Preocupación

La etimología latina de esta palabra no puede ser más explícita: pre-ocupare, ‘ocuparse antes’.  Es un acto de inmadurez que se asemeja a comer de un fruto que aún no está maduro.  Esto, nos explican los cabalistas, es lo que le ocurrió a Eva: seducida por un extraño bicho que los judíos españoles medievales denominaban ‘culebro’, le hincó el diente a la famosa manzana antes de tiempo.

Muchas veces el problema está en las palabras que empiezan por ‘pre’: prejuzgar, presuponer, pretender, predicar, premeditar, precipitarse, etc. ¡Cuántos problemas, cuántas preocupaciones no son sino el resultado de nuestros pre-juicios y nuestras pre-suposiciones!  Y, ¿qué decir de las pre-tensiones, sino que auguran tensiones?  Predicar y predecir, pre-dicere, ¿no es decir antes de tiempo? ¡Cuántas veces actuamos con pre-meditación cuando en realidad hubiera sido mejor que no actuáramos y nos dedicáramos a meditar!

‘Precipitarse quiere decir ‘caer de cabeza’.  Pero si ahondamos en esta etimología apasionante adivinamos que prae capio es, literalmente ‘poner primero la cabeza’, cuando casi siempre para ser felices lo que hemos de colocar en primer lugar es el corazón.

Las preocupaciones hay que verlas como producto de las propias actitudes.  En gran media, el destino nos lo elaboramos nosotros mismos. Siempre es posible ser un poco más felices. Siempre es posible salir del bache.  Hay que reconocer, eso sí, que la vida no es de color de rosa. Pero no resulta muy inteligente procurarnos más sufrimiento del que ésta nos proporciona de forma espontánea.  Aun cuando nos encontremos completamente a oscuras, en medio de un túnel, tenemos que comenzar a andar en alguna dirección: por suerte, todo túnel tiene dos salidas. Lo más improductivo es sentarse en la oscuridad, lamentarse y autocompadecerse. Y eso, por desgracia, es lo que hace mucha gente.

La preocupación es una forma abstracta e inútil de temor. Surge cuando al miedo se le añade la imaginación, la anticipación y la emoción. Constituye una forma de alienación porque, al ocuparnos de algo que aún está por llegar, nos impide vivir el presente y planear con calma el futuro.

La pre-ocupación anticipa emociones dolorosas y en muchos casos destructivas. No tiene nada que ver con reflexionar, planificar o concretar objetivos.  Genera sólo ansiedad, que se manifiesta con subidas de tensión, confusión, tartamudeo, pérdida de confianza y bloqueo.

Las consecuencias a largo plazo son un cansancio físico y un agotamiento mental que, lejos de permitirnos ver la situación con claridad, obstruye nuestra visión y bloquea el pensamiento lógico. Y lo peor de todo es que la preocupación, como toda actividad mental y emocional, acaba creando hábito.

Estar libre de la ansiedad y, en última instancia, del hábito de la preocupación, significa, que hemos llegado a interiorizar una forma amorosa de ver la vida. Esto es aceptar la vida y el mundo tal y como son, de una manera imparcial; y comprometernos para vivir al máximo, en vez de quejarnos por todo. Para ello se aconseja cultivar el hábito de la felicidad en lugar del hábito de la ansiedad. ¿Cómo? Desembarazándonos de viejas ideas que no funcionan, que rompen nuestra armonía interior y, por encima de todo, renunciando a todo tipo de pensamientos hostiles.  ‘Implica estar en paz con uno mismo, hacer voto de no ir contra la vida y vivir de acorde con las fuerzas naturales de nuestro universo para disfrutar de cada momento como si fuera un milagro’.

Ese afán de tener la mente en ebullición preocupándonos por todo, nos impide disfrutar de lo que somos y tenemos en ese preciso instante. Con el paso del tiempo, descubrimos que lo que tanto nos angustiaba del futuro no era para tanto, aunque en nuestra imaginación nos iba la vida. Debemos ser conscientes de que el presente es un momento irrepetible, el único en el que podemos actuar y, por lo tanto, podemos cambiar, ya que pasado y futuro en realidad no existen.

Decía Buda: ‘el secreto de la salud, tanto para la mente como para el cuerpo, no consiste en lamentarse por el pasado, ni en preocuparse por el futuro, ni en adelantarse a los problemas, sino en vivir el momento presente con sabiduría y honestidad’.

Las preocupaciones, se ubican en el futuro, haciéndote creer que estás muy ocupado con ellas, y te abstraen del presente. Son una excusa para no hacer lo que realmente deberías hacer.  La persona reactiva se muestra muy ocupada y preocupada, pero no puede resolver los problemas. La persona proactiva se centra en el presente y actúa con iniciativa.

