K.-Gibran

LOS NIÑOS

Tus hijos no son tus hijos,

son hijos e hijas de la vida,

deseosa de sí misma.

No vienen de ti, sino a través de ti

y aunque estén contigo,

no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,

pero no tus pensamientos

pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes albergar sus cuerpos,

pero no sus almas, porque ellas,

viven en la casa del mañana,

que no puedes visitar,

ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,

pero no intentes hacerlos semejantes a ti.

Porque la vida no retrocede

ni se entretiene con el ayer.

Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas

vivas son lanzados

el arquero ve el blanco

en la senda del infinito y te

doblega con su poder para que

su flecha vaya veloz y lejana

Deja alegremente que la mano del arquero

te doblegue.

Porque así como él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que es estable.

EL LOCO

Tal vez quisierais saber como fue que me volví loco.  Un día, mucho antes de que nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño y descubrí que me habían robado todas mis máscaras, las siete máscaras que había utilizado en mis siete vidas anteriores.

Corrí desnudo por las calles atestadas de gente gritando ¡Ladrones!  ¡Ladrones!  ¡Malditos ladrones!

Hombres y mujeres se reían de mí y algunos temerosos corrieron a sus casas llenos de espanto, a buscar refugio.

Y cuando llegué a la plaza un joven de pie en la azotea de su casa, señalándome con el dedo gritó ¡Miren!  Es un loco.  Alcé la vista para mirarlo y por primera vez el sol besó mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de amor al sol y ya no quise más mis máscaras y extasiado grité: ¡Benditos!  ¡Benditos sean los ladrones que han robado mis máscaras.

Así fue como me volví loco y en mi locura he hallado libertad y seguridad.  La libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nuestro ser

Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado.  Ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

7 reprimendas: ¡He reprendido a mi alma siete veces!:

  1. La primera vez: cuando intenté enaltecerme a expensas de los débiles.
  2. La segunda  vez: cuando alardeé de mis miembros ante los tullidos.
  3. La tercera vez: cuando, ante la opción, elegí lo fácil antes que lo difícil.
  4. La cuarta vez: cuando cometí un error y me consolé con los errores de los demás.
  5. La quinta vez: cuando fue dócil porque tenía miedo y luego fui fiero ante la paciencia.
  6. La sexta vez: cuando levante mis vestiduras para evitar el  lodo de la vida.
  7. La séptima vez: cuando elevé cánticos a Dios y me consideré virtuoso.

FRASES:

La valía de un hombre radica en las pocas cosas que crea y no en las muchas posesiones que acumula.

La fuerza y la tolerancia con socios.

La perfección no está en el alma más pura, suele ser una virtud de pecar.

Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha logrado sino en lo que aspira a hacer.

El más útil entre la gente es aquel que está distante de la gente.

Mi alma me habló y dijo: no te alegres con el elogio, no te angusties con el reproche.

Lo que no escuchamos en nosotros es lo que alimenta nuestro dolor más hondo.

La realidad de la otra persona no está en lo que te revela sino en lo que no puede revelarte; para entenderle no escuches lo que dice sino lo que calla.

Todo gran hombre que he conocido tenía alguna pequeñez y fue esa pequeñez la que impidió que este se volviera loco, inactivo o se suicidara .

El verdadero gran hombre es el que no se enseñorea de nadie, ni permite que nadie le domine.

He aprendido a callar de los parlanchines; a tolerar de los intelectuales y a ser bondadoso de los duros de corazón.  S.e., qué extraño que no sienta gratitud hacia tales maestros.

Lo hondo y lo alto esta más cerca uno del otro que lo que lo está el nivel medio.