Martes, 25 de Junio de 2019

PLATÓN:

La verdadera virtud es la purificación de toda pasión [Deseo].

El amor es una tensión, un impulso, una fuerza que todo ser siente hacia aquello de lo que carece.

De las cosas que yo tomo en serio, no hay escrito alguno mío ni es posible lo haya.

Lo ‘serio’ de la filosofía sólo se ofrece a una minoría selecta. Los diálogos son un ‘juego’ para principiantes e intrusos y terminan siempre donde la instrucción ha llegado al punto decisivo. Johann Fischl.

Siempre debe existir algo que se oponga al bien.

Nada en los quehaceres del hombre merece mucha ansiedad. 

La imagen que yo me hago del alma mientras piensa no es otra cosa que la de una conversación en la que ella misma se va haciendo preguntas y dándose respuestas, ya afirmativas, ya, por el contrario, negativas.

El hombre democrático no acepta ninguna orden, ninguna necesidad; deja que arraiguen en sí innúmeros deseos; el capricho le domina; llama ‘elegante distinción’ a la desmesura, ‘dignidad del hombre libre’ al no dejarse mandar, ‘gran estilo’ al libertinaje, ‘virilidad’ a la desvergüenza. Pasa su tiempo, ‘todos y cada uno de sus días, en darse gustos, en satisfacer (…) el primer deseo que le viene a las mientes: una vez se embriaga y hasta se hace acompañar de flautistas o, al revés, se da otro día al agua y a adelgazar; otra vez se entrega a los ejercicios gimnásticos (…), pero también le acontece no hacer nada y no preocuparse de nada; en otra ocasión, toma aires de dedicarse a la filosofía; muchas, muchísimas veces, son los asuntos públicos los que le ocupan y, dando de lado a sus quehaceres, dice y hace lo que al azar se le va ocurriendo: si envidia a los hombres de armas, inclinase a favor de la guerra; si a los hombres de negocios, es, por el contrario, proclive a negociar; la falta de disciplina, la ausencia de obligaciones rigen toda su conducta pero, calificando tal vida de agradable, libre y feliz, no otra vive desde su comienzo hasta su término’.

Si no deseas mucho, hasta las cosas pequeñas te parecerán grandes.

Platón llama a los hombres científicos  filoceamones, es decir, los amigos de mirar. Juan Rojo Moreno.

Como Platón declara formalmente, el filósofo tiene una misión de ridiculez. Juan Rojo Moreno.

Filosofía es la búsqueda de la verdad como medida de lo que el hombre debe hacer y como norma para su conducta. Sócrates.

Ser amable con todos los que encuentras es pelear una dura batalla.

Cada uno debe ser puesto a un trabajo, que ha de ser aquel para el que esté dotado.

¿A los enemigos se les ha de devolver lo que se les debe?

En las asociaciones mutuas, donde uno se junta con otro, nunca verás que, al disolverse la comunidad, el justo tenga más que el injusto, sino menos.

El amor es la alegría de lo bueno, la maravilla de los sabios, el asombro de los dioses.

La oportunidad es el instante preciso en que debemos recibir o hacer una cosa.

La conquista propia es la más grande de las victorias.

La vida debe ser vivida como un juego.

Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre.

Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.

Cada lágrima enseña a los mortales una verdad.

Cuanto mayor es el placer sexual del hombre, mayor es la felicidad de la mujer.

Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.

… cuando un hombre empieza a pensar en que va a morir, le entra miedo y preocupación por cosas por las que antes no le entraban.

De virtud hay una especie, de maldad, muchas.

Debemos buscar para nuestros males otra causa que no sea Dios.

Dios nos ha dado dos alas para volar hasta Él: el amor y la razón.

Donde reina el amor, sobran las leyes.

El amor consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser querido.

El hombre inteligente habla con autoridad cuando dirige su propia vida.

El hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él mismo, ya no de los demás ha adoptado el mejor plan para vivir feliz.

El hombre sabio querrá estar siempre con quien sea mejor que él.

El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano.

El que aprende y aprende y no practica lo que sabe, es como el que ara y ara y no siembra.

El tiempo es una imagen móvil de la eternidad.

El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida.

Frío e insípido es el consuelo cuando no va envuelto en algún remedio.

