Martes, 15 de Septiembre de 2020

DORIS LESSING:

El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia.

La biblioteca es la más democrática de las instituciones, porque nadie en absoluto puede decirnos qué leer, cuándo y cómo.

Reconsideras tu vida conforme la vas viviendo, de la misma forma que si estuvieras escalando una montaña y continuamente vieras los mismos paisajes desde distintos puntos de vista.

Escribir te hace más humano.

Piensa mal, pero en todos los casos, piensa por ti mismo.

Yo solo poseo una de las menos importantes cualidades necesarias para escribir: la curiosidad.

He estado siempre en el borde, observando, deslizándome hacia la salida; detesto pertenecer…

En algún momento de la edad adulta, la mayoría de la gente cae en la cuenta de que un siglo no es más que el doble de sus años.

Lo más importa es aprender de la vida.

La risa es, por definición, saludable.

¿Qué es un héroe sin amor por la humanidad?

La literatura es el análisis después del evento.

Algunas personas obtienen fama, otras la merecen.

Las cosas pequeñas divierten a las mentes pequeñas.

Sólo se puede aprender a ser mejor escritor escribiendo.

No hay leyes para escribir una novela. Nunca hubo ni habrá.

¿Pero qué puedes hacer? La muerte está ahí, llegará, es inevitable.

Sí, la vejez es un aburrimiento, pero la vida no es aburrida. Todo me interesa.

Ninguno debe pedir nada, salvo todo, pero sólo durante el tiempo que lo necesite.

No confíes en un amigo sin defectos y ama a una mujer, no a un ángel.

El aprendizaje es lo siguiente: De repente entiendes algo que has comprendido toda tu vida pero de manera diferente.

En la universidad no te enseñan que la ley más importante de todas es aprender a tolerar a los tontos.

Pedir un préstamo no es mucho mejor que mendigar, del mismo modo que prestar dinero con intereses no es mucho mejor que robar.

Me he vuelto muy intolerante con las ideologías. Pertenezco a una generación de grandes sueños, de utopías de sociedades perfectas, y lo que ha ocurrido es que ha habido mucha sangre. He observado a gente de mi generación que tenía grandes esperanzas y ahora la veo muy rezagada respecto a sus expectativas. Ya no creo en esos sueños perfectos y maravillosos.

La ternura no es una de las cualidades que acostumbremos a asociar a la juventud. La vida nos la inculca a fuerza de golpes, nos hace más dulces y dúctiles de lo que nuestro orgullo juvenil nos había permitido.

Siempre me ha parecido gracioso que se venere a las diosas mientras que, en la vida cotidiana, a las mujeres se las relega a una posición secundaria y se las considera inferiores.

La ferocidad del mío; de algún lugar debió de llegar, dado que su existencia resulta evidente y, por lo que sabemos, siempre nos ha acompañado. ¿Siempre?

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