NegativoLa ciencia dice que diariamente creamos entre 30.000 y 50.000 pensamientos y aunque no son negativos todos, aún así nos vacían de nuestra fuerza interior y nos hacen sentir cansados. Nuestra habilidad de concentración también se debilita mediante los pensamientos inútiles; y por eso si tenemos muchos de tales pensamientos utilizaremos mucha más energía y tiempo para llevar a cabo una tarea de forma correcta.

Se instalan más fácilmente en nuestra mente los pensamientos negativos (sentimientos de culpa, autoexigencias) que los sanos y creativos. Tenemos tendencia a instalar hábitos mentales autodestructivos en gran parte porque lo aprendimos de nuestros padres y nuestra cultura. Por consiguiente, suelen ser más fuertes y difíciles de desarraigar que las creencias más positivas y más sanas. Nos identificamos con los recuerdos que nos traumatizan y los convertimos en parte de nuestra identidad.

Con tecnologías como la resonancia magnética funcional o la tomografía por emisión de positrones se han obtenido instantáneas que han ayudado a comprender, por ejemplo, por qué cuando se está deprimido se razona peor. Las imágenes obtenidas muestran que en una persona deprimida aumenta la actividad del sistema límbico y disminuye la actividad de la corteza y que este efecto dificulta el complicado proceso de razonamiento.

Los pensamientos negativos, pertenecen a la categoría de pensamientos automáticos, esos que surgen de forma espontánea en el cerebro y vuelven una y otra vez.  Hay personas cuya vida está totalmente gobernada por dichos pensamientos. Y eso es muy grave. Los hay de tipo depresivo (‘nadie me quiere’), culpabilizante (‘tendría que portarme mejor’), paranoide (‘todo el mundo va a fastidiarme’) o angustioso (‘algo malo me va a pasar’).

Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto dando vueltas en la mente a un pensamiento negativo deja el sistema inmune en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal. Tiene capacidades de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

Son pensamientos distorsionados los filtrantes (se toman los detalles negativos y se magnifican), los polarizados (por maniqueos –blanco o negro-, impiden ver los matices), las generalizaciones (se extrae una conclusión general de un simple incidente), las visiones catastróficas (se espera el desastre) la personalización (todo lo que la gente hace o dice es en relación a nosotros), las interpretaciones y sobreentendidos (creemos saber qué sienten y quieren los demás y por qué se comportan de la forma en que lo hacen), la culpabilidad (los demás son los responsables de nuestro sufrimiento, o al revés, nos culpamos de los problemas ajenos), los ‘deberías’ (manejamos normas rígidas sobre cómo deberían actuar los demás e incluso nosotros mismos), el razonamiento emocional (lo que sentimos tiene que ser verdadero automáticamente), el tener siempre razón (nuestro objetivo principal es tener la razón frente a los demás), la falacia de la recompensa (esperamos ‘cobrar’ algún día nuestro sacrificio y abnegación.  El resentimiento puede ser dañino cuando se comprueba que la recompensa no llega).

COMPORTAMIENTOS DAÑINOS: los pensamientos destructivos dan lugar a veces a acciones destructivas.  Evita que sean las que siguen:

  • Ataque: intentar herir a alguien física o psicológicamente. Puede ser un modo de protegerte, pero la mayoría de las veces es mejor ser asertivo y hacer valer tus derechos o exponer tus puntos de vista sin atacar.
  • Emociones descontroladas: dejarlas salir sin tener en cuenta las consecuencias.  Los buenos pensadores controlan sus emociones, sin dejarse llevar por ellas ni reprimirlas.
  • Emociones supercontroladas: interfieren con tu espontaneidad e impiden establecer relaciones satisfactorias.
  • Dependencia: buscar la ayuda y el consejo de otros en exceso o en situaciones en las que deberías apañártelas solo.
  • Independencia excesiva: insistir en hacer las cosas por ti mismo cuando sería mejor con ayuda. A las personas que te quieren les gusta que cuentes con ellas.
  • Retirada: a veces está bien abandonar la lucha si no está dando ningún fruto, pero otras podrías solucionar el problema si te implicaras y tomaras parte activa.

