Domingo, 9 de Enero de 2022

LA IDENTIDAD. EL YO:

Observe en sí mismo cómo funciona el cerebro. El cerebro es el almacén de la memoria, del pasado. Esa memoria responde todo el tiempo: me gusta o no me gusta, justificando, condenando, etc. Responde según su propio condicionamiento, según la cultura, religión, educación que haya acumulado. Esa acumulación de memoria, desde donde surge el pensamiento, guía gran parte de nuestra vida. Dirige y moldea nuestra vida, cada minuto de nuestro día, consciente o inconscientemente, genera el pensamiento, el “yo”, que es la esencia del pensamiento y de las palabras. J. Krishnamurti.

Puede que sea inteligente en sus estudios, en su trabajo, que sea capaz de argumentar de manera muy astuta y razonable, pero eso no es inteligencia. La inteligencia va junto con el amor y la compasión, y como individuo, no puede alcanzar esa inteligencia. La compasión no es suya o mía, al contrario del pensamiento que es suyo y mío. Cuando hay inteligencia no existe el “yo” ni el “usted”, y esa inteligencia no subsiste en su mente o en su corazón; esa inteligencia, que es suprema, está en todas partes. Esa es la inteligencia que mueve la tierra, los cielos y las estrellas, porque eso es compasión. J. Krishnamurti.

¿Por qué tenemos imágenes de nosotros mismos? Estas imágenes separan a las personas. Si tiene una imagen de sí mismo como suizo, inglés o francés, etc. esta imagen no sólo distorsiona su observación de la humanidad, sino que también le separa de los demás. Y mientras exista esa separación, esa división, debe haber conflicto, como el conflicto que hay en todo el mundo, el árabe contra el israelita, el musulmán contra el hindú, una iglesia católica contra otra. Las divisiones nacionales y económicas son el resultado de todas estas imágenes, esos conceptos, esas ideas, y el cerebro se aferra a estas imágenes. ¿Por qué? J. Krishnamurti.

Somos lo que poseemos. El hombre que posee dinero es el dinero, el hombre que se identifica con la propiedad es la propiedad, o la casa, los muebles. Lo mismo sucede con las ideas o con la gente, y cuando existe ese afán posesivo, no hay relación. Sin embargo, la mayoría poseemos porque si no, no tenemos nada más; si no poseemos somos cascarones vacíos. Por eso llenamos nuestra vida con muebles, música, conocimientos, con esto o aquello. Este cascarón hace mucho ruido y a ese ruido lo llamamos vivir y con eso, estamos satisfechos. Pero si surge una contrariedad, una pérdida, entonces sufrimos porque de pronto descubrimos lo que somos, un cascarón vacío sin mucho significado. J. Krishnamurti.

Krishnamurti en uno de los paseos, hablando de la cruz dijo. “La línea horizontal es el ‘yo’, y la barra vertical es la negación del ‘yo’“. Pupul Jayakar.

El auto-aislamiento del mí, del yo, del ego, construye resistencias alrededor de uno mismo y esta resistencia es el yo.  J. Krishnamurti.

¿Qué significa el ego? Es la exageración de una parte en perjuicio del todo. La no admisión por parte de la persona de hecho del morir, sea en cada momento o como consecuencia irrefutable de una muerte física en el futuro, yugula los ritmos input-output de la relación.  La conciencia de que morimos a cada instante permite que nos conectemos con el exterior y seamos perceptibles.  La falta de esa sensibilidad conlleva la creación de mundos artificiales y egocéntricos donde lo natural tiene poca cabida, salvo para explotarlo, de ahí la matanza de especies, animales y humanos. J. Krishnamurti.

La mente innata está vacía de contenidos. Es la naturaleza primordial y original de la mente, el Yo verdadero. Se manifiesta por ejemplo, cuando un coche se dirige hacia nosotros por la carretera, y nos apartamos inmediatamente. No importa si se es hombre o mujer, rico o pobre: la reacción es siempre la misma. Tiene que ver con las reacciones inmediatas que no pasan por el pensamiento.  Una vez que el estudiante se orienta hacia ella, se halla en el camino del Zen. C. Alexander y Annellen Simpkins.

