FITZGERALD-Francis-Scott.

Fue un novelista estadounidense de la época del jazz. Se le considera como uno de los más importantes escritores estadounidenses del siglo XX. Portavoz de la «Generación Perdida», aquellos estadounidenses nacidos en la última década del siglo XIX que les tocó madurar durante la I Guerra Mundial. Escribió cinco novelas y docenas de historias breves que abordan temas como «la juventud» o «la desesperación» con una extraordinaria honestidad al plasmar sus emociones. Sus héroes, atractivos, confiados y condenados, resplandecen brillantemente antes de explotar («Muéstrame un héroe» dijo Fitzgerald en una ocasión, «y te escribiré una tragedia»), y sus heroínas son bellas y de compleja personalidad.

SELECCIÓN DE FRASES:

‘La señal de una inteligencia de primer orden es la capacidad de tener dos ideas opuestas presentes en el espíritu al mismo tiempo y, a pesar de ello, no dejar de funcionar’.

‘El dinero ha aniquilado más almas que el hierro cuerpos’.

‘Una generación nueva, que se dedica más que la última a temer a la pobreza y a adorar el éxito; crece para encontrar muertos a todos los dioses, tiene hechas todas las guerras y debilitadas todas las creencias del hombre’.

‘Cuando sientas deseos de criticar a alguien (…) recuerda que no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tú tuviste’.

‘Nunca he creído demasiado en la felicidad. Tampoco he creído nunca en la tristeza. Son cosas que ves sobre un escenario o en la pantalla o en las páginas impresas; nunca te ocurren realmente en la vida’.

‘Tienes dos hermosos malos ejemplos por padres. Limítate a hacer todo lo que no hicimos y estarás perfectamente a salvo’.

‘La belleza de la literatura está en que es intemporal. Descubres que tus anhelos son anhelos universales. Que no estás solo. Que perteneces’.

‘Los jóvenes son accidentes de la naturaleza. Los viejos hermosos se crean a sí mismos. Una de las personas más atractivas que he conocido era una anciana octogenaria’.

‘Puedes acariciar a la gente con palabras’.

‘La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar’.

‘Se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño’.

‘Es preferible fiarse del hombre equivocado a menudo, que de quien no duda nunca’.

‘Y así vamos adelante, botes contra la corriente, incesantemente arrastrados hacia el pasado’.

‘Los ricos tienen más dinero, y los pobres, más niños’.

‘En las cosas no existe la esperanza y, sin embargo, hay que estar decidido a cambiarlas’.

‘Los dementes sólo son huéspedes en la Tierra, eternos extranjeros que pasean unos decálogos rotos en los que no saben leer’.

‘… Seguir el principio de Shaw de que si no consigues lo que te gusta, será mejor que te guste lo que consigues’.

‘… Un hombre no se recupera de tales sacudidas, se convierte en una persona distinta y, eventualmente, esta nueva persona encuentra cosas nuevas de las que ocuparse’.

‘…Durante este tiempo muchos de los caballos que montaba habitualmente fueron alcanzados y derribados —recuerdo el nombre de algunos— , Orgullo deshinchado, Esperanzas frustradas, Deslealtad, Exhibicionismo, Golpe bajo, Nunca más’.

‘La aflicción no tiene necesariamente relación con el desaliento; el desaliento tiene un germen propio, tan diferente de la aflicción como la artritis es diferente a una articulación rígida’.

‘Y una sonrisa… ¡Si, me conseguiré una sonrisa! Todavía estoy trabajando esa sonrisa. Debe combinar las mejores cualidades de un director de hotel, de una vieja comadreja experimentada en sociedad, de un director de colegio en día de visitas, de un ascensorista de color, de un marica marcándose un perfil, de un productor consiguiendo material a mitad del precio de su valor en el mercado, de una experta enfermera al empezar en un nuevo empleo, de una modelo en su primer anuncio, de un extra esperanzado que pasa cerca de la cámara, de una bailarina de ballet con un dedo del pie infectado, y por supuesto, el gran resplandor de amable agrado común a todos los que, desde Washington a Beverly Hills, tienen que existir en virtud de la mueca’.

‘La voz también, estoy trabajando la voz con un profesor. Cuando la haya perfeccionado, la laringe no producirá tono alguno de convicción, exceptuada la convicción de la persona a quien hablo. Dado que su deber principal será el de sonsacar la palabra «sí», mi profesor (un jurista) y yo nos estamos concentrando en eso, pero en horas extra. Estoy aprendiendo a infundirle esa dureza cortés que hace a las personas sentir que, lejos de ser bienvenidas, ni siquiera son toleradas y que en todo momento se hallan bajo constante y mordaz análisis. Tales situaciones, naturalmente, no coincidirán con la sonrisa. Esto lo reservaré exclusivamente para esos de quien no tengo nada que obtener, gente vieja y gastada, o jóvenes que luchan. A ellos no les importará qué coño—, de todos modos es lo que consiguen la mayor parte de las veces’.