TENER Y SER. Erich Fromm:
Yo sostengo que el carácter humano puede cambiar si existen estas condiciones:
-Sufrimos y nos damos cuenta de ello.
-Reconocemos el origen de nuestro malestar.
-Reconocemos que existe una manera de aliviar nuestro malestar.
-Reconocemos que para aliviar nuestro malestar debemos seguir ciertas normas de vida y cambiar nuestra presente conducta.
Desde luego, a menudo sucede así, en especial cuando el paciente muestra síntomas circunscritos, como síntomas obsesivos o histéricos; pero yo no creo que puedan lograrse efectos durables con las personas que sufren un malestar general y que necesitan un cambio de carácter, a menos que modifiquen su conducta de acuerdo con el cambio de carácter que desean lograr.
El conocimiento que no se aplica a la práctica es ineficaz.
EL HOMBRE NUEVO:
La función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un Hombre nuevo, ser cuya estructura de carácter tendrá las siguientes cualidades:
* Disposición a renunciar a todas las formas de tener, para poder ser plenamente.
* Sentir seguridad, tener un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar al mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones.
* Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo le da significado a su vida, sino que esta independencia radical y la no cosidad pueden llegar a ser la condición de la actividad plena dedicada a compartir e interesarse por sus semejantes.
* Estar plenamente presente donde uno se encuentra.
* Sentir la alegría que causa dar y compartir, y no acumular y explotar.
* Amar y respetar la vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que no es sagrada la cosa ni el poder, ni lo que está muerto, sino la vida y todo lo que contribuye a su desarrollo.
* Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y los engaños.
* Vivir sin adorar ídolos y sin engaños, porque se ha alcanzado una situación en que no se requieren engaños.
* Desarrollar la capacidad de amar, y el pensamiento crítico, no sentimental.
* Desprenderse del narcisismo y aceptar las trágicas limitaciones inherentes a la existencia humana.
* Hacer del pleno desarrollo de sí mismo y del prójimo la meta suprema de vivir.
* Saber que para alcanzar esta meta, es necesaria la disciplina y respetar la realidad.
* Saber que ningún desarrollo es sano si no ocurre en una estructura, pero conocer también la diferencia entre la estructura como atributo de la vida, y el “orden” como atributo de no vivir, de la muerte.
* Desarrollar la imaginación, no para escapar de las circunstancias intolerables, sino para anticipar las posibilidades reales, como medio para suprimir las circunstancias intolerables.
* No engañar, pero tampoco dejarnos engañar por los otros; se puede admitir ser llamado inocente, pero no ingenuo.
* Conocerse, y no sólo el yo que uno conoce, sino también el yo que no conoce, aunque tenga un conocimiento vago de lo que no conoce.
* Percibir la unión con la vida, y por consiguiente renunciar a la meta de conquistar a la naturaleza, someterla, explotarla, violarla, destruirla, y en vez de esto tratar de comprender y cooperar con la naturaleza.
* Gozar de una libertad no arbitraria que ofrezca la posibilidad de ser uno mismo, y no un grupo de ambiciones, una estructura delicadamente equilibrada que en todo momento se enfrenta a la alternativa de desarrollarse o decaer, vivir o morir.
* Saber que el mal y la destrucción son consecuencias necesarias de no desarrollarse.
* Saber que sólo muy pocos han alcanzado la perfección en todas esas cualidades, y sin la ambición de “alcanzar la meta”, reconociendo que esta ambición sólo es otra forma de codiciar, de tener.
* Ser feliz en el proceso de vivir cada día más, sin importar el avance que el destino nos permita realizar, porque vivir tan plenamente como se puede resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo que uno logra o no.
CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD NUEVA. UNA NUEVA CIENCIA DEL HOMBRE:
Los que inconscientemente desesperan pero que aún se ponen la máscara del optimismo no necesariamente son sabios; pero los que no han renunciado a la esperanza sólo pueden triunfar si son realistas, si dejan todos los engaños y evalúan plenamente las dificultades. Esta serenidad establece la diferencia entre las “utopías” de la vigilia y las de los sueños.
