es más que un mal sucedáneo de los productos del propio campo.  Pues no debemos esperar gran cosa de otro, ni de fuera en general, bajo ningún concepto. Cada uno debe ser y procurar para sí mismo lo que hay de mejor y más importante. Arthur Schopenhauer.

Todas las fuentes exteriores de la felicidad y del placer son, por su naturaleza, altamente inciertas, equívocas, perecederas y sujetas al azar, capaces de agotarse fácilmente, aún bajo las circunstancias más favorables; sí, esto es inevitable, ya que no podemos tenerlas  siempre a mano.  Es más, con la edad, casi todas se secan fatalmente, pues entonces cesa en nosotros el gusto por el amor, las diversiones, el viajar, el montar a caballo y la aptitud para desenvolvernos en sociedad: hasta la muerte nos arrebata a nuestros amigos y parientes. Arthur Schopenhauer.

En todo lugar, reducidos a nosotros mismos, somos nosotros quienes hacemos o encontramos nuestra propia felicidad. Arthur Schopenhauer.

La felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos. Arthur Schopenhauer.

En el mundo no se pueden esperar muchas cosas: la necesidad y el dolor lo llenan; y en cuanto a aquellos que han escapado a ellos, el aburrimiento les acecha en todas las esquinas. Poseer una individualidad rica y superior y, sobre todo, mucha inteligencia, es sin duda la suerte más feliz en la tierra, aunque sea todo lo diferente que pueda ser de la suerte más brillante. Arthur Schopenhauer.

Es gran sandez perder interiormente para ganar exteriormente, es decir dar enteramente o en gran parte su calma, ocios e independencia por los lustres, el rango, la pompa, los títulos y los honores. Horacio [Mi genio me ha empujado con decisión hacia el otro lado. Goethe].

VOLTAIRE:

  • Ningún dios está lejos, si hay prudencia; pero nosotros te hacemos [dios], ¡oh fortuna!, y te colocamos en el cielo.

  • Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa.

  • La pasión de dominar es la más terrible enfermedad del espíritu humano.

  • Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.

  • Quienes creen que el dinero lo hace todo, terminan haciéndolo todo por dinero.

  • A los vivos se les debe respeto, a los muertos nada más que la verdad.

  • Es un riesgo tener razón cuando el Gobierno está equivocado.

  • La historia no es más que una lista de crímenes y desgracias.

  • Quien no tiene toda la inteligencia de su edad, tiene toda su desgracia.

  • Las falsedades no sólo se oponen a la verdad, sino que a menudo se contradicen entre sí.

  • No hay verdad que no haya sido perseguida al nacer.

  • La ignorancia afirma o niega rotundamente: la ciencia duda.

  • Cuando se trata de dinero todos somos de la misma religión.

  • El hombre se precipita en el error con más rapidez que los ríos corren hacia el mar.

  • Quien tolera el delito se vuelve cómplice de él.

  • La religión mal entendida es una fiebre que produce delirios.

  • La vacilación es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter.

  • Los pueblos a quienes no se hace justicia se la toman por sí mismos más tarde o más pronto.

  • No estoy de acuerdo con una sola palabra de lo que usted dice, pero defenderé hasta la muerte su derecho a decirlo.

  • Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.

  • Cambiad de placeres, pero no cambiéis de amigos.

  • Cuando de aquel que habla y aquel a quién le habla, ninguno de los dos entiende lo que significa, entonces podemos decir que eso es la metafísica.

  • Debe de ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.

  • Decimos una necedad, y a fuerza de repetirla, acabamos creyéndola.

  • Dios es un comediante que actúa para una audiencia demasiado asustada para reír.

  • Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, pero el hombre también ha procedido así con él.

  • El agravio es la razón de los que no tienen razón.

  • El ateísmo es el vicio de unas pocas personas inteligentes.

  • El ejemplo más horrible del fanatismo que ofrece la historia fue el que dieron los habitantes de París la noche de San Bartolomé, destrozando, asesinando y arrojando por las ventanas a sus conciudadanos que no iban a misa.

