F. NietzscheLo malo: todo lo que procede de la debilidad, de la envidia, de la venganza’.

‘¿Qué es la felicidad?: la conciencia de que se acrecienta el poder, de que queda superada una resistencia’.

‘Bueno: todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo’.

‘La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura’.

‘¿QUÉ ES LA VERDAD?:  un ejército móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos; con otras palabras, una suma de relaciones humanas que, acrecentadas, transmitidas y adornadas por la poética y la retórica, y a consecuencia del largo uso, aparecen a los ojos del pueblo como inalterables, canónicas y obligatorias; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que son metáforas que han perdido ese carácter, monedas que han perdido su valor y ya no pueden ser consideradas como tales, sino como simple metal’.

‘Si te crees libre, es porque aún no conoces el tamaño de tu jaula’.

‘Podemos proceder con nuestros instintos como un jardinero y, lo que pocas personas saben, cultivar los gérmenes de la cólera, de la piedad, de la sutileza, de la vanidad, de manera que se les haga tan fecundos y productivos como un bello fruto de jardín’.

‘Las cosas grandes están reservadas a los grandes, los abismos, a los profundos, las delicadezas y estremecimientos, a los sutiles, y, en general, y dicho brevemente, lo raro a los raros’.

‘Signos de aristocracia: no pensar nunca en rebajar nuestros deberes a deberes de todo el mundo; no querer ceder, no querer compartir la responsabilidad propia; contar entre los deberes propios los privilegios propios y el ejercicio de esos privilegios’.

‘Quien no quiere ver lo elevado de un hombre fija su vista de un modo tanto más penetrante en aquello que en él es bajo y superficial -y con ello se delata’.

‘¡Mal! ¡Mal! ¡Cómo?, ¿no va -hacia atrás? -¡Sí! Pero entendéis mal a ese hombre cuando os quejáis de eso. Va hacia atrás como todo aquél que quiere dar un gran salto’.

‘Lo trágico es lo más profundo. La tragedia clásica nos pone en contacto con lo más hondo de la existencia’.

‘No es la intensidad, sino la duración del sentimiento elevado lo que constituye a los hombres elevados’.

‘Por lo que más se nos castiga es por nuestras virtudes’.

‘Uno busca a alguien que le ayude a dar a luz a sus pensamientos, otro, a alguien a quien poder ayudar: así es como surge una buena conversación -¿amistad?’.

‘Lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal’.

‘La objeción, la travesura, la desconfianza jovial, el gusto por la broma son indicios de salud: todo lo incondicional pertenece a la patología’.

‘La demencia es algo raro en los individuos, -pero en los grupos, los partidos, los pueblos, las épocas constituye la regla’.

‘A nuestro instinto más fuerte, al tirano que hay dentro de nosotros, se somete no sólo nuestra razón, sino nuestra consciencia’.

‘No amamos ya bastante nuestro conocimiento tan pronto como lo comunicamos’.

‘Nuestro prójimo no es nuestro vecino, sino el vecino de nuestro vecino’ -así piensa todo el pueblo’.

‘En un hombre de conocimiento la compasión casi produce risa, como en un cíclope las manos delicadas’.

‘En última instancia lo que amamos es nuestro deseo, no lo deseado’.

‘La familiaridad del superior resulta amarga porque no es lícito corresponder a ella’.

‘Hay una petulancia de la bondad que se presenta como maldad’.

‘La Filosofía es un exilio voluntario entre la altas montañas heladas’.

‘… para juzgar un alma, pondrá a prueba el instinto del respeto (un gusto por los matices del respeto, deja adivinar orígenes y hábitos aristocráticos)’.

‘El honor es para algunos el sentimiento más fuerte, porque la mayor parte de los hombres subordinan su propia estimación a la estimación de los demás y les piden su sanción’.

‘Pero ¿tú quieres recorrer el camino de tu tribulación, que es el camino hacia ti mismo? ¡Muéstrame entonces tu derecho y tu fuerza para hacerlo!’.

‘La disciplina del sufrimiento, del gran sufrimiento -¿no sabéis que esa únicamente esa disciplina es la que ha creado hasta ahora todas las elevaciones del hombre?’.

‘Hay problemas más altos que todos los problemas del placer, del sufrimiento y de la compasión; y toda la filosofía que no aboque a ellos es una ingenuidad’.

‘Allí donde radican nuestras debilidades van a extraviarse nuestras exaltaciones’.

‘El desierto está creciendo: ¡desventurado el que alberga desiertos!

‘El hombre es un animal aún no definido’.

‘Voluntad de poder es autosuperación’.

‘No deberían turbarnos nuestras dificultades, sino tan sólo nuestra incapacidad de hacer que crezca de ellas algo hermoso’.

‘Es preciso llevar dentro de uno mismo un caos para poner en el firmamento una estrella’.

‘No sé hacia qué lado volverme, soy todo lo que no puede hallar salida’.

‘Muy superficiales tenemos que ser para no volver a casa con remordimientos de conciencia tras haber estado con gente ordinaria’.

‘Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en el ocaso. Pues ellos son los que pasan al otro lado’. ‘La más laboriosa de todas las épocas, la nuestra, no sabe hacer otra cosa con su trabajo y su dinero que generar siempre más trabajo y más dinero’.

‘Hablar mucho de sí mismo es también un medio de ocultarse’. ‘Poco valioso es lo que necesita ser probado’.

‘La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura’.

‘La tarea de la filosofía es hacer daño a la necedad’.

‘Los turistas.- Estúpidos y sudorosos, suben la montaña como animales; alguien se olvidó de decirles que por el camino hay buenas vistas’.

