Obsesiones

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Introducción

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad en el que el niño o adolescente presenta  generalmente obsesiones y también compulsiones, aunque a veces sólo tiene obsesiones o sólo compulsiones. Al menos alguna vez el niño reconoce que las obsesiones o las compulsiones son excesivas o absurdas. No se trata solamente de obsesiones en el contexto de otros trastornos psiquiátricos (como una obsesión por el peso en la anorexia, o por la apariencia corporal en el trastorno dismórfico corporal)

Las obsesiones se definen como ideas, impulsos o imágenes mentales recurrentes que el niño tiene sin querer (no las puede evitar aunque no le gusten) y que le producen mucha ansiedad o distress. No se trata de simples preocupaciones sobre problemas de la vida diaria. El niño intenta ignorarlas o suprimirlas y generalmente reconoce que son producto de su mente y no son reales.

Las compulsiones se definen como comportamientos repetitivos (lavarse las manos, ordenar cosas, asegurarse de cosas) o acciones mentales (contar, repetir palabras, rezar) que el niño se siente empujado a hacer en respuesta a una obsesión, o según reglas aplicadas rígidamente. Estos comportamientos repetitivos tienen por objeto prevenir o reducir la ansiedad o evitar que pase algo malo, aunque no tienen conexión con la acción que intentan prevenir o son claramente excesivas.

¿Cómo se presenta el TOC en niños?: las obsesiones y compulsiones más frecuentes en niños con TOC incluyen:

Obsesiones:

  • Temor a contaminarse.
  • Temor a causar daño a otros o a que le pase algo a los padres, familia.
  • Ideas agresivas o de contenido sexual.
  • Escrupulosidad / religiosidad excesiva.
  • Pensamientos prohibidos.
  • Necesidad de simetría.
  • Necesidad de decir o confesar.

Compulsiones:

  • Lavarse.
  • Repetir una acción hasta hacerla “bien”.
  • Asegurarse (de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua…).
  • Tocar.
  • Contar objetos un determinado número de veces.
  • Ordenar.
  • Acumular (no poder tirar nada).
  • Rezar.

Más del 85% de los niños que sufren TOC tienen compulsiones de lavarse, y deben pasar varias horas al día lavándose las manos (u otra parte del cuerpo). A veces hasta se hacen heridas de tanto lavarse. El 51% tienen compulsiones de repetir acciones, y pasan horas al día vistiéndose de forma “correcta”,  o repasando los deberes y haciéndolos una y otra vez si cometen un error (no toleran borrar un error o tacharlo). La tercera compulsión más frecuente es asegurarse, que está presente en el 46% de los niños afectados, y pasan mucho tiempo mirando a ver si han cerrado bien la puerta de casa, o el grifo, o preguntando a los padres si han apagado el gas o cerrado el coche con llave, etc.

Las obsesiones pueden variar con la edad, por ejemplo, un niño pequeño puede temer que le hagan daño a él o a sus padres (a que un ladrón entre por la ventana o puerta abierta), y realizará compulsiones de comprobación de las cerraduras antes de acostarse. Un niño en edad escolar puede tener miedo a contagiarse de alguna enfermedad o a los gérmenes, y realizará rituales de lavarse de forma repetida.

Cierta obsesividad y compulsividad son normales en niños pequeños, entre los 2 a los 10 años, y en los adolescentes. Debe distinguirse ésta obsesividad o rigidez normal para la edad del TOC.  Los rituales a la hora de dormir o en la higiene o la eliminación son frecuentes en niños pequeños y no representan patología, pero si duran mucho tiempo todas las noches o si no disminuyen con la edad pueden sugerir la existencia de un problema.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) afecta a uno de cada 200 jóvenes y en muchos casos tiene un impacto grave sobre su funcionamiento académico, social o familiar. Sin embargo, pocos niños  son diagnosticados y aún menos son tratados correctamente. El TOC es uno de los grandes desconocidos entre los trastornos de ansiedad en los niños.  Muchos niños lo sufren en silencio hasta que sus padres se dan cuenta, pero a veces tampoco ellos piden ayuda, convirtiéndose en un problema secreto, del que no se habla o se hace con vergüenza. Otras veces se confunde con “manías” o costumbres del niño, o con una personalidad limpia o muy ordenada.

El TOC en niños empieza entre los 7 a 10 años (coincide con los primeros años de educación primaria, pero no es ésta su causa) y tiene una prevalencia de vida de entre 0,3 al 1,9 % en niños y adolescentes. Un 33% de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio (no pudiendo usar los baños por miedo al contagio, repitiendo los ejercicios una y otra vez a pesar de que el maestro diga lo contrario…) Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para “fastidiarles”.

¿Cómo se trata el TOC en niños?: se trata con psicoterapia cognitivo-conductual. Parte del tratamiento conductual incluye enseñar al niño y a los padres a hablar de una forma diferente del TOC, y separar lo que es el niño de lo que es el TOC. El niño aprende a anticipar los pensamientos involuntarios y absurdos, y se le enseña poco a poco a evitar hacer la compulsión. Por ejemplo, se le hace tocar un picaporte y resistir el impulso de lavarse las manos. Mientras el niño no puede lavarse se hacen ejercicios de relajación, de valoración realista del riesgo, y de distracción, así, disminuye la ansiedad sin recurrir al acto compulsivo. Poco a poco el niño va eliminando las compulsiones, primero las más sencillas, las que le cuestan menos. Además del trabajo en la consulta, el niño realiza ejercicios en casa con sus padres.