Jueves, 13 de Enero de 2021

CONTRADICCIÓN (Libertad primera y última. J. Krishnamurti):

Es esencial entender todo el proceso de nuestro pensar, pues ahí es donde hallamos la contradicción.

¿Por qué en cada uno de nosotros hay contradicción? ¿Por qué existe la sensación de deseos opuestos? No sé si nos damos cuenta de ello en nosotros mismos, de esta contradicción, de este sentido de querer y no querer, de recordar algo y tratar de olvidarlo a fin de encontrar alguna cosa nueva.

¿Qué entendemos por contradicción? ¿No implica ella un estado transitorio que se ve contrariado por otro estado transitorio? Esto produce conflicto, el cual es disipación. Todo deseo es transitorio. Yo quiero un empleo, es decir, espero que cierto empleo sea un medio de felicidad; y, cuando lo obtengo, no me siento satisfecho.

La contradicción surge cuando la mente no considera todo deseo como movedizo, transitorio, sino que se apodera de un deseo y hace de él una cosa permanente; y sólo entonces, cuando surgen otros deseos, hay contradicción. Pero todos los deseos están en movimiento constante; no hay fijación de deseo. No hay punto fijo en el deseo, pero la mente establece un punto fijo porque todo lo trata como medio de llegar, de ganar; y tiene que haber contradicción, conflicto, mientras uno esté llegando. Deseáis llegar, lograr éxito, deseáis encontrar un Dios o la verdad final que sea vuestra permanente satisfacción. Por consiguiente no buscáis la verdad, no buscáis a Dios.

Lo que buscáis es satisfacción duradera, y a esa satisfacción la revestís de una idea, de una palabra de sonido respetable, tal como Dios, la verdad. De hecho, estamos todos nosotros buscando satisfacción, y ese placer, esa satisfacción, la colocamos en el punto más alto, llamándole Dios; y el punto más bajo es la bebida. Mientras la mente busque satisfacción, no hay mucha diferencia entre Dios y la bebida. Socialmente, puede que la bebida sea mala; pero el deseo íntimo de satisfacción, de ganancia, es aún más dañino.

Mientras procuremos lograr un resultado psicológico, mientras queramos seguridad interior, tiene que haber una contradicción en nuestra vida. La contradicción nos da ímpetu para vivir; el elemento mismo del razonamiento nos hace sentir que estamos vivos. El esfuerzo, la lucha de la contradicción, nos da una sensación de vitalidad. Es por eso que nos gustan las guerras y que disfrutamos la batalla de las frustraciones. Mientras exista el deseo de lograr un resultado ‑que es el deseo de estar psicológicamente en seguridad– tiene que haber una contradicción; y donde hay contradicción no puede haber mente serena. La serenidad de la mente es esencial para comprender toda la significación de la vida. La naturaleza misma de nuestro pensar es una contradicción, porque siempre pensamos en términos de pasado o de futuro; y por ello nunca podemos ser plenamente conocedores, plenamente conscientes del presente.

Para estar libre de contradicción hay que ser consciente del presente, sin opción. ¿Cómo puede haber opción cuando hacéis frente a un hecho? Evidentemente, la comprensión del hecho se hace imposible mientras el pensamiento procure obrar sobre el hecho en términos de devenir, de cambio, de alteración. El conocimiento propio es, pues, el comienzo de la comprensión y, sin conocimiento propio, la contradicción y el conflicto continuarán. Conocer todo el proceso, la totalidad de uno mismo, no requiere ningún experto, ninguna autoridad. El seguir a la autoridad sólo engendra miedo. Ningún experto, ningún especialista, puede mostrarnos como comprender el proceso del yo. Uno mismo tiene que estudiarlo. Vosotros y yo podemos ayudarnos mutuamente, conversando al respecto; pero nadie puede revelárnoslo, ningún especialista, ningún instructor, puede explorarlo por nosotros. Sólo en nuestra vida de relación podemos ser conscientes de él: en nuestra relación con las cosas, los bienes, las personas y las ideas. En la vida de relación descubriremos que la contradicción surge cuando la acción se aproxima a una idea. La idea es mera cristalización del pensamiento [condicionado, confuso] como símbolo; y el esfuerzo por vivir en armonía con el símbolo produce una contradicción.

De modo, pues, que mientras haya una norma do pensamiento, la contradicción continuará; y para poner fin a la norma, y con ella a la contradicción, tiene que haber conocimiento propio. Esta comprensión del yo no es proceso reservado para unos pocos. El yo ha de ser comprendido en nuestro lenguaje de todos los días, en nuestra manera de pensar y sentir, en como miramos a los demás. Si podemos ser conscientes de todo pensamiento, de todo sentimiento, de instante en instante, entonces veremos que en la convivencia se comprenden las modalidades del yo. Sólo entonces existe una posibilidad de quietud, único estado de la mente en que la realidad fundamental puede manifestarse.

 

BONDAD:

Ser bueno está bien, pero los buenos siempre acaban últimos. Se acabó lo del buen chico. Película Payback.

La mayoría de la gente huye del conflicto cuando, para mí, muchas cosas buenas surgen del conflicto (Julie Delpy). Película Antes del amanecer.

Hay que compensar las malas acciones [el protagonista después de salvar la vida a un forajido]. Película Open Range.

El ser humano es bueno cuando hace mejores a los otros. Proverbio ruso.

La bondad no consiste en hacer regalos, sino en ser dulce y generoso contigo mismo y con los demás. Anónimo.

El que no puede sobrellevar lo malo, no vive para ver lo bueno. Proverbio judío.

Hay tanto de bueno en el peor y tanto de malo en el mejor que es difícil condenar. Proverbio hindú.

… Después se arrepiente uno de haber sido tan bueno. Adolf Hitler.

El perdón es la venganza de los buenos. Anónimo.

Muchos son buenos si se da crédito a los testigos; pocos si se toma declaración a su conciencia. Francisco de Quevedo.

La verdadera sabiduría consiste en unir lo que es bueno con lo que es mejor. En separar lo que es bueno de lo que es malo, pero sabiendo que el mal siempre tiene dos caras. Blanca Rosita Oldfield.

No todo lo bueno da beneficios. No todo lo malo da pérdidas. Anónimo.

No aconsejes lo agradable sino lo mejor. Solón.

Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos. Achile Tournier.

Película Quiero a este hombre:

-No me parece el tipo de hombre que ayudaría a Dios a ganar la partida al diablo.

-Las apariencias engañan.

… el varón prudente y bueno todo le pone en abreviar la charla. Erasmo de Rotterdam.

Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar -para ser buena- los límites establecidos por la naturaleza. Hipócrates.

No seas compañero de los malos ni calumniador de los buenos. Hesiodo.

La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre. Ernest Hemingway.

Esse quam videris bonus malebat (Prefiero ser bueno a parecerlo). Salustio

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