La idea que tenemos de nosotros mismos es nuestra forma de escapar del hecho de lo que somos. Pero cuando uno observa el hecho real de lo que es, nadie puede lastimarlo. Entonces, si uno es un mentiroso y se le dice que es mentiroso, eso no lo hiere, pues es un hecho; pero si finge no ser un mentiroso y le dicen que lo es, entonces se enoja, se violenta.  De modo que vivimos siempre en un mundo de ideas, de ficción y nunca en el mundo de la realidad.  Para observar lo que es, para verlo, para estar realmente familiarizado con ello, no debe haber juicios, evaluaciones, opiniones o temor. J. Krishnamurti.

La mente sosegada no es una mente condicionada, ni puede disciplinarse o entrenarse para sosegarse. El sosiego sólo llega cuando la mente comprende su manera de hacer, que es la del yo. J. Krishnamurti.

Una vez que la mente entiende que no le es posible comprender el presente, lo que resta es la pura percepción sin pensamiento.  Así la conciencia es como si contuviera varias capas: la primera de ellas mantiene los automatismos de la rutina: beber, comer, pasear, etc. Si la rutina es perturbada entra en acción una segunda capa, que está más viva, no tan automática. Debajo de estas dos se encuentra una tercera la del agrado o desagrado, conformidad, las opciones, el juicio, etc. Ésta sería el fundamento del ‘ego’ o ‘yo’ pero más profundo que aquella tendríamos el revoltijo de los recuerdos o tendencias raciales, individuales o colectivas, pero sobre todo inconscientes, que reencarnan o emergen hacia la capa ‘consciente’ condicionándola. J. Krishnamurti.

Todo deseo de hacer algo, aunque significase acabar con el pensamiento, era en realidad continuar con el mismo, pues todo esfuerzo o conformidad implica un estado de futuro, no un estado de ‘ahora’. Krishnamurti también mostraba la realidad de que el ‘yo’ siempre se identificaba como un centro o un punto que pretende, controlar otros puntos de la periferia de la conciencia, ‘mi esposa’, ‘mi reputación’… e intenta que no se rompan, necesitando de una constante realimentación. Estos puntos periféricos son los que crean el centro Yo, y la constante agitación de esos centros necesita de un centro [Yo] que los alimente, que los proteja, haciendo que la atención se centre en ellos.  J. Kreishnamurti.

Es más importante el estado de la mente que pregunta, que la pregunta en sí misma. Si era una pregunta profunda no habría respuesta, pero si era superficial, el que hacía la pregunta [el YO] era lo que nos mantenía en cautiverio. La necesidad de respuestas expresaba la estructura del yo, del ego, con sus miedos e inseguridades. J. Krishnamurti.

Sólo usamos una parte muy pequeña de nuestro cerebro. Esa parte es la actividad del pensamiento… el cerebro funciona dentro de un área muy estrecha dependiendo de nuestros sentidos, los cuales también son limitados, parciales; los sentidos jamás son libres ni están despiertos en su totalidad… cuando uno observa algo de modo parcial, está consolidando más aún la actitud separativa, egocéntrica ante la vida… cuando observan con todos sus sentidos, o sea, con la mente, con el corazón, con los nervios, si a esa observación le dedican toda la atención, entonces verán por sí mismos que no hay un centro [el Yo] desde el que estén observando [sólo hay la cosa observada por la mente]. J. Krishnamurti.

PENSAMIENTO-PENSADOR (J. Krishnamurti):

  • Un pensador consiste en una persona irreflexiva, porque se pliega a una pauta; repite frases y piensa en una única dirección.

  • El pensamiento no puede ser libre, ni puede liberarse. Pensar es resultado de la experiencia, y la experiencia siempre es condicionante.

