Compartir

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Para compartir, no tiene que haber emocionalismo, sentimentalismo, sino sólo un estado de la mente en el cual nosotros dos seamos serios, intensos, vivos.  No se trata entonces de compartir nada con nadie.  Una flor no ‘comparte’ con usted ni conmigo su belleza, su aroma.  Está ahí para que la vean, la huelan todos (38).

Si comprendemos el sentido de la palabra ‘compartir’, podemos ver muy claramente que implica que una persona que tiene experiencia, o conocimiento, está dispuesta a dejar que otra participe de ello también.  Eso es lo que en general se llama ‘compartir’, y con eso va todo el sistema jerárquico de la división.  Compartir implica que usted sabe y yo no sé.  Comparte conmigo lo que yo no sé, lo que no he experimentado, lo que nunca he sentido.  Es usted lo bastante bueno o generoso para estar dispuesto a compartir algo conmigo.  Así cuando usamos la palabra ‘compartir’, ello implica en general que uno posee y otro no, que uno tiene algo y el otro no.  Semejante actitud engendra autoridad, ambición, lucha, gran dolor e infinita pena.  De modo que lo que vamos a hacer esta mañana no es cuestión de compartir, sino que ambos vamos a inquirir, vamos a avanzar juntos hacia algo que no conocemos.  Os ruego que no esperéis que yo diga, o comparta con vosotros algo que no tenéis.  No esperéis que yo os dé iluminación o liberación.  Nadie puede daros libertad, ni puede nadie compartirla con vosotros.  Pero la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a esta actitud de que alguien dé y otro reciba, y ello crea una división en la vida que produce autoridad con todos sus males.  En la verdad no existe el seguidor y el que dirige, no hay el que enseña ni el enseñado.  Eso es algo maravilloso, si lo comprendéis vosotros mismos.  En eso hay gran belleza, en eso hay libertad, la terminación del dolor, porque uno tiene que trabajar, inquirir, irrumpir a través de ella, destruir todo lo que es falso, y con ello descubrir por sí mismo (38).

 Cuando verdaderamente comparte algo con otro, ello significa que ambos deben tener la misma intensidad, al mismo tiempo y al mismo nivel.  De otro modo no pueden compartir.  Ambos deben tener un interés común, al mismo nivel, con la misma pasión; de lo contrario, ¿cómo pueden compartir algo?  Ustedes pueden compartir un trozo de pan, pero de eso no estamos hablando.  Para ver algo juntos -lo cual es compartir- ambos debemos ver; no concordar o disentir, sino ver juntos lo que realmente es.  No interpretarlo de acuerdo con mi condicionamiento o el suyo.  Y para ver juntos debemos estar libres para observar, libres para escuchar.  Esto significa no tener prejuicios.  Sólo entonces, cuando hay esta cualidad de amor, existe el compartir (72).

Cuando uno ama desea compartir (10).