Cambio

Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el psicoterapeuta es la reconciliación de dos polos conflictivos: observación de las conductas desadaptadas y el cambio preciso para superarlas. Por un lado, el terapeuta debe ser capaz de empatizar con su paciente para ver el mundo a través de sus ojos y comprender y valorar su perspectiva. El terapeuta debe entender el sentido por el que el modo de vida elegido por el paciente es vivido como necesario y de igual manera debe comprender su validez. Al mismo tiempo, el terapeuta necesita tener clara la idea de que él es un agente de cambio y que si el cliente ha acudido donde él es porque algo va mal.  No debe llegar a ser tan exigente respecto a la forma de ver las cosas que tiene el paciente que no pueda ayudarle a cambiar. El navegar contracorriente (la confrontación que aporta luz) es una tarea muy difícil.

Algunos terapeutas intentan conducir todo el curso de la terapia conformándose estrictamente con la postura de empatía. Presuponen que si se atiende completa e incondicionalmente al punto de vista y la experiencia del cliente, cualquier cambio necesario se producirá casi de forma automática.

Las personas necesitan sentirse comprendidas y apreciadas por lo que son realmente, antes de que estén dispuestas a renunciar a los patrones de pensamiento y de relación que, a pesar de ser problemáticos, han sido la base de toda la seguridad que han sido capaces de alcanzar en este mundo. No obstante, a pesar de lo importante que es esta inmersión empática, no es suficiente. La idea de que una vez que se logra la verdadera comprensión, todo lo demás se resolverá por sí mismo, simplifica y dificulta el proceso terapéutico.

Los temores que subyacen a la patología son tan potentes, y los autoengaños y racionalizaciones que tan fácilmente les alimentan desvirtúan tanto la realidad que si el terapeuta no actuara en ciertos aspectos como un agente que ofrece un punto de vista alternativo, si no desafiara -habitualmente de un modo amable pero necesariamente persistente- las presunciones familiares, aunque no siempre confortables del cliente, el cambio sería en el mejor de los casos lento y precario.

FRASES:

  • ‘Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo’. León Tolstoi.
  • ‘Cámbiate a ti mismo, cambia tu fortuna’.  Proverbio Portugués.
  • ‘Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos’. Anne y Daniel Meurois-Givaudan.
  • ‘Las cosas no cambian; cambiamos nosotros’. Henry David Thoureau.
  • ‘Como seres humanos, nuestra grandeza radica no tanto en nuestra capacidad para rehacer el mundo, sino en rehacernos a nosotros mismos’. Mahatma Gandhi.
  • ‘Discúlpeme, no le había reconocido. ¡He cambiado tanto!’ Oscar Wilde.
  • ‘Quería cambiar el mundo, pero me he dado cuenta de que lo único que podemos cambiar es a uno mismo’. Aldous Huxley.
  • ‘¿Qué ganamos con navegar hasta la luna si no somos capaces de cruzar el abismo que nos separa de nosotros mismos?’.  Thomas Merton.
  • ‘Nosotros mismos tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo’. Audrey Lorne.
  • ‘Cuando estamos frente a personas dignas, debemos intentar imitarlas. Cuando estamos frente a personas indignas, debemos mirarnos a nosotros mismos y corregir nuestros errores’.  Confucio.
  • ‘Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa’. Proverbio chino.
  • ‘Soy el que, sin cesar, me hago’. T. Corbière.
  • ‘El hombre que decide cambiarse a sí mismo asume el papel del Creador’. Salman Rushdie.
  • ‘En su investigación, Mucke ha descubierto que cuando los ratones son expuestos a entornos novedosos, con objetos y olores nuevos, algo que ocurre de forma habitual en la vida en libertad de los roedores, las neuronas experimentan una alta tasa de daños en el material genético, es decir, del ADN. Su estructura en doble hélice se rompe y se recompone de nuevo en 24 horas. Esta reorganización finamente controlada del material genético podría estar asociada con el procesamiento de la información nueva procedente del entorno novedoso’. Pilar Quijada.

MARIANA CAPLAN:

  • P: ‘cuando todo está aparentemente bien en nuestra vida, ¿es más difícil seguir creciendo?’.
  • R: ‘a menudo sí, porque el sufrimiento motiva nuestra práctica. Sin embargo, debemos recordar que la vida es corta, y fugaz, y que las cosas probablemente pueden ser más difíciles después, y ahora es cuando necesitamos prepararnos para eso. Además, cuando nos volvemos más conscientes de que el camino espiritual es literalmente interminable, entonces queremos seguir creciendo, porque es lo único que tiene sentido hacer’.

‘Cuando era joven y libre, y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo.
Cuando me volví más viejo y sabio descubrí que el mundo no cambiaría, así que acorté mis anhelos un poco y decidí cambiar sólo mi país. Pero este también parecía inmutable.
Cuando entré en el ocaso de mi vida, en un último intento desesperado, me propuse cambiar sólo a mi familia, a mis allegados, pero, por desgracia, no me quedaba ninguno.
Y ahora, mientras me encuentro en mi lecho de muerte, repentinamente me doy cuenta: si me hubiera cambiado primero a mí mismo, con el ejemplo habría cambiado a mi familia.
Y a partir de esa inspiración y estímulo podría haber hecho un bien a mi país y, quién sabe, tal vez incluso … habría cambiado el mundo.  Estas palabras al parecer se encuentran se escritas en la tumba de un obispo anglicano, en la cripta de la Abadía de Westminster.