Sábado, 20 de Julio de 2019

Cuando trabajas, eres como una flauta a través de cuyo corazón el susurro de las horas se convierte en musical. (…) Y ¿qué es trabajar con amor? Es tejer el paño con hilos que nos sacamos del corazón, como si nuestra amada fuese a ponerse ese paño (…). Jalil Gibran.

Esta existencia nuestra es tan transitoria como las nubes de otoño. Contemplar el nacimiento y la muerte de los seres es como mirar los movimientos de una danza. Una vida es como un relámpago en el cielo; corre como un torrente por la ladera empinada de una montaña.  Buda.

 

Eres lo que es tu deseo profundo e impulsor.

Tal como es tu deseo, así es tu voluntad.

Tal como es tu voluntad, así son tus obras.

Tal como son tus obras, así es tu destino.

Upanishad Brihadaranyaka.

FELICIDAD:

Serás doblemente desgraciado si no sabes sobrellevar tu desgracia. Bías de Priena.

El ocio del espíritu es una forma de libertad. Aristóteles.

Bastarse a sí mismo es también una forma de felicidad. Aristóteles.

Al hombre le cuesta muy poco esfuerzo atraerse la desgracia. Menandro de Atenas.

El hombre más desgraciado es el que con más ardor desea la felicidad. Bion de Abdera.

¡Qué felices serían los campesinos, si supieran que son felices! Virgilio.

Cuando se está en medio de las adversidades ya es tarde para ser cauto. Séneca.

Nadie es desgraciado sino por su propia culpa. Séneca.

La felicidad es no necesitarla. Séneca.

La adversidad acaba por encontrar al hombre junto al que había pasado. Séneca.

Si quieres vivir feliz, no te importe que te crean tonto. Séneca.

Generalmente la felicidad tiene un oído duro. Publio Siro.

El hombre sabio ve en las desventuras ajenas las que debe evitar. Publio Siro.

Nada más mísero que el hombre que, girando sin cesar de un lado a otro, corriéndolo todo, averiguando hasta lo que hay en las entrañas de la tierra e indagando por conjeturas los pensamientos y secretos de un prójimo, no ha advertido que bastaba para su felicidad estar atento al espíritu que reside en él y consagrarle un culto sincero. Marco Aurelio.

¿Por qué buscáis la felicidad, oh mortales, fuera de vosotros, cuando la tenéis dentro de vosotros mismos? Severino Anicio Manlio Boecio.

 

¡Qué descansada vida

La del que huye del mundanal ruido,

Y sigue la escondida

Senda por donde han ido

Los pocos sabios que en el mundo han sido!

Fray Luis de León.

Un hombre feliz es un bien común. George Chapman.

Hablando de nuestras desgracias las aliviamos. Pierre Corneille.

No es bueno ser desgraciado, pero bueno es haberlo sido. Antoine Gombaud.

La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas. Jean-Baptiste Poquelin, Molière.

La filosofía triunfa con facilidad sobre las desventuras pasadas y futuras; pero las desventuras presentes triunfan sobre la filosofía. François de la Rochefoucauld.

En la variedad está el gusto (en la variedad se halla el placer). Quintiliano.

Todos los hombres consideran la felicidad como su objetivo: no hay ninguna excepción. Por diferentes que sean los medios que empleen, todos tienden al mismo fin. Blaise Pascal.

Nunca disfrutamos de una felicidad perfecta. Los acontecimientos más afortunados se nos aparecen mezclados de tristeza. Siempre existen inquietudes que turban la realidad de nuestra satisfacción. Thomas Corneille.

Los más desgraciados se quejan menos que los otros. Jean Racine.

Hay una especie de vergüenza de ser feliz a la vista de ciertas miserias. Jean de la Bruyère.

Ningún hombre es feliz sino por comparación. Thomas Shadwell.

Si la vida es miserable, resulta penoso soportarla; si es dichosa, horroriza perderla: ambas cosas vienen a ser lo mismo. Jean de la Bruyère.

El más desgraciado de todos los hombres es el que cree serlo. François de Salignac de la Mothe, Fénelon.

Las desgracias, más que un castigo, son una amenaza. Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu.

Siempre la felicidad nos espera en algún sitio, pero a condición de que no vayamos a buscarla. Voltaire.

Se pretende que se es menos desgraciado cuando no se es el único en sufrir. Voltaire.

La felicidad doméstica es el fin de todos nuestros anhelos, y la recompensa general de todos nuestros trabajos. Henry Fielding.

