Conocer

Todo lo que ves frente a ti y lo que no ves –porque aún no está allí fuera-, es un ‘espejo’ de lo que eres en tu interior. Por eso, decimos que somos los creadores de nuestra vida, porque en base a lo que pensamos, hacemos  y entimos, así nos proyectamos en el escenario de nuestra vida. Entender, asumir y aceptar estas afirmaciones supone para nuestra mente un cambio de enfoque tan definitivo como ponernos cabeza abajo, pero sólo volteando tu mente entrarás en la visión mágica y curativa de tu vida.  Sólo desde esta perspectiva nos hacemos responsables plenamente de lo que tenemos, de lo que aún no hemos conseguido y de lo que somos tanto en nuestro lado de luz y como en el de oscuridad.

La luz es lo que consideramos ’bueno’ en nosotros, lo que se ve. Lo que dejamos ver de nosotros y de lo que somos conscientes.  En la luz está nuestra personalidad más adaptada a la sociedad, lo que está mejor visto y mejor reconocido.  Desde la luz satisfacemos muchos deseos ajenos a nuestra personalidad, para quedar bien, no dar disgustos y ser buenos para ser queridos.  En la sombra vive aquello que reprimimos, todos los valores que no podemos reconocernos.  En la sombra duerme aquello que es inconsciente a nosotros, el mundo de los sueños, lo prohibido, los tabúes, lo oculto.  La sombra se convierte en nuestro lado malo porque lo rechazamos, lo ocultamos, lo ignoramos, lo reprimimos y no nos permitimos reconocer.

Crecemos evitando enseñar lo que socialmente no está bien visto… no nos aceptamos en nuestra totalidad. Sólo aceptamos una parte y la otra sencillamente la escondemos o ni siquiera sabemos que está ahí.  Lo que apartamos de la luz, porque no está bien visto o consideramos malo, permanece oculto, pero existe, está en nosotros y es una energía que necesita manifestarse.  Si quieres completar tu conocimiento sobre ti debes ahondar en esa sombra, y, para ello, los que te rodean pueden ayudarte.

Mírate en los demás y en las situaciones vividas como si fueran un espejo… el espejo viene a mostrarte una parte de ti que desconocías, la que está en la sombra.  Siempre te enseña cosas sobre ti, aunque no te gusten. Relaciones: ¿quién no ha tenido nunca enfrentamiento con su madre o con su padre?… aquello que no soportábamos de ella o de él, de lo que siempre nos quejábamos y rechazábamos profundamente, también conforma lo que somos.

CLAVES PARA LLEGAR A TI:

  • Abandona el juicio a los demás y aprovecha la situación para saber lo que no anda bien en tu vida.
  • Pon tu vida del revés y sé capaz de ver una misma situación bajo una nueva luz.  Necesitarás un cambio de perspectiva.
  • Sé franco contigo mismo para superar la resistencia a esta valiosa forma de conocimiento.
  • Desarrolla la ecuanimidad para abandonar la sensación de injusticia sobre tu vida y deja de compararla con la vida de los demás. Las circunstancias siempre serán diferentes.
  • Practica la tolerancia contigo mismo y con los demás como proyección exterior de tu proceso de autoestima y autoaceptación.

Introspección y realidad externa: el conocimiento de uno mismo puede comenzar por la búsqueda interna, la introspección. Pero al analizarnos nos enfrentamos a la autojustificación de nuestros actos. Esta parcialidad dificulta la interpretación de lo que hay en nuestro interior. De ahí que convenga recurrir también a las opiniones externas, ya sea de un profesional o de alguien cercano. Lo que piensen otras personas puede ser más objetivo y constituye una buena fuente de información.  Estas dos maneras de analizarnos –la introspección y el contraste con la realidad externa- son complementarias. Si sólo recurrimos a una de ellas para conocernos tendremos datos sesgados sobre nosotros mismos.

PARA CONOCERTE MEJOR:

  • Duda de ti mismo ante los demás. Así te harás accesible y te dirán lo que piensan de ti.  Evita consultar a personas que puedan ver debilidad en tu interés.
  • Desarrolla tu sentido autocrítico, es decir la capacidad de valorar tus pensamientos, sentimientos y actos.
  • No respondas de forma agresiva a las críticas, por negativas que sean. Te permitirán aprender mucho sobre los demás y sobre ti.
  • Identifica tus puntos fuertes y débiles.  Tanto en lo que se refiere a tus hábitos como a las relaciones con los demás.
  • No te fíes de las personas que sólo te dicen lo que quieres oír. Sólo intentan quedar bien.

UN BUEN CONCEPTO DE TI: tener un buen concepto de ti mismo te ayudará a andar con paso firme por la vida.  Puedes potenciarlo con unos simples ejercicios:

  • Reconoce ante los demás cómo eres, con tus virtudes y tus defectos.
  • Piensa positivamente: si crees de antemano que no vas a poder realizar una labor, nunca lo sabrás con certeza.
  • Olvida las experiencias negativas del pasado.  Si una vez te salió algo mal, no tiene por qué ocurrir siempre.
  • Acepta tus fracasos: meter la pata o fallar no está mal si te sirve para aprender.
  • Agárrate a las oportunidades que te da la vida.  Aprovecha la ocasión.
  • Imagínate como serás con éxito y feliz. Es el primer paso para conseguirlo.

RESUMEN:

  • El conocimiento propio es un proceso, no es un fin en sí mismo; y para conocernos debemos estar atentos a nosotros mismos en la acción y darnos cuenta también de nuestros pensamientos y sentimientos.
  • Para que uno pueda transformarse es esencial que se conozca. Uno debe conocerse tal como es, no cómo quisiera ser, lo cual tan sólo es un ideal y, por lo tanto, algo ficticio, irreal; sólo lo que es puede ser transformado, no lo que uno desearía ser.
  • Conocernos tal como somos requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, una atención constante, porque lo que es experimenta modificaciones, cambios constantes; y para poder seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma, a ninguna creencia, a ningún modo de acción. Si uno quiere ir en pos de algo no es bueno estar atado. Si soy codicioso, envidioso, violento, de poco vale que tenga meramente un ideal de no violencia, de no codicia…
  • La comprensión de lo que somos, el comprender sin distorsión alguna lo que en realidad somos, es el principio de la virtud. La virtud es esencial, porque ella nos brinda libertad.
  • El conocimiento propio es el descubrimiento, de instante en instante, de las modalidades del “yo”, de sus intenciones, actividades, pensamientos y apetitos.
  • Es importante comprender qué es este conocerse a sí mismo: simplemente es estar atento, sin opción ni preferencia alguna, al “yo”, el cual tiene su origen en un haz de recuerdos; sólo estar conscientes de él sin interpretarlo, tan sólo observar el movimiento de la mente. Sin ningún fin, idea o creencia.
  • El conocimiento propio surge cuando estamos atentos a nosotros mismos en la relación, la cual revela lo que somos de instante en instante. La relación es un espejo en el cual podemos vernos tal y como somos realmente.