  • El pensamiento no puede resolver ningún problema humano, porque ese mismo pensar es el problema.

  • La libertad de pensamiento no existe, porque todo pensamiento es condicionado.

  • ¿Acaso no son el pensador y su pensamiento un fenómeno inseparable? ¿Por qué separamos al pensamiento del pensador? ¿No es uno de los trucos más arteros de la mente, por el cual el pensador puede cambiar su atuendo según las circunstancias y seguir siendo el mismo?… el anhelo de continuidad, de permanencia, crea esta división entre pensador y sus pensamientos. Sólo puede transcenderse la dualidad cuando el pensador y su pensamiento se tornan inseparables. Sólo cuando cesa el pensamiento aparece la Realidad.  Esta unidad inseparable del pensador y su pensamiento debe experimentarse [sin pensamiento el pensador no existe], pero no especularse. Esta experiencia es liberación.

  • ¿Por qué se separa el pensador de su pensamiento? ¿No es por continuidad? Siempre busca seguridad [el pensador], permanencia, y como los pensamientos son impermanentes, el pensador se considera permanente. El pensador… se oculta tras la actividad de sus pensamientos para salvaguardarse. Siempre es el observador manipulando lo observado, pero él es precisamente el problema y no sus pensamientos. La turbación del pensador respecto de sus propios pensamientos no es sino un medio sutil de evitar su propia transformación.

  • ¿Existe un pensador, un centro, sin pensamiento? ¿Queda un centro si apartáis el pensamiento? ¿Existe un centro si apartáis todo pensamiento, toda lucha, toda urgencia por adquirir, todo esfuerzo por devenir algo? ¿O está el centro creado por el pensamiento, que se siente inseguro, permanente, en un estado de flujo continuo? Si observáis, descubriréis que el que ha creado el centro es el proceso del pensamiento, y que ese centro permanece inmóvil en el campo del pensamiento.

  • El observador, el pensador [el YO] sólo existe cuando está presente la idea de transformar el pensamiento, de suprimirlo, de cambiarlo, de dominarlo y controlarlo. El pensador sólo está cuando tiene lugar la actividad de hacer algo respecto al pensamiento. Pero cuando se detiene toda la actividad, hay pensamiento, y ningún observador [pensador o Yo] pensando.

  • Debéis cesar de buscar, pues en el momento en que buscáis, creáis el objeto hacia el que os dirigís. Mientras exista un experimentador [Yo] que desee experimentar, habrá creado lo opuesto de lo que va a experimentar. Mientras haya un censor, un juez, una entidad que juzga, evalúa, critica, condena, justifica, tendrá que existir lo opuesto, y por tanto el conflicto.

 

Krishnamurti. 100 años de sabiduría. Evelyne Blau (editora):

Nuestras mentes y nuestros corazones han de ser sencillos, han de estar creativamente vacíos y alertas. Sólo entonces puede el Amor manifestarse, sólo el Amor puede traer paz al mundo, y sólo cuando haya paz conocerá el mundo la dicha de lo real. La vía de la paz.

La liberación no está fuera de la manifestación, sino dentro de ella.  Quería decir, creo, que no es el eludir la vida lo que nos llevará a encontrar eso que él entonces llamaba ‘la liberación’.  William Quinn.

La clave para la autocomprensión en el psicoanálisis se basa en revelar la vida pasada y Krishnamurti introduce aquí un elemento muy importante –un elemento que difiere un poco del enfoque psicoanalítico-. La clave, según él, está en darse cuenta de las propias reacciones.  Por lo general, las imágenes que uno tiene de cómo deberían ser las cosas se ven constantemente amenazadas y cuando esa imagen sufre una amenaza, en cualquier área, uno reacciona.  A veces reacciona con ira, o con dolor, y esas reacciones emergen siempre del propio pasado; luego es posible llegar al pasado mediante la comprensión de esas reacciones, en lugar de excavar en la vida pasada. Dr. Benjamin Weinniger.