Sólo mencionaré unas cuantas dificultades que deben resolverse para crear la sociedad nueva:
* Tendría que resolverse el problema de cómo continuar el modo de producción industrial sin padecer una centralización total, o sea, sin terminar en un fascismo anticuado o, más probablemente, en un fascismo tecnológico “sonriente”.
* Se debería combinar una plnificación total con un alto grado de centralización, y renunciar a la “economía del mercado libre”, que en gran parte se ha convertido en una ficción.
* Se tendría que renunciar a la meta de un crecimiento ilimitado, y cambiarla por un crecimiento selectivo, para no correr el riesgo de un desastre económico.
* Tendrían que crearse condiciones de trabajo y un espíritu general en que los estímulos eficaces no fueran las ganancias materiales, sino otras satisfacciones psíquicas.
* Debería fomentarse el progreso científico y, al mismo tiempo, impedir que por sus aplicaciones prácticas se convirtiera en un peligro para la especie humana.
* Se tendrían que crear unas condiciones en que se gozara de bienestar y alegría, y no la satisfacción del afán del placer máximo.
* Tendría que ofrecerse una seguridad básica a los individuos sin que dependieran de una burocracia para mantenerse.
* Deberían restaurarse las posibilidades de la iniciativa individual en la vida, y no en los negocios (donde apenas existe ya, de cualquier manera).
Los primeros socialistas y comunistas, desde Marx hasta Lenin, no tenían planes concretos para una sociedad socialista o comunista; esto fue la gran flaqueza del socialismo.
Las nuevas formas sociales que serán la base del bienestar no surgirán a menos que hagamos muchos diseños, modelos, estudios y experimentos, que empiecen a reducir el abismo entre lo necesario y lo posible. Esto posteriormente requerirá planes a largo plazo y en grande escala, y proposiciones a corto plazo para las primeras etapas. El problema consiste en la voluntad y el espíritu humanista de los que trabajen en ello; además, cuando la gente tiene una visión y simultáneamente reconoce lo que puede hacer paso a paso y de manera concreta para lograrlo, siente aliento y entusiasmo, en vez de miedo.
Si se desea que las esferas económicas y políticas de la sociedad se sometan al desarrollo humano, el modelo de la nueva sociedad debe determinarse por los requerimientos de los individuos no alienados, tentados a ser. Esto significa que los seres humanos no vivirán en una pobreza inhumana (que aún constituye el principal problema de la mayoría de los pueblos) ni serán obligados (como es la tendencia del mundo individual) a convertirse en Homo consumens por las leyes inherentes a la producción capitalista, que exige un crecimiento continuo de la producción y por ello imponen un consumo creciente. Si los seres humanos desean ser libres y dejar de mantener con su consumo patológico a la industria, se requerirá un cambio radical del sistema económico: debemos terminar con la situación actual en que sólo es posible una economía saludable al precio de tener seres humanos enfermos.
El público advertirá que la mayor parte del consumo engendra pasividad; que la necesidad de velocidad y de novedad, que sólo puede ser satisfecha con el consumismo, refleja inquietud, y huida interna de sí mismo; la gente, advertirá que buscar nuevas cosas para hacer o artefactos más nuevos para usarlos sólo es un medio para evitar el contacto consigo mismo y con otras personas.
La participación activa y responsable requiere además que la administración humanista remplace a la administración burocrática.
