Lunes, 15 de Julio de 2019

No hace falta que salgas de tu habitación. Quédate sentado ante tu mesa y escucha. Ni siquiera hace falta que escuches: simplemente, espera. Ni siquiera hace falta que esperes: simplemente, aprende a quedarte callado, quieto y a solas. El mundo se te ofrecerá libremente para que le quites la máscara. No tiene otra opción; caerá a tus pies en éxtasis. Franz Kafka.

Cuando usted esté asentado en el conocimiento de su Yo verdadero –cuando comprenda bien su naturaleza verdadera- jamás se sentirá culpable, asustado o inseguro por el dinero, ni por la riqueza, ni por la realización de sus deseos, pues se dará cuenta de que la esencia de toda riqueza material es la energía de la vida, es potencialidad pura. Y la potencialidad pura es su naturaleza intrínseca. Deepak Chopra.

¿Tiene la Gaya ciencia en sus manos, el más personal de todos mis libros? Habida cuenta de que todo lo que es muy personal reviste unas características cómicas [lo mismo dice a Burckhardt en agosto de 1882], espero, en realidad, un efecto ‘alegre’. ¡Lea, pues, Sanctus Januarius [Enero Santo, 4º libro de la Gaya ciencia] en ese contexto! Allá encontrará toda mi moral privada, la suma de mis condiciones de existencia que sólo prescriben un debe, en el caso de que me quiera a mí mismo (…). Que todo cuanto ocurra le resulte provecho, todos los días sagrados y todos los hombres divinos, como lo son para mí. Carta escrita a Paul Rée por F. Nietzsche.

La política es saber cuándo apretar el gatillo. Película El padrino III.

Incluso el más fuerte necesita amigos. Película El padrino III.

El hombre más rico es aquel que tiene los amigos más poderosos. Película El padrino III.

Nuestro verdadero enemigo aún no ha enseñado la verdadera cara. Película El padrino III.

Nunca odies a tus enemigos. No te permite juzgarlos. Película El padrino III.

Amistad y dinero, aceite y agua. Película El padrino III.

J. KRISHNAMURTI: 

La reina María de Rumanía, una nieta de la reina Victoria, pidió verle. Él estuvo tres horas con ella en el palacio. La encontró ‘una mujer muy agradable (…). Posesiones, poder, autoridad, pero sufrimiento’ –como le escribió a Lady Emily- ‘los seres humanos son seres humanos, sean reyes, reinas o mendigos’. Mary Lutyens.

Lo importante no es cuál es la meta de la vida, sino comprender la confusión en la cual uno se encuentra, la aflicción, los temores y todas las demás cosas. No comprendemos la confusión, sólo queremos librarnos de ella, pero lo real está aquí, no allí. El hombre que es serio a este respecto no pregunta cuál es el propósito de la vida. Lo que le importa es despejar la confusión, el sufrimiento en el que está atrapado.

Después de todo, decido cuál debe ser el propósito de la vida según mis prejuicios, de acuerdo a lo que quiero, a mis deseos y predilecciones. De manera que mi deseo crea el propósito. Sin duda, ése no es el propósito de la vida. ¿Qué es más importante, descubrir el propósito de la vida o liberar la mente de su propio condicionamiento y luego investigar? Y quizás, cuando la mente esté libre de su propio condicionamiento, esa misma libertad sea el propósito. Porque el hecho es que solamente siendo libre puede uno descubrir la verdad.  Por lo tanto, el primer requisito es la libertad, y no buscar el propósito de la vida.

Para mí sólo existe la percepción directa. El primer paso es ver claramente, oír claramente.

Sólo cuando la mente está por completo silenciosa, existe una posibilidad de alcanzar las aguas profundas de la vida.

La verdadera religión es el cultivo de la libertad en la búsqueda de la verdad.

No eres la charla que oyes en tu cabeza. Eres el ser que escucha esa charla.

Si no funciona como parte de nuestra vida cotidiana, entonces la meditación es una evasión y absolutamente inútil.

El pensamiento puede conceder autoridad así mismo para juntar a todos los demás fragmentos, los cuales han sido creados por el propio pensamiento.

Cuando hay división entre el controlador [PENSADOR] y lo controlado [PENSAMIENTO], hay conflicto y desperdicio de energía. Cuando el controlador es lo controlado, no hay desgaste de energía.

