ConsumismoHay personas que sienten la necesidad de ir de comprar continuamente.  Esta actividad se convierte en el centro de la existencia, y pasa a ocupar prácticamente todo el tiempo libre del día, dejando de tener interés cualquier otra ocupación. Sin embargo, es necesario aclarar que este tipo de personas raramente adquiere nada.  Su único interés es mirar escaparates y pasear por las tiendas.  De hecho, muchas veces tratan de influir en otras personas para que sean ellas las que compren cosas.

La adición al consumo ha sido comparada por muchos psicólogos con la ludopatía: no engancha físicamente, pero puede convertirse en el centro de la vida, como la única forma de ser feliz, y en esos casos provoca importantes problemas personales, familiares…y económicos.

El consumismo es la enfermedad número uno de nuestra sociedad.  Alrededor de una tercera parte de la población tiene problemas para controlar el gasto -que pueden convertirse en algo más serio si no se vigilan-, aunque sólo en un 5 % de los casos se trata de verdaderas patologías, que afectan seriamente a la vida de la persona.

Suele ser una persona que debería vivir bien con su sueldo y, sin embargo, no logra llegar a fin de mes.  Además, cuando intenta dejar de consumir, se da cuenta de que no puede hacerlo por sí solo.

Tres factores fundamentales que contribuyen al nacimiento y desarrollo de esta patología:

  • Insatisfacciones personales: frustraciones y problemas psicológicos, que se proyectan en la necesidad continua de consumir, como una búsqueda de algo que llene el vacío.  Algunos psicólogos encuentran en esta reacción un intento de recuperar la ilusión que de niños ofrecían los regalos que se recibían en fechas señaladas, como los Reyes Magos, los cumpleaños…
  • Influencia de la publicidad.
  • Proyección de éxito social: la idea, cada vez más extendida, de que en nuestra sociedad, donde ya apenas existen signos que determinen el prestigio social, lo único que diferencia a las personas es lo que poseen.  Los productos adquiridos se convierten así en la única forma de destacar.  Las principales víctimas de la adicción al consumo suelen pertenecer a la clase media, según Garcés Prieto: ‘las personas de clase alta no encuentran en el consumo una forma de refuerzo social: gastan dinero sencillamente porque lo tienen.  Y las de clase baja, que cuentan con un presupuesto escaso, deben vivir ajustándose estrictamente a él’

Si en un gran almacén ves un artículo que no tenías previsto comprar y parece interesarte, trata de no ceder a la primera tentación y déjalo para la próxima vez.  Sólo así sabrás si realmente merece la pena comprarlo. Muchas veces compramos cosas que no nos sirven para nada, sólo porque están en oferta.  Piensa que una oportunidad sólo es real si se trata de un artículo que realmente necesitas y cuyo precio es inferior al que suele tener habitualmente.