Cuando la mente esté despejada por completo de la imagen o el ritual, de la creencia, del símbolo, de todas las palabras, mantras [oraciones] y repeticiones, y de todo miedo, lo que uno verá entonces será lo real, lo intemporal, lo eterno a lo que puede llamarse Dios; pero esto requiere enorme percepción instantánea, comprensión y paciencia inmensas y es sólo para quienes de verdad indagan en qué es la religión y lo hacen día tras día hasta el final. Sólo esas personas sabrán lo que es la verdadera religión… Sólo cuando la mente se rebela contra todo aquello a lo que se ha dado en llamar religión, se encuentra lo real.

¿Qué es lo que yo enseño? No les estoy ofreciendo un nuevo sistema, o una nueva serie de creencias, sino que les pido que pongan su atención en la causa que ha generado toda esta explotación, falta de amor, miedo, odio, estas guerras continuas, distinciones de clase, esta división que enfrenta entre sí a los seres humanos. La causa es, fundamentalmente, el deseo por parte de cada uno de nosotros de protegerse a sí mismo mediante la codicia, mediante el poder. Todos deseamos ayudar al mundo, pero ninguno comenzamos por nosotros mismos… así pues, empiece por liberar su mente y su corazón de su sentimiento de posesividad. Esto exige, no una mera renuncia, sino discernimiento, inteligencia.

En el mundo de lo espiritual, la búsqueda de seguridad se expresa a través del deseo de inmortalidad. Existe en cada persona el deseo de ser permanente, eterno. Eso es lo que todas las religiones prometen: la inmortalidad en el más allá, que no es sino una modalidad sutil de seguridad egotista. Ahora bien, quienquiera que prometa esa egoísta continuación, a la que ustedes llaman inmortalidad, consciente o inconscientemente se convierte en autoridad suya. Observen las diferentes religiones del mundo y verán que, como fruto del deseo de seguridad, de salvación, de continuidad que tienen cada uno de ustedes, han creado una sutil y cruel autoridad de la que se han vuelto esclavos, y que constantemente paraliza su pensamiento y su amor.

Para interpretar la autoridad, necesitan ustedes mediadores, a los que llaman sacerdotes, que se convierten en sus explotadores de hecho… tal vez no acudan ustedes al sacerdote, pero eso no significa que no estén ustedes explotando o siendo explotados.,  allá donde hay deseo de seguridad, de certidumbre, ha de haber autoridad y se entregan ustedes por entero a aquellas personas que prometen guiarles, ayudarles a conseguir esa seguridad. De modo que las religiones se han convertido en todas las partes del mundo en el receptáculo de los intereses creados y de la fe organizada y hermética.

Si quiere usted averiguar por sí mismo si hay Dios, entonces debe abordar la investigación sin prejuicios; debe iniciarla con una mente nueva: ni creyendo, ni sin creer. Si yo le dijera que existe, usted lo adoptaría como creencia, y añadiría esa creencia a las creencias muertas ya existentes. Y si le dijera que no, sería únicamente un oportuno apoyo para el descreído.

Si una persona desea verdaderamente saber, que es la realidad, la vida… ha de comprender la causa original del sufrimiento, del conflicto y cuando la mente se libere de ello, sabrá.  Cuando la mente sea vulnerable, cuando haya perdido todo apoyo, todas las explicaciones, cuando esté desnuda, entonces conocerá la dicha de la verdad.

Hitler consolidaba su poder y seguía de cerca lo que sucedía en España. La Guerra Civil había hecho estragos y con la caída de Madrid en 1939 Franco atenazó el alma de su país. Los pueblos hispanohablantes habían sentido desde hacía largo tiempo interés por Krishnamurti, pero, al arder Madrid, ardieron también todas las existencias de libros de Krishnamurti traducidos al español. Fue una pérdida tremenda que costó años subsanar.

