Martes, 11 de Enero de 2022

 Libertad primera y última. J. Krishnamurti:

Es preciso darse cuenta de todo este proceso, de cómo surgen las ideas, de cómo la acción emana de las ideas, y cómo éstas, que dependen de la sensación, dominan la acción y por lo tanto, la limitan.

Las ideas no son la verdad y la verdad es algo que ha de experimentarse directamente, de instante en instante. No es una experiencia que deseáis, lo cual sería entonces mera sensación.

Sólo cuando se puede ir más allá del conjunto de ideas –que son el ‘yo’, la mente, una continuidad parcial o completa-, sólo cuando se puede ir más allá, sólo cuando el pensamiento está totalmente silencioso, sólo entonces hay un estado de vivencia. Entonces uno sabrá lo que es la verdad.

El deseo de lograr un resultado engendra la voluntad que es el actor. ‘Yo’ quiero…

La voluntad de ser es la voluntad de devenir en diferentes niveles de la conciencia, en diferentes estados y en ello hay reto, respuesta, nombramiento y registro.  Pero este devenir es lucha, este devenir es dolor. Es una lucha constante: [Yo] soy esto y quiero llegar a ser aquello.

Es muy importante averiguar cómo surgen las ideas y después de haber descubierto lo que hay de verdad en esto, podremos discutir el problema de la acción.

Debo comprender el proceso mismo de pensar antes de que pueda comprender su producto, la idea.

¿Pueden producir acción las ideas, o simplemente moldean el pensamiento y por lo tanto limitan [condicionan] la acción?

Las ideas engendran más ideas y cuando no se hace más que engendrar ideas, hay antagonismos y la sociedad se desequilibra con este proceso intelectual  de las ideas.

La idea es siempre condicionada. La idea es el resultado del proceso del pensamiento, éste es la respuesta de la memoria y la memoria está siempre condicionada.

El recuerdo no tiene vida por sí mismo, surge a la vida en el presente, al impacto de un reto y todo recuerdo, ya sea latente o activo, está condicionado.

La acción que no es resultado de una idea es espontánea cuando el proceso del pensamiento, que se basa en la experiencia, no controla la acción. Es decir, la acción es independiente de la experiencia cuando no está dominada por la mente [condicionada].

Debéis descubrir por vosotros mismos, en vuestro interior, si obráis movidos por una idea y si puede haber acción sin ideas.

Hay acción sin idea cuando la idea cesa y la idea cesa tan sólo cuando hay amor… ese amor es en sí mismo acción y sólo él puede liberarnos.

 

Krishnamurti. 100 años de sabiduría. Evelyne Blau (editor):

¿Qué es lo más importantes en sus vidas?… Me pregunto si les ayudaría que les contara lo que es más importante para mí. No ser nada, no ser absolutamente nada.

Cuando nos damos cuenta de ‘lo que es’, queremos transformarlo y ahí empieza el sufrimiento. El fin del sufrimiento es el comienzo de la sabiduría y el fin del sufrimiento es la comprensión de ‘lo que es’.

El curar la mente de sufrimiento, de miedo y de soledad requiere atención y capacidad de penetración [discernimiento] inmensa.

La investigación, el silencio y la observación van juntos y en Krishnamurti podría verse la personificación de estas cualidades en su modo de hablar, en su modo de vivir.

Había siempre quien a mitad de una charla se marchaba, ofendido por alguna observación particularmente desafiante acerca del nacionalismo, la religión u otra de las muchas cuestiones que tenemos en tan alta estima.  Esto ocurría inevitablemente en cualquier país en que se encontrara, ya fuera la India, con sus tradiciones hondamente arraigadas, Europa, en las reuniones internacionales de Saanen [Suiza], o Estados Unidos, donde una creciente oleada de fundamentalismo generó respuestas furibundas y violentas a sus charlas.

En usted reside el mundo entero y si sabe usted mirar y aprender, entonces la puerta está ante usted y la llave está en su mano. Nadie en esta Tierra puede darle ni la llave ni la puerta que ha de abrir sino usted mismo.

El llegar a ser con el consiguiente miedo de no llegar a ser, es la raíz de todo miedo. Si no hubiera pensamiento no habría miedo.

El miedo y sus ramificaciones aparecen siempre que en vez de acción inmediata surge el pensamiento relacionado con el devenir [futuro].

No existe la seguridad psicológica. La acción de pensar y de devenir es la acción de la inseguridad. La única seguridad nace del darse cuenta plenamente de que la seguridad psicológica no existe.  Al darse cuenta de esto, el pensamiento y el devenir terminan.

No conozco personalmente a Krishnamurti, aunque no hay ningún ser humano vivo a quien consideraría mayor privilegio conocer (…). Su lenguaje desnudo, revelador e inspirador atraviesa la nebulosa de la filosofía que confunde nuestro pensamiento y restaura los resortes de la acción. Endereza las tambaleantes superestructuras de los gimnastas del verbo y purga la tierra de inmundicia. En lugar de una despiadada carrera de obstáculos dentro de una ratonera, él hace de la vida cotidiana una dichosa travesía (…). Su trayectoria, singular en la historia de los líderes espirituales, le hace recordar a uno la famosa epopeya de Gilgamesh [héroe de la mitología mesopotámica]. Aclamado en su juventud como el próximo Salvador, Krishnamurti renunció a interpretar el papel para el que se le había preparado, desdeñó a todos sus discípulos, rechazó a todos sus consejeros y preceptores. No inició una nueva fe, un nuevo dogma: lo cuestión todo, cultivó la duda (especialmente en momentos de exaltación) y a fuerza de una heroica lucha y perseverancia se liberó de la ilusión y del encantamiento del orgullo, la vanidad y toda sutil expresión de dominio sobre otros. Profundizó hasta los orígenes mismos de la vida y en ellos encontró inspiración y sustento. Resistirse a las artimañas y trampas de quienes intentaron esclavizarlo y explotarlo exigió una eterna vigilancia. Krishnamurti liberó su alma, por así decirlo, del inframundo y del supramundo, abriéndole acceso así ‘al paraíso de los héroes (…)`. No creo que haya un ser humano de pensamiento más inspirador. Henry Miller.

El principal propósito de la educación es dar origen a un individuo equilibrado que sea capaz de afrontar la vida como un todo.

El propósito de educar a niños es hacer posible que la bondad florezca en ellos y ayudarles a ver que el conocimiento es un pequeño rincón de un campo muy vasto.

El amor no es producto del pensamiento. El amor, como la humildad, no es algo que pueda cultivarse. No es posible cultivar la humildad. Sólo cultiva la humildad la persona vanidosa y mientras la ‘cultiva’ o sea, mientras progresa hacia la humildad, es vanidosa, igual que aquella que cultiva la no violencia y entretanto es violenta. Así pues, el amor es sin duda un estado de la mente en que el tiempo, en que el ‘observador [Yo[’ y lo ‘observado’ están ausentes. Cuando decimos que amamos a alguien hay intensidad, comunicación, comunión, en el mismo instante, en el mismo nivel y esa comunión, ese estado de amor, no es producto del pensamiento ni del tiempo.

Cuando eliminamos la división entre ‘yo’ y ‘usted’… sólo entonces, no antes, puede uno emplear quizá la palabra ‘amor’ el amor es eso tan extraordinario que sucede cuando no hay un ‘yo’ con su muro circundante.

 

 

 

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