Pensamientos

Nuestra mente funciona de forma similar a un aparato de radio, emitiendo ondas de diferente frecuencia. Así, un hombre revestido de paz, equilibrio, armonía y vibraciones positivas, emite a todo el mundo pensamientos de paz y armonía.  Estos pensamientos se difunden en todas las direcciones con la velocidad del rayo, y penetran en las mentes de otras personas produciendo en ellas pensamientos similares. Por el contrario, un hombre mundano cuya mente está llena de celos, deseos de venganza y odio, emite pensamientos discordantes que llegan a las mentes de miles de seres y provocan pensamientos similares de odio y discordia. Si los pensamientos son nobles y poderosos, activan las vibraciones de todas las mentes en sintonía.  Estás poniendo en movimiento grandes fuerzas que trabajan unidas y contrarrestan los pensamientos bajos y mediocres.

La naturaleza de la mente es tal que se convierte en aquello en lo que uno piensa intensamente. De tal forma que, si piensas en los vicios y defectos de otro, tu mente se cargará con esos vicios y defectos. Quien conozca esta ley psicológica, nunca consentirá en censurar a otros o en buscar faltas en su conducta, sino que verá solamente lo bueno en los demás, y siempre les elogiará.

Los pensamientos de preocupación y de temor tienen una fuerza tremenda: envenenan las fuerzas mismas de la vida y destruyen la armonía, la vitalidad y el vigor.  Mientras que los pensamientos de bienestar, de alegría y valor, curan y alivian, en lugar de irritar; aumentan inmensamente la eficiencia y multiplican los poderes mentales.

Lleva contigo cualquier tipo de pensamiento que te agrade. Mientras lo mantengas contigo… atraerás incesantemente hacia ti, advertida o inadvertidamente, lo que corresponde a tu calidad dominante.  Está totalmente en tus manos determinar el tipo de pensamiento que mantienes y, consecuentemente, el tipo de influencia que atraerás. Todo ser humano debería tener un conocimiento y comprensión de las leyes del pensamiento y su modo de operar.  Solamente así podrá vivir con tranquilidad y sin sobresaltos, utilizar las fuerzas beneficiosas de la mejor manera posible para lograr sus objetivos y neutralizar las fuerzas hostiles o las corrientes antagónicas. Conociendo las leyes del pensamiento, uno puede modelar su carácter en la forma que prefiera.  El dicho popular ‘nos convertimos en lo que pensamos’ es una de las grandes leyes del universo.  Sé cuidadoso con tus pensamientos: todo lo que emites desde tu mente regresa a ti; cada pensamiento es como un boomerang. Si odias a otros, el odio regresará a ti; si amas a otros, el amor regresará a ti.

Los buenos pensadores son personas que se aceptan a sí mismas y a los demás.  Piensan que su vida tiene un propósito y un sentido. Son optimistas, pero de un modo realista, no ingenuo. No hacen generalizaciones de sus experiencias, tanto positivas como negativas. Es decir, no piensan que por haber suspendido el examen de conducir van a suspender siempre, o que si han ganado una partida de cartas van a tener siempre suerte en el juego.  Se enfrentan a la incertidumbre y a las complejidades de la vida diaria, en vez de recurrir a las supersticiones y a otras formas de pensamiento mágico para explicar o controlar su ambiente.  Manejan las emociones negativas sin sufrir estrés y se ponen en marcha para resolver los problemas de un modo efectivo, en vez de estar lamentándose sin hacer nada. Están orientados a la solución de problemas, en vez de dedicarse a juzgarse a sí mismos y a los demás.  Son pensadores flexibles que saben adaptar su comportamiento a las distintas situaciones de la vida y ven tanto el lado bueno como el malo de las cosas. El buen pensador constructivo ‘acepta lo que no puede cambiarse, cambia lo que puede cambiarse y conoce la diferencia entre ambas cosas’.

Los malos pensadores, en cambio, les dan vueltas continuamente a los acontecimientos negativos, piensan de modo categórico (blanco o negro), clasifican a la gente como buena o mala, perdedores o ganadores, amigos o enemigos. Se preocupan excesivamente y se centran más en defenderse de lo malo que pueda pasarles que en conseguir ser felices y disfrutar de la vida. Si esperan de antemano que algo fracase, no se arriesgan a sufrir una desilusión.  Son pesimistas y se deprimen con facilidad. Suelen ser intolerantes, sólo admiten su punto de vista y consideran errores los de los demás.  Tienen supersticiones personales.  Otros, los optimistas ingenuos, piensan que si pasa algo bueno, siempre sucederán cosas buenas.  Aunque suelen caer bien a los demás, tienen una visión simplista de la vida, evitan las realidades desagradables y no toman las debidas precauciones.

‘Más importante que tener una mente positiva es tener una mente silenciosa’.  Deepak Chopra.

Sin comprender la naturaleza contradictoria del ‘yo’, ser franco es ser duro y originar más y más confusión. Gracias a la plena percepción y al pleno conocimiento de nosotros mismos, hay orden, claridad y recto pensar.   J. Krishnamurti

Dedica cada día tiempo para seguir aprendiendo. Lee mucho y sobre cualquier materia. Mantén conversaciones interesantes con personas interesantes, ve a museos y galerías, exponte a nuevas ideas… También es bueno observar qué es lo que ocurre en nuestra mente a nivel de pensamientos y sentimientos.

La mente de un ejecutivo:

  • Planifica a largo plazo pero con flexibilidad.
  • Detecta modelos en acontecimientos de rápida evolución.
  • Es selectivo con los datos que tiene para tomar una decisión.  El ejecutivo más brillante, se preocupa de las ramificaciones de una decisión.