Florecer vs Represión

Florecer vs represiónLeer el libro del conocimiento propio es tornarse consciente y alerta.  Gracias a este estado de alerta, cada pensamiento-sentimiento es examinado sin que lo juzguemos; de ese modo, le permitimos florecer, lo cual genera comprensión, porque al seguir en su plenitud cada pensamiento-sentimiento, encontraremos que en él está contenido todo el pensar.  Podemos pensar y sentir de una manera completa, sólo cuando no perseguimos un resultado, una finalidad (14).

Cuando la mente, el corazón y el cuerpo se hallan en completa armonía, entonces el florecimiento adviene natural, fácilmente y con excelencia (52).

Cada pensamiento y sentimiento deben florecer para poder vivir y morir.  Todo debe florecer en uno, la ambición, la envidia, el odio, la alegría, la pasión.  En ese florecimiento está la muerte de todo ello y hay libertad.  Sólo en libertad algo puede florecer, no en la represión, en el control y la disciplina.  Eso sólo pervierte, corrompe.  En la libertad y el florecimiento radican la bondad y toda virtud.  No es fácil dejar que la envidia florezca, uno la condena o la fomenta, pero jamás le da libertad.  Solamente en libertad el hecho de la envidia revela su color, su forma, su profundidad, sus peculiaridades.  Si se la reprime no se revelará a sí misma en plenitud y libertad.  Una vez que se ha mostrado completamente, la envidia cesa sólo para revelar otro hecho, el vacío, la soledad, el miedo.  Y a medida que a cada hecho se le permite que florezca libremente, en toda su integridad, toca a su fin el conflicto entre el observador y lo observado.  Ya no existe más el censor sino sólo la observación, sólo el ver.  La libertad puede existir únicamente en la consumación, no en la represión, en la repetición, en la obediencia a un patrón de pensamiento.  Hay consumación sólo en el florecer y el morir.  El florecer no existe si no hay un terminar.  Lo nuevo no puede existir si no hay libertad con respecto a lo conocido.  El pensamiento, lo viejo, no puede dar origen a lo nuevo.  Lo viejo debe morir para que lo nuevo sea.  Lo que florece tiene que llegar a su fin (48).