Miércoles, 9 de Octubre de 2019

Malestar vs trastorno: cualquier persona a quien moleste su pasado tiene un malestar, pero no forzosamente un trastorno. Tratar un trastorno como si fuese un malestar constituye un error… si es capaz de diferenciar entre malestar y trastorno, no necesitará ningún medicamento para enfrentarse a los retos normales de la vida. ¿Qué necesitará en su lugar? ¡Una filosofía de la vida! Lou Marinoff.

Los atletas y los actores se ponen nerviosos antes de cada competición o actuación. Y eso es un buen síntoma: significa que están comprometidos con lo que hacen y que intentarán dar lo mejor de sí mismos.  Si no sintieron nada antes de comenzar, significaría que no les importa. Lou Marinoff.

 

No te arrepientas del pasado.

No te distraigas con el futuro.

Permanece aquí, en el presente y

Contempla a fondo lo que está pasando.

Buda.

Curación. Vana es la palabra de un filósofo que no cura ningún sufrimiento de hombre. Pues tal como ningún provecho se saca de la medicina que no expulsa las enfermedades del cuerpo, ningún provecho se saca, tampoco, de la filosofía que no expulsa el sufrimiento de la mente. Epicuro.

Florecimiento. Habiendo comprendido las enfermedades de la vida humana, el filósofo digno de llamarse así –igual que el médico digno de llamarse médico- procederá a intentar curarlas. El objetivo último de toda la investigación médica es curar. Asimismo, el objetivo último de la filosofía es el florecimiento del hombre. Martha Nussbaum.

Logro. En las inconmensurables extensiones del tiempo, vemos cómo la vida avanza y asciende desde su origen hasta el hombre, y no podemos negar que a la humanidad todavía le aguardan infinitas posibilidades de perfeccionarse. Thomas Mann.

Emancipación. La vida está llena de un potencial verdaderamente insondable (…) en la mayoría de casos, lo que llamamos limitaciones no son más que la decisión de imponernos limitaciones a nosotros mismos. Ikeda Daisaku.

Despertar. Lo que dejamos atrás y lo que nos aguarda delante son asuntos sin importancia comparados con lo que llevamos dentro. Ralph Waldo Emerson.

Resolución. La filosofía se recupera a sí misma cuando deja de ser un dispositivo para resolver los problemas de los filósofos y se convierte en un método, cultivado por los filósofos, para resolver los problemas de los hombres. John Dewey.

Purificación. Todos los fenómenos de la existencia tienen a la mente como precursora, como dirigente suprema, y están hechos de esa misma mente. Si uno habla o actúa con una mente pura, la felicidad le seguirá como una sombra y nunca le abandonará. Buda.

Ser. No tengas miedo de la vida. Cree en que la vida merece la pena ser vivida y esa creencia te ayudará a que así sea. William James.

Por su naturaleza, los hombres se preguntan por las causas de los acontecimientos que ven, unos más, otros menos; pero todos los hombres, sienten al menos curiosidad por averiguar las causas de su buena o mala fortuna. Thomas Hobbes.

Lo más importante es no dejar de hacerse preguntas. Albert Einstein.

Antes, cuando la religión era fuerte y la ciencia débil, el hombre confundía la magia con la medicina; ahora que la religión es débil y la ciencia fuerte, el hombre confunde la medicina con la magia. Thomas Szasz.

El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden cambiar de vida cambiando de actitud. William James.

La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos. Marco Aurelio.

Nadie, mientras avance entre las corrientes de la vida, se verá libre de problemas. Carl G. Jung.

No son las cosas lo que trastorna a las personas, sino los puntos de vista que éstas adoptan respecto de las cosas. Epícteto.

Existe algo más fuerte que la muerte y este algo es el valor que la soporta impertérrito. Emmanuel von Geibel.

Nadie, mientras avance entre las corrientes de la vida, se verá libre de problemas. Carl G. Jung.

La timidez se compone del deseo de agradar y del temor de no conseguirlo. Anónimo.

Me consuelo de no hacer nada mediante un trabajo incesante. Jean Dolent.

El arte de domar el tigre. Dharma Arya Akong Rimpoché.

Tomarse las cosas demasiado en serio puede ser tan  perjudicial como vivir de forma totalmente frívola.  En el primer caso podemos perder el sentido del humor y tender a considerar la vida como una lucha, mientras que en el segundo corremos el peligro de vivir enteramente en un mundo de fantasía. En ambos casos perdemos contacto con la vida cotidiana y en consecuencia, con nuestros verdaderos sentimientos relacionados con ella.  Esto ocurre también cuando estamos dominados por emociones negativas como la cólera o los celos, o cuando estamos obsesionados por el pasado o el futuro.  Debemos procurar no perder de vista el mundo tal como es en este momento, el mundo en el que de hecho vivimos.