Aldous Huxley: Hay en la vida una espontaneidad transcendental, una ‘realidad creativa’ como la llama Krishnamurti, que se manifiesta con su cualidad inmanente sólo cuando la mente del que percibe se halla en estado de ‘pasividad alerta, o ‘darse cuenta sin elección’. El juicio y la comparación nos constriñen irrevocablemente a la dualidad. Únicamente el darse cuenta sin elección puede conducir a un estado no dual, a la reconciliación de los opuestos que nace de una total comprensión y de un amor total. Ama et fac quod vis. Si uno ama, puede hacer lo que quiera. Pero si uno empieza por hacer lo que quiere, o por hacer lo que no quiere obedeciendo determinados sistemas o ideas, prohibiciones e ideales, nunca amará.  El proceso liberador debe comenzar por un darse cuenta, sin elección, de lo que uno quiere y de sus reacciones al sistema simbólico que le detalla lo que debería, o no debería, hacer.  De ese darse cuenta sin elección, a medida que éste va penetrando las sucesivas capas del ego y el subconsciente asociado a él, nacerán el amor y la comprensión, pero de una índole diferente de aquella a la que generalmente estamos habituados.  Este darse cuenta sin elección –en cada momento y en todas las circunstancias de la vida- es la única meditación efectiva.  Todas las demás formas de yoga conducen bien a un pensar a ciegas, resultado de la autodisciplina o bien a algún tipo de éxtasis autoinducido, o alguna forma de falso samadhi [iluminación]. La verdadera liberación es ‘una libertad interior de realidad creativa’. Y ‘no es un don; uno debe descubrirla y experimentarla’. No es una adquisición que uno pueda acaparar para sí mismo, para su propia gloria. Es un estado del ser, como el silencio, en el que no hay devenir, en el que hay compleción [completo]… no es un don, ni el resultado del talento; ha de encontrarse este imperecedero tesoro, allá donde el pensamiento se libera de la lujuria, del rencor y la ignorancia, donde el pensamiento se libera de la mundanalidad y el ansia egoísta de ser. Ha de experimentarse mediante el recto pensar y la meditación’.  Darse cuenta de uno mismo sin elección nos llevará a la realidad creativa que yace bajo todas nuestras fantasías, a la serena sabiduría que está presente siempre, a pesar de la ignorancia, a pesar del conocimiento, que no es sino ignorancia con distinta apariencia.  El conocimiento es un entramado de símbolos y es –la mayoría de las veces- un impedimento para la sabiduría, para descubrir el ‘yo’ a cada instante.  Una mente que ha llegado a la quietud de la sabiduría conocerá el ser, conocerá lo que es amar. El amor no es personal ni impersonal. El amor es amor, y la mente no puede definirlo ni describirlo como exclusivo o inclusivo. El amor es su propia eternidad; es lo real, lo supremo, lo inconmensurable. Introducción a Libertad primera y última.

La guerra que debería preocuparles se halla dentro de ustedes, no en el exterior.

Cuando una persona no está en conflicto consigo misma, no crea conflicto en el exterior. Las luchas internas, al proyectarse externamente, se convierten en el caos del mundo. Después de todo, la guerra es el espectacular resultado de nuestro vivir diario; sin una transformación de nuestra existencia diaria, forzosamente se multiplicarán los soldados, la instrucción militar, el saludo a las banderas y toda la insensatez que le acompaña.

La palabra ‘ciencia’ significa en sí misma conocimiento y el ser humano confía en que la ciencia lo transformará en una persona cuerda y feliz. De modo que el ser humano se lanza ansiosamente en pos del conocimiento, de todo lo que hay en la Tierra y de sí mismo. El conocimiento no es compasión y sin compasión, el conocimiento engendra maldad y desdicha y caos inexpresable. El conocimiento no puede hacer que el ser humano ame; puede crear guerra e instrumentos de destrucción, pero no puede llevar amor al corazón del ser humano ni paz a la mente. Percibir todo esto es actuar, y no la acción basada en la memoria o en ciertos modelos. El amor no es un recuerdo, una remembranza del placer.

 

 

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