EVITA LAS FÓRMULAS DEL PESIMISTA:

  • Exageración: es hacer una montaña de un grano de arena. Pregúntate si lo que sucede (o las consecuencias que anticipas) son tan graves como supones.
  • Generalización: suponer que lo que sucede en una o varias situaciones va a suceder siempre.
  • Pensamiento categórico: todo o nada, blanco o negro, bueno o malo.  Por ejemplo: o saco sobresaliente o fracaso.
  • Etiquetado: aplicar etiquetas a la gente o a los acontecimientos y luego actuar como si fueran exactas. Un aburrido siempre lo será para ti, aunque tenga un punto divertido que desconoces.
  • Ver los retos como amenazas: si sientes miedo o ansiedad, tal vez te pierdas muchas oportunidades.
  • Personalización: tomarse las cosas como algo personal, suponer, sin justificación, que eres el centro de atención de todos: ‘se ha ido para no escuchar lo que digo’ o ‘lo hace para fastidiarme’.
  • La tiranía del ‘debería’: cuando te sientes mal porque las cosas no son como piensas que deberían ser.  puedes aceptar la realidad, cambiando lo que puedas, o martirizarte y deprimirte.
  • Pensamiento negativo: interpretar los acontecimientos prestando atención sólo al lado malo.  Recuerda que siempre puedes encontrar algo positivo: búscalo.
  • Optimismo ingenuo: pensamiento positivo exagerado y no realista que implica pensar que todo saldrá bien siempre y que nada malo puede suceder.
  • Validar cualquier sentimiento: ‘si le amo tanto, tiene que ser una buena persona’.  Recuerda que los sentimientos no reflejan la realidad, sino la interpretación que hacemos de ella, que puede ser correcta o incorrecta.
  • Suponer intencionalidad: significa suponer que cuando la gente hace algo que hiere tus sentimientos tenía la intención de hacerlo. puede ser que ella estuvieses enfadado y que, por eso, interpretes una broma como un insulto.
  • El chivo expiatorio: buscar algo o a alguien a quien culpar por tu malestar.
  • Conclusiones precipitadas: basadas en evidencias insuficientes. Cuanto más exaltado estés, más dejarás de lado tu mente racional y constructiva.

ALGUNAS TÉCNICAS:

  • No anticipes consecuencias: evita imaginar mil resultados catastróficos.  Cuando surja uno, recuerda que luego casi nunca se producen: no corresponden con la realidad.
  • Busca lo positivo: desecha los detalles negativos que acompañan una situación.  Busca lo bueno, las ventajas que puede acarrear, no veas los ‘contras’ y multiplica los ‘pros’.
  • Piensa en lo negativo y exagéralo al máximo: ¿qué es lo peor que podría ocurrir? Imagínate en esa situación y busca una salida alternativa.  Reconoce que, de cualquier forma, el mundo continuará dando vueltas.
  • Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina, y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
  • Debemos aprender a interrumpir las escaladas de pensamiento automático y recurrente. Cuando nos demos cuenta de que estamos con el túrmix mental funcionando, hay que interrumpir la secuencia haciendo algo completamente diferente. O bien algo tan sencillo como pegar una palmada y decir ¡basta! El caso es romper con ese flujo continuado de pensamientos.

‘Los pensamientos negativos son como pesos que te oprimen. Eleva tus pensamientos y te elevarás a grandes alturas’. Eileen Caddy.

‘Buda dijo: detente en la sensación. Si nos podemos detener allí no avanzaremos hacia la negatividad’.  Dhiravamsa.

‘Hemos aprendido a utilizar el pensamiento para trascender el cuerpo, pero todavía no sabemos servirnos de la conciencia [la mente] para trascender el pensamiento’.  Ken Wilber

‘Es necesario callarse para escuchar lo que tienen que decir los demás; el pensamiento mismo debe estar ausente.  Es la condición para escuchar’.  Alan Watts.

‘La mente es el señor. Cuando al señor mismo se le declara sirviente, los pensamientos mismos se pacifican’. Buda.

… Un clic en la cabeza.  Un clic en la cabeza que consigue devolverme el sosiego. Es el clic de un interruptor en mi cerebro que apaga la luz ardiente y enciende otra fría que me trae la calma. Película La gata sobre el tejado de zinc.