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FIJAR LÍMITES:

Los límites y las reglas son fundamentales para el desarrollo, crecimiento y seguridad de las personas y sus instituciones. Nada ni nadie puede funcionar correctamente careciendo de reglas.

Si en una clase no existiesen reglas habría un gran caos, y los alumnos poco podrían aprender. Si una ciudad careciera de leyes, no habría seguridad para vivir. De la misma manera, una familia debiera poseer reglas, basadas en su propio sistema de valores.

  • Si su hijo adolescente es responsable y sabe comportarse, seguramente no necesitará mucho más que algunas pautas firmes y claras. Pero si no es así, precisa una intervención directa para corregir ciertos patrones de conducta desadaptados.
  • No bastaría con prohibirle, por ejemplo, el uso de drogas, si luego se relaciona con amigos o compañeros que las usen.
  • Lo ideal, sería que fijar reglas preventivas muy claras respecto a con “QUIÉN” le está permitido juntarse, “QUE” cosas pueda hacer, “DONDE” se le deja ir y “CUANDO” puede ir y debe volver.
  • Si además desea que su hijo obtenga muy buenas notas, deberá fijar reglas concernientes al compromiso con la escuela, a la responsabilidad de terminar su tarea, y a la constante comunicación para comprobar que el desempeño académico le permite maximizar sus oportunidades para el éxito.
  • Cuando se logran crear y aplicar un buen número de reglas, no solo se ayuda al adolescente a prevenir muchos conflictos, sino que además es más fácil comprobar los desajustesde forma rápida, lo que permite resolverlos antes de que sean demasiado complejos.
  • Es inevitable que existan conflictos con adolescentes rebeldes y desafiantes. Pero si se logra poner límites en las cosas más pequeñas y cotidianas, como el cumplimiento de la tarea escolar, su forma correcta de vestir, los amigos que más le convienen, sus horarios, los productos que consume, etc., se habrá logrado la mejor medida preventiva para evitar otros problemas mucho más grandes, como embarazo adolescente, repeticiones de curso, grandes fracasos, soledad, etc. Si prestamos atención a las pequeñas cosas,  las grandes se evitaran por sí solas.

CONFORMIDAD: una vez se haya establecido un sistema de reglas, su cumplimiento dependerá en gran medida de estos cuatro puntos:

1. Que las reglas sean transmitidas en forma firme y clara, para que sean entendidas.

2. Que su cumplimiento sea constantemente supervisado.

3. Que se hagan cumplir si se muestra renuente.

4. Que las consecuencias de no hacerlo sean una traba para futuros beneficios.

Si alguno de estos ítems no fuese cumplido, se convertiría en un gran escollo para el cumplimiento de las reglas. Vamos por puntos:

1. Que las reglas sean transmitidas en forma firme y clara, para que sean entendidas:

  • Si las reglas no se entienden claramente, se prestan para los malentendidos, las confusiones y, por ende, las manipulaciones. Muchos de los padres actuales piensan que su hijo adolescente ha entendido las reglas tal como ellos pensaban.
  • Por ejemplo, si le dice a su hijo que debe volver temprano a casa, el significado de la palabra “temprano” puede tener drásticas diferencias entre usted y él. Si le dice a su hijo que debe limpiar su cuarto, la idea de un “cuarto limpio” también puede diferir mucho entre ustedes dos. Por esta razón, las reglas necesitan ser muy especificas.
  • Ser claro y bien entendido es una muy buena forma de evitar que su hijo se aproveche –voluntaria o involuntariamente- de la confusión.

2. Que su cumplimiento sea constantemente supervisado:

  • Como padres, debemos proporcionarle seguridad a nuestros hijos por medio de la supervisión de su comportamiento. La “cantidad” de supervisiones dependerá del tipo de hijo que se tenga. Algunos adolescentes no requieren mayores controles.
  • A otros, se les debe estar siempre con un ojo encima. En todo caso hágale saber a su hijo que usted estará siempre pendiente de su comportamiento. Con esto lograra dos cosas: primero, que no se sientan ofendidos cuando vean que usted los está controlando, y segundo, que se auto-obliguen a cumplir las reglas, sabiendo que sus malas acciones podrían ser descubiertas (de cualquier forma, también es recomendable que no se avasalle su intimidad).  La supervisión se puede dar de muchas formas. Por ejemplo, y en relación con la escuela, se pueden pedir a los directores informes semanales sobre la evolución académica de su hijo.
  • También se pueden pedir citas con los profesores para conversar con ellos personalmente. Con respecto a las salidas y la ingesta de drogas, se le puede esperar en la madrugada, cuando vuelve de divertirse, para comprobar su estado general. El uso del auto se puede comprobar por medio del cuentakilómetros, mientras que el lugar al que afirma dirigirse puede ser corroborado mediante el pedido del teléfono, para más tarde llamar a dicho lugar.

