Lunes, 14 de Septiembre de 2020

ANGUSTIA-ANSIEDAD:

Ciertos tipos de miedos pueden atar la mente del hombre de forma tan rígida a una idea, que cualquier desviación de ella causa una ansiedad extrema o reacciones físicas violentas. Dhiravamsa.

Todo descubrimiento en la conciencia, tiene un efecto transformador en nuestra vida.  Es una renovación un avance en la dirección de lo real, una realización.  Ir de lo irreal a lo real es avanzar de las tinieblas a la luz.  Y podríamos descubrirlo a partir del cambio en nuestra vivencia interna.  Es ir del aburrimiento y la tristeza a la alegría, de la angustia a la plenitud, de la esclavitud a la libertad. Consuelo Martín.

Para el ansioso, no existe diferencia entre éxito y fracaso.  Su reacción ante uno y otro es la misma. Los dos le molestan del mismo modo.  Emil Michel Cioran.

La mejoría en el concepto de sí mismo y la capacidad para enfrentar la ansiedad constituyen una alternativa substitutiva del alcohol. José Silva.

Cuando no tengo nada que me angustia, precisamente eso me angustia, como si tuviera que haber ahí algo, sólo que me permanece oculto. Arthur Schopenhauer.

Cuando en sueños pesados y horrorosos alcanza la angustia su grado más alto, ella misma hace que nos despertemos. Y en ese momento se esfuman todos los monstruos de la noche.  Lo mismo ocurre en el sueño de la vida, cuando el grado más alto de la angustia nos obliga a interrumpirlo. Arthur Schopenhauer.

Cuando los autos piensen, los Rolls-Royces estarán más angustiados que los taxis. Henri Michaux.

Si somos capaces de anotar objetivamente en una agenda los pensamientos que generamos ante una situación concreta que nos crea ansiedad, entenderemos que no es la situación en sí y sí nuestras reacciones cognitivas.  Intentar erradicar racionalmente cada uno de esos elementos que generan tensión es una vía muy eficaz.  Anónimo.

Quizá no haya una causa que justifique la ansiedad, pero, si analizas en tu interior, puede existir un problema personal, familiar o de cualquier otro tipo que esté enmascarado en tu vida diaria. Esto causa un cuadro de ansiedad cuya repercusión clínica son las palpitaciones, opresión precordial etc. Por todo ello, para controlar la situación hay que buscar en nuestro interior y encontrar o identificar la causa que provoca dicha ansiedad. Una vez identificada, conviene acudir a la ayuda de un profesional adecuado. Revista Prevenir. Número 113.

Graham Greeen en sus memorias confiesa que, como Hemingway o la Monroe, descubrió que a veces necesitaba un  latigazo para seguir viviendo, para seguir deseando vivir.  Porque, según él, era la esperanza de sobrevivir lo que le provocaba angustia, ‘porque la angustia es el conflicto entre la esperanza de sobrevivir y el miedo a sobrevivir’…  Elena Ochoa.

Hay una locura, hija de la desesperación, a la que todo debe excusarse. Honoré de Balzac.

Nunca desesperes. Pero si a ello llegas, sigue trabajando a pesar de la desesperación.  Edmund Burke.

A veces se siente más angustia esperando un placer que sufriendo una pena.  Sidonie-Gabrielle Colette.

La desesperación es el dolor de los débiles.  Jean Dolent.

No hay hombre en el mundo sin tribulación o angustia, aunque sea rey o papa. Tomás de Kempis.

Se ahoga más gente en los vasos que en los ríos. Georg Ch. Lichtenberg.

La desesperación es una quimera, esto es lo que la hace tan parecida a la esperanza. Sándor Petöfi.

Más allá de la desesperación hay algo que tal vez no es exactamente resignación. Jean Rostand.

No tientes a un hombre desesperado. William Shakespeare.

La desesperación es el medio para quien no tiene ya esperanzas.  Virgilio.

También la desesperación ha ganado muchas batallas.  Voltaire.

El zen es una medicina contra los malos condicionamientos del individuo por parte del grupo. Contra parálisis y ansiedad mentales que provienen de la excesiva autoconciencia Alan Watts.

La persona que anda de prisa pierde la capacidad de sentir. Alan Watts.

Nadie que en esta generación tenga un sentido perfecto de la realidad en que vivimos y posea un espíritu de responsabilidad, puede verse verdaderamente libre del temor y de la angustia. Bonaro Overstreet.

Hay una prueba que le dará idea de su impresionabilidad, del estado de sus nervios. Consiste en lo siguiente: tápese la boca de un vaso vacío con un trozo de papel de seda, cuidando de estirarlo bien, como el parche de un tambor.  Sujétese con un elástico. Acto seguido colóquese una moneda en medio del papel. Véase inmediatamente cuántos agujeritos se pueden abrir en el papel con la lumbre de un cigarrillo sin quebrantar la resistencia del papel, hasta el punto de que la moneda llegue a caer dentro del vaso.  Cuanto más pequeños sean los agujeros, mejor. Resulta imposible decir el número de agujeros que se pueden abrir, porque el papel de seda varía mucho en calidad.  De veinte a veinticinco suele ser lo normal.  Para que los agujeros resulten uniformes y pequeños, será preciso que la persona que los haga tenga un pulso firme y nervios templados. Verdad es que el temor y las preocupaciones son el precio que tiene que pagar el hombre por pertenecer a la humana especie. Esa capacidad de sentir la ansiedad y la inquietud es el terreno donde nace y se desarrolla lo humano. Nadie puede evadir la ansiedad; pero, viviendo con ella adquirimos cierta sabiduría que aminora el peso de nuestras preocupaciones y nuestro nerviosismo.  Lo primero que hay que hacer es no añadir falsas preocupaciones a las verdaderas. Todos sabemos que hay cosas de poca importancia que pueden obsesionarnos hasta ponernos nerviosos e impedirnos razonar clara y serenamente.  A menudo yacemos despiertos en la noche, martirizándonos con lo que ‘debiéremos’ haber hecho o lo que haremos si esto o lo otro sucede.  Y nos asustamos imaginándonos horribles contingencias.  Pero una manera sencilla de enfocar nuestros problemas es preguntarnos. ‘¿tendrá esto importancia la semana próxima, el año que viene?’.  De nuestra respuesta dependerá el que acabe nuestro tormento. José Repollés.