Cuando no hay división alguna, usted tiene toda esa energía para ir más allá de aquello que creyó que debía ser controlado. Debe comprenderse claramente que en la meditación no hay ningún control ni sometimiento del pensamiento a una disciplina, porque el que disciplina y controla es un fragmento del pensamiento. Si usted ve la verdad de eso, entonces posee toda la energía que ha sido disipada mediante la comparación, el control y la represión para ir más allá de lo que realmente es.

Estamos preguntando si la mente puede estar absolutamente quieta. Porque lo que está quieto tiene gran energía.

¿Puede usted vivir su vida diaria sin comparación? Hágalo una vez y descubrirá lo que eso implica. Entonces usted se desprende de una enorme carga; y cuando descarga un peso innecesario, tiene energía.

Si presta completa atención A su cuerpo, sus nervios, sus ojos, sus oídos, su mente, con todo su ser, no hay centro [YO] desde el que esté atendiendo, solo hay atención. Esa atención es silencio completo.

En esa atención no hay límites, no hay fronteras y, por consiguiente, no hay dirección. Solo hay atención, y, cuando la hay, no existe ni el “usted” ni el “yo”, no hay dualidad, no hay observador y observado.

Cuando la mente está atiborrada [CONDICIONADA], no dispone de ningún espacio. El espacio es necesario, y cuando hay atención no hay dirección, sino espacio.

La meditación implica que no hay movimiento alguno [SÓLO OBSERVACIÓN]. Eso significa que la mente está completamente quieta, que no se mueve en ningún sentido. No hay ningún movimiento, el cual es tiempo y pensamiento.

Solo podrá comprender el orden cuando haya investigado el desorden dentro de sí mismo.

Cuando la mente está verdaderamente callada, no acallada mediante el deseo y la voluntad, entonces existe una clase de movimiento totalmente distinto que no pertenece al tiempo.

Una acepción de la palabra “arte” es ponerlo todo, en nuestra vida diaria, en su sitio, de manera que no haya confusión. Y cuando en nuestra vida de cada día haya orden, recta conducta y una mente que esté completamente callada, entonces la mente descubrirá por sí misma si lo inconmensurable [LA REALIDAD, LA VERDAD] existe o no.

Atender por completo, cuando habla con alguien, a su forma de andar y de pensar, a lo que piensa; prestarle atención a eso forma parte de la meditación.

El principio de la meditación es el conocimiento de sí mismo.

En primer lugar, la mente debe estar callada, prestando la máxima atención, pero sin calificar, comparar ni desear nada. Ese estado de atención en el que el “yo” se encuentra totalmente ausente, es meditación.

La meditación implica atención, cuidado, atenta observación de todo pensamiento, acción o cosa, sin calificar, aceptar o rechazar, ya que todo ello es obra del pensamiento, del tiempo y del pasado.

… Entonces descubren que lo externo es lo interno, descubren que el observador es lo observado [sino hay pensamiento no hay yo].

La meditación implica vaciar de su contenido a la conciencia. Sólo entonces pueden la mente y el cerebro estar absolutamente quietos.

Meditación: es el silencio absoluto de la mente. Sólo en ese silencio total se encuentra la Verdad.

Ningún libro en el mundo es sagrado, simplemente porque es el resultado del pensamiento humano.

Para descubrir cuál es la acción correcta, tenemos que comprender el contenido de nuestra conciencia [mente].

Si no me comprendo a mí mismo, o sea, si no comprendo mi conciencia -por qué pienso de este modo, por qué me comporto así, mis temores, mis heridas psicológicas, mis ansiedades, mis diversas actitudes y convicciones-, entonces, cualquier cosa que haga traerá más confusión.

Quien les habla actúa a manera de un espejo en el cual se ven exactamente sin distorsión alguna; después pueden tirar el espejo o romperlo.

El pensar parte de la experiencia que se convierte en conocimiento, el cual se acumula como memoria en las células del cerebro; después, desde la memoria surgen el pensamiento y la acción… Tengan la bondad de ver esto por ustedes mismos, no repitan lo que digo. Esta secuencia es un hecho real: experiencia, conocimiento, memoria, pensamiento, acción. Entonces, de esa acción aprendemos más; existe, pues, un ciclo, y ésa es nuestra cadena.

