Domingo, 29 de Marzo de 2020

La sílaba sagrada. Alan Watts.

No venimos a este mundo, surgimos de él.

La pregunta más fascinante ¿quién soy?

No consideremos que el yo, yo mismo, sea un ser idéntico a todo nuestro organismo físico. Consideramos que es algo que está dentro de él.

Hemos aprendido a creer que lo que está fuera de nosotros no forma parte de nosotros.

 

Para todo afuera hay un adentro

Para todo adentro, un afuera.

Y aunque son diferentes, van juntos.

Lo que es esotérico, profundo y lo que se encuentra dentro llamamos implícito.  Obvio y manifiesto a lo explícito.

Cuando decimos yo denotamos posición (como éste o aquí). W. James.

El mundo externo es la extensión de nuestro propio cuerpo. Ambiente exterior y organismo constituyen un solo campo en la conducta (no hay manera de separar al individuo del ambiente).

Eres arte integral del cosmos. Todo lo que viene a ti es el regreso de todo lo que ha salido de ti.

Cuando separamos la profesión médica del sacerdocio ambas salen perdiendo y no sólo porque han perdido su mitad complementaria.

Toda existencia es una relación.

Debemos comprender que todo lo que viene a nosotros es un regreso de todo lo que salió. Debemos admitir nuestra complicidad en las catástrofes que nos han ocurrido.

Si pensamos que sólo somos la consciencia y que tenemos control sobre todo lo que nos sucede, actuamos estúpidamente.  Como una especie de lunático que cree en Dios.

Si entendemos que nuestro verdadero ser es la sabiduría que se expresa en la forma inteligente de nuestro organismo, no pensaremos que nuestra relación con el mundo es de ser su gobernante.

Cuando dejas de pensar, encuentras que estás en un eterno aquí-ahora.

Cuando dejamos de hablarnos [pensar] y nos damos cuenta de lo que sentimos, de las sensaciones que tenemos súbitamente descubrimos que el pasado y el presente han desaparecido completamente.  También desaparece la diferencia entre objeto, sujeto, persona que siente y sensación, pensador y pensamiento.

Es increíblemente importante no pensar al menos una vez al día.

El leer… nos aparta cada vez más de la vida.  Ya que el pensamiento se va haciendo de palabras sobre palabras.

Lo que siempre consideramos los problemas más importantes de la vida y la filosofía, no son más que cuestiones carentes de significado y estos problemas se resuelven, no dándoles una respuesta, sino deshaciéndose del problema, viendo intelectualmente que carece de significado.  De lo que no se puede hablar es mejor guardar silencio. L. Wittgenstein.

Las palabras tienen significado porque son símbolos, porque señalan algo diferente de sí mismas.  Pero todos los grandes enunciados místicos no tienen significado alguno porque son absolutos como las nubes, montañas y estrellas carecen de significado porque no son palabras.

Un buen gurú [maestro] es una persona que te sigue la corriente.

Quiero llegar a eso… eso… y durante todo el tiempo eso eres tú. Mientras estemos persuadidos de que existe algo más de lo que somos y que debemos ser ese algo más, nos separamos de la realidad del universo. Para realizarnos verdaderamente hay que llegar al punto en donde ya no se busca.  Entonces empezamos a pensar: bueno ahora seré alguien que no busco. Toda nuestra violencia, competitividad, ansiedad por sobrevivir se deben a que no sabíamos desde el principio que éramos eso [que buscábamos].

Si por casualidad descubres quién eres, en lugar de volverte perezoso empezarás a reír y la risa conduce a la danza y la danza a la música y para variar un poco podemos jugar entre nosotros.

Debemos ser muy sensibles para descubrir la línea de menor resistencia.  El camino de la corriente.  Cuando lo hemos logrado podemos fluir.

Lao-Tsé: el curso de la naturaleza, el Tao es como el agua.  El agua siendo suave vence a las cosas duras.  Al ser débil es fuerte.  Siempre busca el nivel más bajo, el camino de menor resistencia.

Hay que tomar las ideas que se aceptan por lo común y que parecen incontrovertibles y cuestionarlas.  Debemos invertirlas y ver qué sucedería si pensáramos en ellas de otra manera.

Puede ser el pasado resultado del presente.

Lao-Tsé: el ser y el no ser uno al otro se engendran.  Yin-Yang se crean mutuamente.  El ser humano que no percibe este principio siempre quiere tener uno sin lo otro: luz sin oscuridad, bien sin mal, placentero sin dolor, algo sin nada.

No puede haber conocimiento de la acción voluntaria sin la experiencia de lo que sucede involuntariamente.

Cuando Bach escribía música lo que hacía era inventar las leyes de la armonía.

Los chinos desarrollaron el paisaje mucho antes que nosotros, desde el siglo VIII a.C. Las figuras humanas que aparecieron después eran muy pequeñas.  Los chinos veían a los hombres dentro del contexto de la naturaleza.

Lo que pensamos del arte y de la vida depende en gran parte de la convención.  Pero debemos tener cuidado de la falsa espontaneidad, de ir simplemente en contra de la convención. Ese no es el camino del agua, la línea de menor resistencia. Debemos ser muy sensibles para descubrir cuál es esa línea.  Cuando la descubramos entonces seremos capaces de fluir.

Los seres humanos, ignorantes de las riquezas que les rodean, siempre están lisos para prever un futuro y no saben vivir completamente el aquí y ahora.

Así como la opinión que uno tiene de sí mismo no es lo que uno es en realidad, las noticias no son lo que está sucediendo. Se trata de una visión particularmente deformada de lo que sucede.

Desde la cuna hasta la tumba tenemos un programa que la sociedad aprueba y nos sentimos muy inquietos sino lo seguimos exactamente.

Al intentar escapar de la convención y de las barreras que las palabras crean en nosotros y la realidad, podemos renunciar a nuestra identidad y decir: ahora el juego se acaba, vamos a ver qué hay detrás de todo eso. Qué está sucediendo en realidad.

Todas las prácticas de meditación son para abrir nuestra conciencia a lo que sucede, por oposición a lo que se dice que sucede.  Para hacerlo debemos suspender nuestras palabras [pensar], dejar de hacer descripciones y estar alerta a lo que realmente sucede [observar].

Todo se hace absolutamente claro si al menos temporalmente, suspendemos las descripciones y los comentarios y experimentamos directamente la vida.

No me digas tu nombre, dirección y tu oficio. Sabes que son sólo máscaras, disfraces, la Gran Actuación.  ¿Quién la representa? Tu cuerpo.

Cada visión que tenemos del mundo no es más que una manera de ver las cosas.  Y existen infinitas maneras de ver.

De no ser por la obscuridad no podríamos ver las estrellas. Intentamos pensar qué es lo que tienen en común el blanco-negro, luz-sombra, yin-yang (estos son mutuamente indispensables).

Jesús dijo a sus discípulos que cuando fueran a hablar no pensaran de antemano lo que iban a decir, sino que dejasen que el espíritu les inspirase.

Cuando elaboramos imágenes de Dios, estas no son más que exhibiciones de nuestra falta de fe.

La mayoría de nosotros estamos en un estado de tensión constante de si vamos a sobrevivir o no. ¿No te sentirás mejor si abandonas la idea de sobrevivir?  No te sentirás más libre?  ¿No dispondrás de más energía para hacer cosas más gloriosas?  ¿No serías capaz de amar más a los demás si ya no te preocupara si vas a sobrevivir?

Cuando reconocemos la integridad del universo y que la muerte es tan inevitable como el nacimiento, podemos descansar y aceptar que así es.  No podemos hacer nada más.

 

 

 

 

 

 

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