En atención primaria tiene problemas psíquicos un 27 % de los pacientes. Se trata de enfermos que acuden a la consulta alegando dolores y molestias corporales cuando en realidad lo que tienen es depresión, ansiedad o estrés.  Estos pacientes psíquicoocultos somatizan su enfermedad psicológica en una dolencia orgánica.

El desarrollo neurótico de la personalidad es realmente una de las consecuencias de toda clase de factores y situaciones que rebajan en un grado importante la estimación de sí mismo y la comunicación con los demás, en gran parte interferidas por los sentimientos de miedo proyectados sobre otras personas. Francisco Alonso Fernández.

Hay tres tipos de personalidad: emocional, racional o intelectual.  En el primer caso, su memoria está asociada a las emociones.  Captan, registran y archivan fácilmente aquellas situaciones en las que los sentimientos y las pasiones participan.  Los racionales poseen una capacidad asociativa muy desarrollada y el elemento racional prima sobre la emoción.  Controlan sus impulsos primarios y tienen una gran aptitud para la deducción.  Para los intelectuales, las fechas y las citas de personajes famosos se han hecho para ellos.  Carecen de capacidad asociativa o emocional para retener la visión general de las situaciones. Anónimo.

La angustia es la condición misma de una existencia temporal y finita, no es sólo la agudización de una mera inquietud y zozobra, sino lo que se encuentra siempre en el fondo del hombre, cuando no se halla ‘distraído’ entre las cosas. Martín Heidegger,

A medida que el orden existencial se hace cada vez más racional y alcanza a todos, su extraordinario éxito lleva consigo un sentimiento de inminente fracaso y de ansiedad, que se produce porque ya no es evidente aquello que hace a la vida digna de ser vivida.  Karl Jaspers.

La angustia, para Kierkegaard, es el temor de lo que se desea, y Heidegger pensó que el ser humano se angustia por el miedo simultáneo a la vida y a la muerte.  Todo es terror para él; para él lo prioritario es la búsqueda de una seguridad.   Y eso es lo que la sociedad le ofrece (para eso la creó) con la idea de que amplía su vida y arrebata su poder a la muerte. Pero, en el fondo, lo que consigue es abolirle el presente, su única propiedad, a fuerza de devaluar la importancia del momento al transformarlo en un medio pasajero para un fin que, posposición tras posposición, jamás se alcanza. Cada yo se convierte en un fantasma, y sus relaciones con los otros en un teatro de sombras donde todos, inconcretos, vacilan.  Terminamos por desconocernos a nosotros mismos y nuestra ubicación en el universo; por desconocer a nuestros semejantes y relacionarnos con ellos sobre frágiles y temblorosos puentes levadizos.  A. Gala.

LOS BENEFICIOS CLÍNICOS DE LOS SENTIMIENTOS POSITIVOS: La ansiedad y la irritabilidad crónicas vuelven a las personas más susceptibles a la acción de un amplio abanico de enfermedades, y aunque la depresión no constituya la causa directa de la enfermedad, sí que parece interferir, en cambio, en el curso de su recuperación y aumentar el riesgo de mortalidad, especialmente en el caso de los pacientes aquejados de enfermedades graves. D. Goleman.

El sufrimiento mental, más o menos modificado por las interacciones que establecemos, juntamente con la forma de manejarlo son los principales factores de crecimiento mental o de regresión, y son también los principales determinantes de la salud o de la patología de la pareja, de sus relaciones adultas o infantiles.  Este sufrimiento, que llamamos generalmente angustia o ansiedad, nos acompaña desde muy pequeños y forma parte de la estructura adulta de la personalidad.  Peter D. Kramer.  

La ansiedad, el estrés: se ha llegado a señalar como característica de las sociedades desarrolladas en la segunda mitad de nuestro siglo la gran incidencia de estas reacciones.  De hecho el estrés están impregnando buena parte del estilo de vida actual y la ansiedad aparece, según recientes datos en la OMS, como el trastorno de mayor incidencia a nivel mundial, seguido de los trastornos afectivos y el abuso de drogas y alcohol. A ello debemos añadir la conexión directa de la ansiedad con estos otros desórdenes: depresión y adicciones, así como con buena parte de los problemas psicopatológicos, como los trastornos sexuales, los trastornos obsesivo-compulsivos, las patologías psicofisiológicas, tales como la hipertensión, las úlceras gástricas, etc., y la debilitación del sistema inmune. Juan José Miguel Tobal.

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