‘Para ver entera una cosa es preciso que la persona tenga dos ojos, uno de amor y otro de odio’.

‘Del país de los antropófagos. En la soledad, el solitario se devora a sí mismo; en la muchedumbre lo devoran los muchos. Elige, pues’.

‘La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre’.

‘El pesimismo moderno es expresión de la inutilidad del mundo moderno, no del mundo y de la existencia’.

‘Quien ve mal, siempre ve algo de menos, quien oye mal, siempre oye algo de más’.

‘No nos gustamos a nosotros mismos, no nos queremos, somos un fin de raza…’.

‘La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte’.

‘¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?’.

‘Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida’.

‘Sin música la vida sería un error’.

‘Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti’.

‘En algunos, al castidad es una virtud, en muchos, es casi un vicio’.

‘El sexo es una trampa de la naturaleza para no extinguirse’.

‘El destino de los hombres está hecho de momentos felices, toda la vida los tiene, pero no de épocas felices’.

‘Toda convicción es un cárcel’.

‘Un filósofo casado es, para decirlo claro, una figura ridícula’.

‘El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación’.

‘El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme’.

‘El pensador sabe considerar las cosas más sencillas de lo que son’.

‘La felicidad del hombre tiene por nombre ‘yo quiero’.

‘Una vida feliz es imposible. El fin supremo a que debe aspirar un hombre es una carrera heroica’.

‘¿Qué es la felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder; que queda superada una resistencia’.

‘Lo que más profundamente separa a dos personas es un sentido y grado distinto de pulcritud’.

‘Un hombre profundo necesita amigos, a no ser que tenga todavía a su Dios. Y yo no tengo ni Dios, ni amigos’.

‘En la primera fase de la humanidad superior, se considera a la bravura como la virtud más noble; en la segunda, a la justicia; en la tercera, a la moderación; en la cuarta, a la sabiduría.  ¿En qué fase vivimos nosotros?  ¿En cuál vives tú?’.

‘Si todo va bien, llegará un día en que, para progresar en el camino de la moral y de la razón, antes que la Biblia, se tendrá en las manos los Dichos memorables de Sócrates, y en que se considerará a Montaigne y a Horacio como iniciadores y guías para la inteligencia de este sabio mediador, el más sencillo e imperecedero de todos, Sócrates.    En él convergen los caminos de diferentes reglas filosóficas, que son, en suma, las reglas de los diferentes temperamentos, fijadas por la razón y el hábito, y que todas apuntan a la alegría de vivir y a la alegría que se halla en el propio yo; de donde se podrá concluir que Lo más original de Sócrates fue su participación en todos los temperamentos.  Sócrates es superior al fundador del cristianismo por su manera gozosa de permanecer serio y por esa sabiduría llena de jovialidad que es el estado del alma más bello del hombre.  Además, su razón era superior’.

 ‘La jovialidad es una recompensa de una seriedad prolongada, valiente, laboriosa y subterránea, que desde luego no es cosa de cualquiera’.

‘El que aprende se crea sus propios dones’.

‘Cuanto más nos elevamos, más pequeños parecemos  a los que no saben volar’.

‘La observación superficial e inexacta ve contrastes en la naturaleza (por ejemplo, la oposición entre ‘calor’ y ‘frío’) por todas partes donde no hay contrastes, sino tan sólo diferencias de grado.  Esta mala costumbre nos ha llevado también a querer comprender y a separar, según estos contrastes, la naturaleza interior, el mundo moral e intelectual.  El sentimiento humano está cargado de un número infinito de dolores, de injusticias, de durezas, de enajenación, de enfriamientos, por el hecho de que se creía ver contrastes donde no hay más que transiciones’.

‘Toda repulsa o toda negativa son pruebas de una falta de fecundidad; en el fondo, si fuéramos buen campo de labor, no dejaríamos perecer nada sin utilizarlo y veríamos en todo, en los acontecimientos y en los hombres, estiércol útil, lluvia y sol’.

‘La rebeldía es la distinción del esclavo. ¡Vuestra distinción debe ser la obediencia. Vuestro mismo mandar  ha de ser un obedecer!’.

‘Fecundidad tranquila: los aristócratas de nacimiento, del espíritu no son demasiado presuntuosos; sus creaciones aparecen y caen del árbol en una tranquila tarde de otoño, sin que hayan sido ardientemente deseadas, solicitadas, apremiadas por la novedad’.

‘El deseo incesante de crear es vulgar y demuestra celos, envidia, ambición.  ‘Cuando se es algo, no se siente realmente necesidad de hacer nada, y, sin embargo, se hace mucho. Por encima de los hombres ‘productivos’ hay una especie aún superior’.

‘La cruz es una conjura contra la salud, la hermosura, la constitución bien conformada, la valentía de espíritu, la bondad del alma, contra la vida misma’.

‘El esclavo al que más teme es la que rompe la tabla de valores, violador, al corruptor’.

‘Toda moral aristocrática, surge de una triunfal afirmación de sí mismo.  La moral de los señores es la moral del orgullo, generosidad y del individualismo’.

‘El odio de los esclavos prohibió los instintos más sanos, los que igualan al hombre a la tierra (alegría, salud, amor, el intelecto superior…).  Así el hombre en lugar de desarrollarse hacia el exterior y crear un mundo de hermosura y de grandes obras, se desarrolló hacia el interior y nació el alma’.

‘Amor fati: amar lo necesario, aceptar este mundo, amarlo’.

‘El superhombre substituye el tu debes por el yo quiero’.

‘Dice a Marx: éste no sabe que donde no hay Dios no puede haber sentido’.