La ciudad nace, en mi opinión, por darse la circunstancia de que ninguno de nosotros se basta a sí mismo, sino que necesita de muchas cosas.

La conquista propia es la más grande de las victorias.

La filosofía es la ciencia de los hombres libres.

La libertad está en ser dueños de la propia vida.

La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco.

La música es para el alma lo que la gimnasia para el cuerpo.

La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos.

La razón y el valor siempre se impondrán a la traición y a la ingratitud.

Lo poco que sé se lo debo a mi ignorancia.

Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo.

Los espíritus vulgares no tienen destino.

Los muchachos deben abstenerse de beber vino, pues es un error añadir fuego al fuego.

Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos hablan porque tienen que decir algo.

¿Llama justicia al hacer beneficios a los amigos y daños a los enemigos? Así lo creo.

Nadie es justo de grado, sino por fuerza.

Ningún hombre es lo suficientemente sabio por sí mismo.

No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad.

No existe hombre tan cobarde como para que el amor no pueda hacerlo valiente y transformarlo en héroe.

No hay mayor perfección en el mal que el parecer ser bueno no siéndolo.

No hay un solo rey que no descienda de un esclavo, ni un esclavo que no haya tenido reyes en su familia.

Nosotros no establecemos la ciudad mirando a que una clase de gente sea especialmente feliz, sino para que lo sea en el mayor grado posible la ciudad toda.

¡Purifiquemos también lo que nos queda!

Que el hermano ayude al hermano.

De la legalidad solo puede salir el supremo bien.

Si el semblante de la virtud pudiera verse, enamoraría a todos.

El principio es la parte más importante del trabajo.

El comportamiento humano deriva de tres fuentes principales: el deseo, la emoción y el conocimiento.

Libro III:

  • Mal retiene el lazo de los desengaños y de las amarguras.

  • No es posible cambiar la idea de religión sin derribar la política.

  • Crantor: decía que su verdadera patria era el desprecio de la opinión ajena.

  • Antes de Sócrates el deber era un decreto de los antiguos dioses. Él demostró que el principio del deber está en el alma del hombre.

  • Todo hallazgo final, no es sino el último anillo de una cadena formada de tanteos, de esfuerzos, de pensamientos oscuros, de ensayos equivocados, de fracasos y de triunfos parciales que al fin han conseguido cristalizar formando un todo acabado. Pero empezar todo empieza en el error, en lo vago en lo impreciso, en lo inconsciente.

  • Anaxágoras es el precursor del dualismo cuya distinción entre la materia y el espíritu había de ser con el tiempo uno de los pilares de la filosofía cristiana.

François Châtelet: 

  • Alma: la parte calculadora (racional) va ganando en firmeza y, aumentando su poder, logra mantener siempre a raya a sus debidos niveles a las otras dos partes (concupiscible e irascible), con lo que hace realidad práctica la autoridad que le confiere su dignidad ontológica (alma racional frente a la concupiscible e irascible)

  • El juego del ‘amor’: se dedica a movilizar la energía del ‘caballo bueno’, de aquel cuya impetuosa virtud orienta hacia el bien.

Placeres:

  • Mixtos: en el momento mismo en que se experimentan, van cargados de dolor o están, por así decirlo, cercados de dolor: placer que comienzan en el dolor del deseo y acaban en ese desarreglo corporal y psíquico que trae consigo el demasiado goce. En ellos no podría consistir el Bien, puesto que, constantemente, se mezcla a ellos el desagrado.

  • Puros: el signo que permite reconocerlos es que su ausencia no comporta pena alguna. Si no se dan, uno no sufre deseándolos; si se presentan, se les goza con calma y en plenitud. Pertenecen, sin duda, al devenir; pero mientras se disfruta de ellos, producen la impresión de lo estable. Proporcionan un contentamiento seguro. Tales son ciertos placeres del Alma, los que suministran la percepción de la Belleza hecha de sola armonía y la contemplación intelectual. Carentes de mezcla y de relación con los impulsos naturales, no implican variación alguna de intensidad, ni pueden transformarse en sus contrarios. En este sentido son determinados, mientras que los placeres mixtos pertenecen al orden de lo indeterminado, de lo ilimitado, de lo no señalable.

 

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