Cada periodo de la vida está obligado a tomar prestada la felicidad de un tiempo futuro. En la juventud no contamos con un pasado que pueda divertirnos, y en la vejez, la contemplación del pasado nos ofrece poco más que una pesadumbre irremediable. Samuel Johnson.

La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero. Jean-Jacques Rousseau.

Nadie puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo. Jean-Jacques Rousseau.

Puesto que era tan desgraciado, debía ser un hombre muy sensible. Louis J. B. Maisonneuve.

Afortunadamente, el hombre sólo puede comprender un cierto grado de desgracia; más allá de este grado, la desgracia le aniquila o le deja indiferente. J. W. von Goethe.

La verdadera felicidad cuesta poco; si es cara, no es de buena especie. René de Chateaubriand.

Pensad que hasta para ser dichoso hay que acostumbrarse. André Chenier.

El infortunio es la comadrona del genio. Napoleón.

Todo el que obra recta y noblemente puede, por ello mismo, sobrellevar el infortunio. Ludwig von Beethoven.

Los que nunca fueron desgraciados no son dignos de su felicidad. Ugo Foscolo.

La felicidad se halla repartida mucho más equitativamente de lo que nos figuramos. Charles Caleb Colton.

Todos los hombres tienen la misma parte de felicidad. Napoleón.

La mayor parte de nuestras desdichas resultan más soportables que los comentarios que de ellas hacen nuestros amigos. Charles Caleb Colton.

Siendo más desgraciados es como aprendemos a veces a serlo menos. Madame de Swetchine, Sophie Soynonov.

Hay personas que son desgraciadas por carecer de lo superfluo más que por faltarles lo necesario. P. G. Pelet de la Lozere.

Siempre se interpone algo entre nosotros y lo que creemos que es nuestra felicidad. George Gordon, lord Byron.

El hombre no es nunca feliz, pero se pasa toda la vida corriendo en pos de algo que cree ha de hacerle feliz. Rara vez alcanza su objetivo, y cuando lo logra solamente consigue verse desilusionado. Arthur Schopenhauer.

Lo esencial para ser feliz es mantener bien colmado el corazón, incluso de dolor. Sí; incluso de dolor, y aun del dolor más amargo. Auguste Comte.

El secreto de la dicha reside más bien en darla que en esperarla. Louse M. Normand.

La adversidad pesa a veces muy duramente;  pero por un hombre que pueda resistir la prosperidad se encuentra un centenar que resistirá la desgracia. Thomas Carlyle.

El hombre sobrelleva el infortunio sin quejarse, y por eso le hace sufrir más. Franz Schubert.

Las almas grandes siempre están dispuestas a hacer una virtud de una desgracia. Honoré de Balzac.

Muchos buscan la felicidad como otros buscan el sombrero: lo llevan encima y no se dan cuenta. Nikolaus Lenau.

La desgracia educa la inteligencia. Victor Hugo.

¡Aquel tiempo tan feliz en que éramos tan desgraciados! Alejandro Dumas, padre.

En este mundo, la felicidad, cuando llega, llega incidentalmente. Si la perseguimos, nunca la alcanzamos. En cambio, al perseguir otros objetos, puede ocurrir que nos encontremos con ella cuando menos lo esperábamos. Nathaniel Hawthorne.

La felicidad se compone de infortunios evitados. Alphonse Karr.

La felicidad no está en la ciencia, sino en la adquisición de la ciencia. Edgar Allan Poe.

La vida real del hombre es feliz principalmente porque siempre está esperando que ha de serlo pronto. Edgar Allan Poe.

La felicidad es una cosa monstruosa. Quienes la buscan encuentran su castigo. Gustave Flauvert.

El hombre debe pasar su felicidad mediante el sufrimiento: es la ley de la tierra. M. F. Dostoievski.

Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca estériles. Joseph E. Renan.

Sólo hay una manera de encontrar la vida dichosa, y es buscando el bien y la verdad. Para estar contento de la vida hay que hacer buen uso de ella. Joseph E. Renan.

No hay más que una manera de felicidad: vivir para los demás. León Tolstoi.

El día que las desgracias hayan aprendido el camino de tu casa, múdate. Juan Manuel Palacio.

La única felicidad que se tiene proviene de la felicidad que hemos procurado. Edouard Pailleron.

Los más desgraciados no son nunca los más rebeldes. Hughes-Bernard Maret.

El joven busca la felicidad en lo imprevisto; el anciano, en el hábito. Pierre Courty.

Nunca un hombre hace feliz a otro. La felicidad es un manantial interior. Los hombres que se han ocupado de la felicidad de los otros han hecho desgraciados a los que han tenido al alcance. Lo mejor que podemos esperar de un apóstol o de un héroe es que no se dé cuenta de nosotros y nos pase por alto. Anatole France.

