Séptima charla en Ommen. 9 de agosto de 1937

 

Percepción alertaLa percepción alerta no es el desarrollo de una voluntad introspectiva, sino que es la unificación espontánea de todas las fuerzas separativas del deseo [el deseo que surge de una mente condicionada no tiene nada que ver con el deseo de una mente que observando sin elección].

Pregunta: la percepción alerta, ¿es una cuestión de desarrollo gradual?

Krishnamurti: donde existe un interés intenso, hay percepción alerta plena. Como uno es mentalmente perezoso y emocionalmente se halla debilitado por el miedo, la percepción alerta se vuelve una cosa de desarrollo gradual [ponemos el tiempo como mediador del cambio pero el tiempo no cambia nada sólo hay cambios cuando la mente ve lo que es]. Entonces no es verdadera percepción alerta, sino un proceso de erigir esmeradamente muros de resistencia. Como la mayoría de nosotros ha erigido estos muros autoprotectores, la percepción alerta nos parece un proceso gradual, un crecimiento que satisface nuestra indolencia. A causa de esta pereza elaboramos teorías de postergación: ‘a la larga, pero no ahora; la iluminación es un lento proceso de desarrollo, de vida después de la vida, etc.’. Procedemos a racionalizar esta pereza y, de acuerdo con eso, disponemos satisfactoriamente nuestras vidas.

P: este proceso parece inevitable. Pero, ¿cómo puede uno despertar rápidamente?

K: que los individuos cambien de la violencia a la paz, ¿es un proceso gradual? Pienso que no. Si uno percibe de veras todo el significado del odio [lo comprende y comprenderlo no esta en función del tiempo, que es dejación, pereza, postergación], el afecto surge espontáneamente. Lo que impide esta percepción instantánea y profunda, es nuestro temor inconsciente a los compromisos y las pautas del intelecto y el deseo. Porque una percepción semejante podría implicar un cambio drástico en nuestra vida cotidiana: el debilitamiento de la ambición, la eliminación de todas las distinciones nacionalistas y de clase social, de los apegos y demás. Este temor impulsa nuestra acción, nos pone sobre aviso y, consciente o inconscientemente, nos sometemos a él aumentando de ese modo nuestros dispositivos de seguridad, con lo cual sólo engendramos más temor. En tanto no comprendamos ese proceso, estaremos pensando siempre en términos de postergación, de desarrollo gradual, de superación [de tiempo, de postergación]. El miedo no puede ser disuelto en el futuro; puede dejar de existir sólo en la constante percepción alerta [que hace que lo comprendamos plenamente sin elección].