7 de Marzo de 2016

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El consejo rara vez es bien recibido, porque el que más lo necesita es el que menos lo desea.  Ben Johnson.

El arrepentimiento es el remordimiento aceptado. Lucio Anneo Séneca.

Donde no puedas amar, pasa de largo. F. Nietzsche.

Dondequiera que se encuentre un hombre se puede hacer un beneficio. Lucio Anneo Séneca.

Dos cosas definen a un hombre: su mirada y su corazón. P. Willot.

Dos excesos: excluir la razón, no admitir más que la razón. Blas Pascal.

Después de saber cuándo debemos aprovechar una oportunidad, lo más importante es saber cuándo debemos renunciar a una ventaja. Disraeli.

Dad al hombre salud y metas a alcanzar y no se detendrá a pensar sobre si es o no feliz. B. Shaw.

De no querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico. José Ortega y Gasset.

Debes perder una mosca para pescar una trucha. G. Herbert.

Con un poco de agilidad mental y algunas lecturas de segunda mano, cualquier hombre encuentra las pruebas de aquello en lo que necesita creer. Bertrand Russell.

Confundir el amor con lo que amamos, es quedarse sin el único poder: el amor. Luciano Brunello.

Confusión es la palabra que hemos inventado para referirnos a un orden que todavía no hemos entendido. Henry Miller.

Cuando el amor ha sido una comedia, forzosamente el matrimonio tiene que derivar en drama. Alfonso de Lamartine.

Cuando odias el único que sufre eres tú, ya que la mitad de las personas que odias no saben que las odias y a la otra mitad no les importa. Medgar Evers.

Cuando se ve una cosa bella, se quiere poseerla. Es una inclinación natural que las leyes han previsto. Anatole France.

Cuanto más vive uno menos futuro tiene por el cual preocuparse.  Ashleigh Brilliant.

Cuando un hombre planta árboles bajo los cuales sabe muy bien que nunca se sentará, ha empezado a descubrir el significado de la vida. Elton Trueblood.

Libre es aquel que no está esclavizado por ninguna torpeza. Cicerón.

Los golpes de la adversidad, y aun los de la violencia, son amargos, pero nunca son estériles. Renan.

Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado. Lucano.

A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd. A. de la Martine.

Aunque este universo poseo, nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido. Robert Fisher.

Bebo para hacer más interesantes a los demás. George Jean Nathan.

Aquel cuya sonrisa le embellece es bueno; aquel cuya sonrisa le desfigura es malo. Proverbio húngaro.

Las cualidades sublimes infunden respeto; las bellas, amor. Kant.

Las creencias religiosas tienen como origen la ley del menor esfuerzo. Vicente Huidobro.

Las coronas de laurel son arrebatadas por un soplo de brisa; contra las coronas de espinas, nada puede la tempestad. Hebbel.

Hay dos maneras de difundir la luz: ser la lámpara que la emite, o el espejo que la refleja. Lin Yutang.

Hasta los quince años, una persona tiene la cara que le dieron; a partir de allí, la que eligió. Proverbio chino.

Hablar es el arte de sofocar e interrumpir el pensamiento. Tomas Carlyle.

El odio es más inteligente que el amor, pues es capaz de ver el lado bueno de la persona odiada. En cambio el amor es incapaz de ver el lado malo de la persona amada. Giovanni Papini.

 

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