  • El fanatismo es a la superstición lo que el delirio es a la fiebre, lo que la rabia es a la cólera. El que tiene éxtasis, visiones, el que toma los sueños por realidades y sus imaginaciones por profecías es un fanático novicio de grandes esperanzas; podrá pronto llegar a matar por el amor de Dios.

  • El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.

  • El secreto de aburrir a la gente consiste en decirlo todo.

  • El trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.

  • En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra.

  • Es imposible traducir la poesía. ¿Acaso se puede traducir la música?

  • Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás.

  • Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas.

  • He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para la salud.

  • Jesucristo necesitó Doce apóstoles para propagar el cristianismo; yo voy a demostrar que basta sólo uno para destruirlo.

  • La estupidez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.

  • La civilización no suprime la barbarie; la perfecciona.

  • La democracia sólo parece adecuada para un país muy pequeño.

  • La duda no es una condición placentera pero la certeza es absurda.

  • La escritura es la pintura de la voz.

  • La felicidad es una palabra abstracta, compuesta de unas cuantas ideas de placer.

  • La más temible de las enfermedades del alma, es el furor de dominar.

  • La parte filosófica de la historia se destina a dar a conocer las necesidades humanas.

  • La providencia nos ha dado el sueño y la esperanza como compensación a los cuidados de la vida.

  • La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda.

  • Las lágrimas son el lenguaje silencioso del dolor.

  • Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invoca solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.

  • Los Buenos espíritus se reencuentran.

  • Los celos cuando son furiosos, producen más crímenes que el interés y la ambición.

  • No hay problema que resista el ejercicio continuo del pensamiento.

  • No quisiera ser feliz a condición de ser imbécil.

  • No se puede desear lo que no se conoce.

  • No siempre podemos agradar, pero siempre podemos tratar de ser agradables.

  • Nunca veinte volúmenes en papel harán revolución. Son los libros portátiles los que deben temerse. Si el Evangelio hubiese costado mil doscientos sestercios, la religión cristiana nunca se hubiese establecido. (Carta a d’Alembert, 5 de abril de 1766).

  • Para alcanzar nuestros propósitos es mejor que nos dirijamos a la pasión de los hombres, que no a su razón.

  • Pensad por cuenta propia y dejad que los demás disfruten del derecho a hacer lo mismo.

  • Quien se venga después de la victoria es indigno de vencer.

  • Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo.

  • Siempre nos hallamos de acuerdo en dos o tres puntos que entendemos, y discutimos sobre dos o tres mil que no entendemos en manera alguna.

  • Siempre que un acontecimiento importante, una revolución o una calamidad redunda en beneficio de la iglesia, pretende verse en ello el dedo de Dios.

  • Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.

  • También hay fanáticos que conservan la sangre fría, pertenecen a esa clase los jueces que sentencian a muerte a los que no han cometido más crimen que el de no pensar como ellos… Las leyes y la religión, en vez de ser para ellas (las costumbres humanas) un alimento saludable, se convierten en veneno en los cerebros infectados.

  • Todo les sale bien a las personas de carácter dulce y alegre.

  • Una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males.

  • Un gran secreto del goce de la vida consiste en abandonar el placer, manteniendo así la posibilidad de volverlo a gozar.

  • Un minuto de felicidad vale más que un año de gloria.

  • Una buena imitación es la más perfecta originalidad.

  • Un dicho ingenioso no prueba nada.

  • Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento.

  • Una única cosa le he pedido a Dios, una nimiedad: Oh, Señor haz ridículos a mis enemigos. Y Dios me la concedió.

  • Vale más arriesgarse a salvar a un culpable que condenar a un inocente.

  • Cualquiera que tenga el poder de hacerte creer idioteces, tiene el poder de hacerte cometer injusticias.

  • Los prejuicios son la razón de los tontos.

  • Si alguna vez, ve saltar por la ventana a un banquero suizo, salte detrás. Seguro que hay algo que ganar.

  • El arte de la medicina consiste en distraer a los pacientes mientras la naturaleza cura las enfermedades.

 

 

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