La meditación nos proporcionará un espacio y un tiempo que nos permita observar el problema con objetividad y así verlo con más claridad. Nos ayudará a comenzar a comprender la mente y su funcionamiento, tanto en sí misma como a través del cuerpo y el habla.

… nuestro cuerpo es como un arco iris, nuestra palabra como un eco y nuestra mente como un reflejo en el agua. Llegar a esta comprensión no se logrará sin un arduo trabajo.

Vivir teniendo presente el bienestar ajeno dará valor y dignificará cualquier tarea que realicemos, por muy insignificante que sea.

Tenemos la apremiante necesidad de evitar las diez acciones nocivas. Tres de ellas se refieren al cuerpo: la primera, quitar la vida a algún ser viviente; la segunda, robar o tomar lo que no nos ha sido dado libremente; y la tercera, una conducta sexual incorrecta, que incluye forzar a alguien contra su voluntad o inclinación y hacer que alguien rompa sus votos religiosos o compromisos con su pareja. 

Cuatro actos negativos se refieren al habla: el primero, engañar o mentir a los demás, o decir conscientemente cosas que no son verdad; el segundo, hablar de tal forma que provoque separación o discordia entre amigos o parejas; el tercero, hablar mal de los demás, denigrarlos o insultarlos, o herir sus sentimientos exponiendo cruelmente sus defectos; y por último, debemos abstenernos de decir cualquier cosa que no sea ni útil ni beneficiosa.

La mente es lo más importante, por ser la fuente de toda nuestra actividad. Si permitimos que un pensamiento arraigue, ahora cuando más tarde haya madurado y tomado expresión producirá sin duda sufrimiento. Hay que evitar estrictamente tres inclinaciones mentales: la primera es la codicia. Se refiere a desear la riqueza, posesiones o parejas de otras personas. La segunda es albergar malas intenciones hacia otros seres o desearles perjuicio de cualquier forma.  Por último, no debemos dudar nunca de la verdad de la ley de causa y efecto [karma] que gobierna toda acción beneficiosa o nociva.

Hemos de comprender que las acciones negativas causan sólo sufrimiento e impiden la consecución de paz y de felicidad. No necesitamos ser personas religiosas para entenderlo. Si plantamos semillas de girasol crecerán girasoles. Si perjudicamos a los demás, su felicidad disminuye al momento y nuestra propia felicidad decrecerá con el tiempo. El abstenerse de realizar las diez acciones negativas produce automáticamente beneficio, pero ninguno de nosotros ha logrado evitarlas completamente hasta ahora. Esa es la razón por la que hemos de tener mucho cuidado con lo que hacemos, decimos y pensamos.

A medida que surjan pensamientos y sensaciones, observemos simplemente su ir y venir de una forma relajada, sin aferrarnos a ellos. De esta forma nuestra mente tenderá a vagar menos, a preocuparse menos, y a no involucrarse ni dejarse afectar por las ideas y emociones pasajeras… el hecho de observar, dejando que todo vaya y venga a su aire, hará que nuestros pensamientos se calmen de forma natural. Sin rechazar los malos pensamientos, como haría un censor, ni dejarse fascinar o detenerse en los que consideramos buenos, simplemente observamos sin reaccionar. Liberándonos de la actividad física y de la tendencia actuar o reaccionar ante cualquier impulso que surja, podremos desarrollar un estado de serena comprensión que llegará a penetrar toda nuestra experiencia.

Si desarrollamos paz interior ya no tendremos que buscarla fuera de nosotros, y los demás se beneficiarán de nuestro ejemplo.

Nuestra percepción de entorno está condicionada por nuestra mente. Es posible superar todo sufrimiento y alcanzar la felicidad… Aprendemos a no huir del sufrimiento y a no aferrarnos a la felicidad, conscientes de que ambos estados son igualmente subjetivos e impermanentes. Nuestro objetivo, es desarrollar una tranquilidad que esté más allá de la pena y la alegría ordinaria.

Una mente desarrollada se describe a menudo como ‘despierta’: está libre del sueño de la ignorancia y reconoce la naturaleza no-sólida de toda experiencia.

Nuestros pensamientos y sentimientos positivos y negativos son simplemente el juego de la mente.

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