La mayoría aún cree que cualquier tipo de administración en gran escala necesariamente debe ser “burocrática”, o sea una forma alienada de administración. La mayoría no advierte que el espíritu burocrático es inerte y que invade todas las esferas de la vida, aun donde esto no es demasiado obvio, como en las relaciones entre el médico y los pacientes, y entre el esposo y la esposa. El método burocrático puede definirse como un sistema que a) Administra a los humanos como cosas, y b) Administra las cosas en términos cuantitativos y no cualitativos, para hacer más fácil y barata la operación y el dominio. El método burocrático se gobierna por datos estadísticos: los burócratas basan sus decisiones en reglas fijas, a las que llegan por medio de datos estadísticos, y no reaccionan ante los seres humanos que están frente a ellos; deciden los problemas según lo que es estadísticamente más probable en cada caso, aunque corran el riesgo de dañar al 5 o al 10% de los que no se adaptan a este patrón. Los burócratas temen la responsabilidad personal y se refugian tras sus reglamentos; su seguridad y su orgullo se basa en su adhesión a las reglas, y no en su lealtad a las leyes del corazón humano.
Eichmann fue un ejemplo extremo de lo que es un burócrata. Eichmann no envió a la muerte a cientos de miles de judíos porque los odiara; no odiaba ni amaba a nadie. Eichmann “cumplió con su deber”: se mostró obediente cuando envió a los judíos a la muerte; fue tan obediente como cuando le encargaron sencillamente que apresurara la emigración judía de Alemania, sólo le importaba obedecer las reglas; únicamente se sentía culpable cuando las desobedecía. Afirmó (causándose daño en el juicio que le seguían) que sólo se había sentido culpable por dos motivos: por haber faltado sin permiso a la escuela cuando era niño, y por haber desobedecido la orden de protegerse durante un ataque aéreo. Esto no implica que no hubiera un elemento de sadismo en Eichmann ni en muchos otros burócratas, o sea la satisfacción de dominar otras vidas humanas; pero este rasgo sádico sólo es secundario si se compara con los elementos primarios de los burócratas: su falta de reacciones humanas y su culto a los reglamentos.
Esta actitud burocrática existe no sólo en los administradores, sino en los médicos, en las enfermeras, en los maestros de escuela y de la universidad y también en muchos esposos en sus relaciones con sus esposas y en muchos padres en su relación con sus hijos. Después de que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad, y no porque sean impulsados por una crueldad tan grande como la consecuencia de sus actos, sino porque no se sienten vinculados humanamente con sus semejantes; los burócratas, aunque menos viles que los sádicos, son más peligrosos, porque no sienten siquiera un conflicto entre su conciencia y el deber; su conciencia es cumplir con el deber; los seres humanos como objetos de simpatía y compasión no existen para ellos.
Los burócratas anticuados, que se sienten predispuestos a ser poco amables, aún existen en algunas empresas antiguas o en las grandes organizaciones, como las instituciones de servicios sociales, hospitales y prisiones, donde un burócrata tiene considerable poder sobre los pobres y otra gente indefensa. Los burócratas de la industria moderna son amables y probablemente tienen pocos rasgos sádicos, aunque pueden sentir el placer de ejercer poder sobre la gente; pero de nuevo encontramos en ellos esa lealtad burocrática a las reglas, en su caso, al sistema: ellos creen en éste. La empresa es su hogar, y sus reglamentos son sagrados, porque los consideran “racionales”.
La creación de una nueva sociedad y de un nuevo Hombre sólo es posible si los antiguos estímulos del lucro, el poder y el intelecto son remplazados por otros nuevos: ser, compartir, comprender; si el carácter mercantil es remplazado por el carácter productivo y amoroso; si la religión cibernética se ve remplazada por un nuevo espíritu radical y humanista.
La cultura medieval tardía floreció porque el pueblo tenía la visión de la Ciudad de Dios. La sociedad moderna floreció porque el pueblo recibió energías de la visión del establecimiento de una Ciudad Terrenal del Progreso. Sin embargo, en nuestro siglo, esta visión se ha deteriorado y se ha convertido en una Torre de Babel que hoy día empieza a derrumbarse, y a la postre nos sepultará bajo sus ruinas. Si la Ciudad de Dios y la Ciudad Terrenal fueron tesis y antítesis, una nueva síntesis es la única alternativa al caos: la síntesis de la esencia espiritual del mundo medieval tardío y el desarrollo de un pensamiento racional y científico renacentista. Esta síntesis es: la Ciudad de Ser.