3. Que se las haga cumplir si se muestra renuente:

  • Uno de los puntos que más les cuesta consumar a los padres es la severidad con sus hijos adolescentes. Basta con que no se haga cumplir una sola regla como para que cualquiera de ellas pueda ser también violada. Si el adolescente piensa que todo depende de su humor, estará, más pendiente de eso que de comportarse con criterio. Cuando como padres no damos el ejemplo mediante premios y castigos, nuestros adolescentes pierden todo tipo de límites, alterando en el recorrido la convivencia familiar.  Si nuestros hijos incumplen una regla, debemos hacerles sentir las consecuencias, por mucho que nos pese. Es muy común que los adolescentes desobedezcan reglas intentando “probarnos” para ver nuestra respuesta.
  • De ahí que sea fundamental una reacción correcta de forma temprana. Si se dejan pasar las pequeñas cosas, tarde o temprano se complicaran las grandes, creando de esta forma caos, confusión y resentimiento.  Muchos padres suelen hacer cumplir las reglas “en determinadas ocasiones” o “de vez en cuando”. Este comportamiento resulta muy ineficaz, ya que la clave es la consistencia.  Es correcto cumplir siempre con lo que se prometió hacer. Una aplicación esporádica no funciona. Solo los padres que hacen cumplir sus reglas constantemente lograran que sus hijos respondan… constantemente.

4. Que las consecuencias de no hacerlo sean una traba para futuros beneficios:

  • Las consecuencias a imponer dependerán en gran medida de la violación a la regla así como de la reacción del adolescente a los diversos tipos de sanciones. Para algunos adolescentes, la máxima pena es la prohibición de salidas los sábados por la noche, mientras que para otros ese castigo no tiene importancia.
  • La clave está en dos puntos: primero, que la sanción tenga una verdadera importancia para el adolescente, y segundo, que la severidad de la pena tenga una estricta relación con la falta cometida.
  • La experiencia demostró que cuanto más inmediatas son las sanciones, también son más eficaces. Pero en algunos casos las faltas son tan graves que no alcanza con exhibir una reacción instantánea. Para esos casos, lo ideal es una combinación de penas inmediatas con otras que perduren durante varios días.
  • Las primeras son aquellas que tienen un objetivo definido y puntual, como una prohibición de salida, el pedido de una tarea escolar extra, o algún tipo de colaboración especifica en el hogar. En cambio, al aplicar sanciones prolongadas se obliga al adolescente a modificar su rutina diaria, perdiendo ciertos privilegios. Estos pueden ser quitarle del carné de conducir, dejarle sin vacaciones junto a sus amigos, un proyecto de trabajo importante, como pintar la terraza, o la dejarle sin la paga semanal. Aunque no sea fácil implementar estas sanciones, pueden ser muy buenas para prevenir futuros conflictos aún más importantes.

CONSECUENCIAS DISUASIVAS:

  • Las consecuencias que utilicemos deben ser lo suficientemente firmes como para disuadir a los adolescentes de volver a violar las normas. De otra forma, no solo serán inefectivas, sino que además serán ignoradas.
  • Algunos adolescentes pueden violar las reglas sin importarles las consecuencias. Otros, acostumbrados a desafiarlas, podrán también desafiar los castigos. En ambos casos, los padres deben solicitar ayuda a un profesional, para evaluar conjuntamente la solución de los casos particulares.

ES MEJOR PREVENIR:

  • Como padre de familia, fórmese e infórmese respecto al fenómeno de las drogas legales (alcohol y cigarrillo) y no legales (marihuana, cocaína y bazuco, entre otras).
  • No fomente el uso de alcohol y otras drogas dentro de la casa.
  • Estimule el diálogo y la comunicación en la familia. Facilite la expresión de sentimientos para que el adolescente comparta con usted sus alegrías y tristezas.
  • Concrete normas. No las imponga.
  • Haga un adecuado uso de la autoridad.
  • Promueva y mantenga las tradiciones familiares y los valores, como la honestidad y el respeto por sí mismo.
  • Trabaje con su hijo los conceptos de cantidad y calidad de tiempo.
  • Utilice de manera adecuada los roles familiares. Los modelos paternos son fundamentales en la formación del temperamento de los hijos.
  • Fomente estilos de vida saludables: enséñele otras alternativas de diversión como el deporte y diversas manifestaciones artísticas.
  • Esté pendiente de los cambios de comportamiento de su hijo.
  • Conozca a sus amigos e invítelos a la casa. Dígale saber lo importantes que también son para usted.