Cuando digo: “Estoy lastimado” -no físicamente, sino internamente, psicológicamente, en la psiquis- ¿qué es eso que se siente lastimado? ¿No es acaso la imagen, la representación que uno tiene de sí mismo [yo]? El pensamiento ha creado esa imagen, y esa imagen es la que queda lastimada.

Cada cual tiene una imagen de sí mismo; él tiene una imagen de sí mismo, y ella tiene la suya propia y muchas otras imágenes -su ambición, su deseo de ser una cosa u otra. Y también él tiene sus ambiciones, su afán de competir. Ambos corren paralelos, como dos vías férreas que nunca se encuentran, excepto quizás en la cama, pero jamás se encuentran en ningún otro nivel. ¡Qué tragedia se ha vuelto eso! Es entonces muy importante que echemos una mirada a nuestras relaciones; no sólo a las relaciones íntimas, sino también a la relación que establecemos con el resto del mundo. El mundo exterior está todo correlacionado, uno no se halla separado del resto del mundo. Uno es el resto del mundo.

El contenido de nuestra conciencia es la herida psicológica que no hemos resuelto [condicionamiento], que no ha sido completamente eliminada. Esa herida ha dejado cicatrices, y de esas cicatrices se originan diversas formas de temores que finalmente conducen al aislamiento.

El arte de la observación tiene que aprenderse.

Nuestros cerebros se hallan ocupados, jamás están quietos.

¿Han visto por sí mismos la importancia de no ser lastimados jamás? Eso implica no tener jamás imagen alguna de uno mismo [yo].

… Cuando existe una mente así, desocupada, desde esa libertad viene la suprema inteligencia -jamás lo hace desde el pensamiento.

Aprenda a través de la observación de su propia mente, de su propio corazón; aprenda de sus propias acciones.

Cada ser humano, en todas partes del mundo, contiene la historia de la humanidad. En cada uno de nosotros está la humanidad con sus ansiedades, sus temores, su soledad, su desesperación, su angustia y su dolor, toda esta compleja historia está en nosotros.

Ustedes podrían preguntarse por qué todas las tradiciones religiosas y los rituales nunca se han referido a la belleza… La belleza es uno de los deleites de la verdad.

La belleza está donde ‘uno’ no está. La esencia de la belleza es la ausencia del yo. La esencia de la meditación consiste en investigar la abnegación del yo.

Fragmento del  prólogo de Aldous Huxley  al  libro  La Libertad Primera y Última de Jiddu Krishnamurti:

  • Los textos de religión y de política, no se piensa que las palabras representan defectuosamente hechos y cosas, sino que, por el contrario, los hechos y las cosas sirven para comprobar la validez de las palabras (…).

  • En este volumen, que contiene selecciones de escritos y alocuciones de Krishnamurti, el lector hallará una clara exposición contemporánea del problema humano fundamental y una incitación a resolverlo en la única forma en que puede resolverse, resolviéndolo cada individuo por sí y para sí mismo. Las soluciones colectivas, en que muchos ponen desesperadamente su fe, son siempre soluciones inadecuadas. “Para comprender la confusión y la desdicha que hay dentro de nosotros, y por lo tanto en el mundo, hemos de comenzar por hallar claridad dentro de nosotros mismos, y esa claridad surge del recto pensar. La claridad interior no puede organizarse, porque no puede recibirse ni darse a otra persona. El pensamiento que se organiza colectivamente es una mera repetición. La claridad no es resultado de la afirmación verbal sino de la comprensión de uno mismo y del recto pensar. A la rectitud del pensamiento no se llega por el mero cultivo del intelecto, ni por la imitación de modelos, aunque estos sean dignos y nobles. La rectitud del pensamiento nace del conocimiento propio. Sin comprenderse uno a sí mismo no hay base para el pensamiento; sin el conocimiento propio, lo que “uno piensa no es verdadero”. Este tema básico lo desarrolla Krishnamurti una y otra vez.

  • Cuando la verdad se repite, deja de ser la verdad; por eso los libros sagrados no tienen importancia.

  • Todas las creencias organizadas se basan en la separación aunque prediquen la fraternidad.

 

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