Tener todo para ser feliz no es, en manera alguna, una razón para serlo.  Jacques Normand.

 

Si quieres ser feliz, como me dices,

¡no analices, muchacho, no analices!

Joaquín M. Bartrina.

El placer es la única cosa por la que se debe vivir. Nada envejece como la felicidad. Oscar Wilde.

Nunca he deseado ser feliz, me siento capaz de soportar muchas cosas, pero no de soportar una vida feliz. George Bernard Shaw.

La felicidad no existe. Lo único que existe es el deseo de ser feliz. Anton Pavlovich Chejov.

La única verdadera y profunda felicidad del hombre es ésta: que puede esperar la muerte. Maurice Maeterlinck.

El hombre más feliz es el que mejor conoce su felicidad; y el que mejor la conoce es el que más hondamente sabe que la felicidad sólo está separada de la desgracia por una idea humana, alta, infatigable y valiente. Maurice Maeterlinck.

Los hombres que son desgraciados, como los que duermen mal, se enorgullecen siempre del hecho. Bertrand Arthur William Russell.

No me gusta ser feliz. Cuando estoy triste siento que no puede durar, que un día u otro no lo estaré y este sentimiento me da valor; pero cuando soy feliz siento que se acabará y esto me desespera. Edmond Jacoux.

Para muchos hombres y mujeres, la felicidad que da el amor consiste, sobre todo, en la posibilidad de hacer sufrir a otro. De aquí este culto tan antiguo y tan redondeado: el culto de los celos. Hermann Alexander von Keyserling.

La mayoría de los hombres prefieren los substitutivos de la felicidad a la felicidad verdadera que, con un pequeño esfuerzo, podrían alcanzar. Y es que el hombre es inerte y rutinario y lo que más teme es el esfuerzo individual. Hermann Alexander von Keyserling.

¿Cuáles son los hombres verdaderamente felices? Son los que han vencido y dominado desde el interior condiciones exteriores, si no muy duras, por lo menos difíciles. El prototipo de hombre feliz sobre la tierra es el santo. Un santo auténtico siempre ha conocido la profunda alegría, a veces aun en medio de crueles torturas. Es el gozo de la emoción propia de la vida completamente espiritualizada, como lo es la del santo que, pobre o rico, está desligado de todo bien terrenal. Se ha concentrado en la lucha contra su naturaleza, que él considera defectuosa. Hermann Alexander von Keyserling.

La fortuna, el triunfo, la gloria, el poder, pueden aumentar la felicidad, pero no pueden crearla. Sólo los afectos la dan. André Maurois.

¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu. André Maurois.

He leído en un texto de André Maurois, que para ser feliz basta con un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio y la paz del espíritu. Yo creo que no hace falta tanto y que basta con la paz del espíritu. Y si es así, ya lo único que hace falta es saber cómo se consigue la paz del espíritu. León Dandú.

Ella creía que sería feliz si podía reunirse con él, porque él tenía para ella el prestigio del ser que se ha visto poco y que, no estando aún agotado, parece rico de posibles inéditos. André Maurois.

El secreto de mi felicidad es tratar las catástrofes como molestias y no las molestias como catástrofes. André Maurois.

Es raro que cuando nos conmueve una cierta felicidad, no se deje oír a nuestro lado una voz que nos advierta: ‘por mucho que vivas no tendrás más felicidad que estas horas; saboréalas a fondo, porque cuando se desvanezcan ya se habrá terminado para ti. Este primer manantial que has encontrado en el camino, es también el último. Apaga tu sed de una vez por todas; ya no beberás más. François Mauriac.

Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros. François Mauriac.

Quien es capaz de hospedar bien la desgracia, puede hospedar serenamente a la felicidad. Luis L. Franco.

La felicidad es ese placer que se deriva del sentido de la virtud y de la conciencia de los hechos justos. Henry Moore.

El secreto de la dicha es encontrar una monotonía simpática. Victor S. Pritchett.

Entre el dinero y la felicidad hay la misma relación que entre las plumas y las gallinas; una gallina sin plumas sigue siendo una gallina, pero no acaba de convencer a nadie. Noel Clarasó.

Siempre habrá un perro perdido en alguna parte que me impedirá ser feliz. Jean Anouilh.

La felicidad es una estación en el camino entre lo demasiado y lo muy poco. Jackson Pollock.

La felicidad es tanto más grande cuanto menos se advierte. Alberto Moravia.

La felicidad viaja de incógnito; sólo cuando ha pasado sabemos de ella. Anónimo.

 

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