Si erraste en una decisión, ubícate en el aquí y ahora y pregúntate qué puedes hacer para resolverla. Si no puedes hacer nada, acéptala como parte del aprendizaje de la vida.

Perdónate por tus errores… y también aprende a perdonar a los demás. Así no llevarás una carga pesada sobre tus hombros y podrás disfrutar mejor del presente.

Mira cada momento como una oportunidad. No dejes que una mala experiencia del pasado te defina, ni apliques esos antecedentes a una situación actual, en lugar de vivirla como una oportunidad nueva para cambiar… permítete vivir lo nuevo, libre de preocupaciones anteriores.

Concéntrate en el momento presente: si te preocupas por un futuro incierto, si tienes tu energía puesta en un momento distinto al actual, la desperdicias. El futuro es imprevisible, pero cada uno lo vamos creando en el presente.

¿OCUPARSE O PREOCUPARSE? ¿Cuál es la diferencia entre ocuparse y preocuparse? ¿Cómo repercuten ambas acciones en nuestra vida?:

OCUPACIÓN:

La ocupación tiene relación con el abordaje y la resolución de algún problema o la materialización de algún proyecto.

Dentro de la ocupación se mezclan los sueños, deseos, e intenciones que se convierten en el motor impulsor que dirige al éxito.

Quien se ocupa, fluye, porque la mente esta puesta en la meta, en el éxito, en solucionar, no hay bloqueos porque no hay miedos, estrés, ansiedad o depresiones que detengan el proyecto porque la ocupación es también la certeza de que se está procediendo de manera correcta.

Al ocuparnos construimos, ya sea una solución o un proyecto, pero construimos.

PREOCUPACIÓN:

La preocupación no aborda la solución del problema sino el miedo al fracaso, el miedo a que las cosas no salgan bien.

Cuando nos preocupamos bloqueamos, estancamos y no permitimos que las cosas fluyan correctamente porque estamos trabajando en base al miedo, al estrés, a la inseguridad y nuestra mente esta fija en todas las imágenes que implican atrasos, complicaciones, fracaso, etc.

La preocupación no sabe de solucionar un problema, más bien crea el problema, porque la mayoría de las preocupaciones no se basan en la realidad, se basan en suposiciones que no sabemos si ocurrirán.La preocupación nos absorbe tiempo y energía que le restamos a la construcción real de proyectos o soluciones. Al preocuparnos destruimos, porque si sus bases parten de lo negativo, tendrá un final negativo.

Nos preocupamos… de más. Un 92 % gratuito:

  • El 40 por ciento de las preocupaciones se refieren a cosas que nunca ocurrirán, imaginadas por la ansiedad.
  • El 30 por ciento lo producen decisiones tomadas que ya no se pueden modificar.
  • Un 12 por ciento tiene que ver con críticas y comentarios ajenos.
  • Un 10 por ciento son inquietudes sobre la salud y el estado de ánimo, que se agravan con la preocupación.
  • El 8 restante sí tiene que ver con problemas reales a afrontar.

REGLAS PARA DISMINUIR LAS PREOCUPACIONES:

  • Concentrar toda la atención en la tarea presente y ocuparse exclusivamente de ella, sin preocupaciones por el futuro.
  • Hacer las tareas una tras otra.  Sin retrasarse ni anticiparse. Proceder sin prisas y sin pausas.
  • Cuando abordemos una tarea cualquiera imaginamos lo peor que nos puede ocurrir. Entrégate a la tarea señalada con el ánimo sereno y firme propósito de enmendar lo peor o aminorar el mal previamente admitido y aceptado
  • No te dejes abrumar por cualquier situación difícil. Siempre después de la tempestad viene la calma
  • Cuanto más tenaz sea la perturbación, tanto más absorbente tiene que ser para la atención la tarea que se escoja para ocuparse en ella y olvidar el pasado

FRASES PARA DETENER LAS PREOCUPACIONES:

  • Akuna matata: en swahili significa ‘no hay problema’.
  • Don´t worry, be happy.
  • Si tus pensamientos te distraen de lo que estás haciendo en ese momento, practica un sencillo ejercicio de ubicación. Mira lo que te rodea y observa los detalles del lugar donde estás. Respira y concéntrate en ese sitio y en esa situación. Cuando te sientas abrumado y desesperado, respira profundamente y siente el momento. Una manera fácil de entender el ahora es mirar a niños pequeños. Están presentes, sin prisas. No desperdician el tiempo pensando en el pasado ni retrasan el ahora para obtener otro mejor.