La semilla de la escucha que florece

Florecer1

Quisiera rogarles que no escuchen estas charlas con la idea de aprender; dejen más bien que eche raíces lo que estoy diciendo.  Si lo que se dice es verdadero, permanecerá firme y arraigará profundamente, pero si es falso perderá fuerza y se marchitará.  Es esencial, pues, que escuchen con atención alerta y, no obstante, con facilidad y naturalidad, porque estas charlas deben formar parte de nuestra vida diaria y no ser meramente una cosa a la que asisten una vez por semana (15).

Escuchar con el completo florecimiento de todos los sentidos es una cosa; escuchar parcialmente con un sentido particular, es fragmentario (75).

Si escuchan, el escuchar mismo es como una espina que han pisado con el pie.  El dolor está ahí.  Cuando escuchan intensamente, la semilla ha sido sembrada.  Ven instantáneamente que eso es así.  Y ese hecho, si se le deja solo, opera; no tienen que hacer nada al respecto.  El hecho mismo es el operador, no es uno el que opera sobre el hecho (17).

K hizo una declaración.  ¿Por qué no podemos simplemente escucharla?  Si es valiosa, operará.  Si carece de valor, sólo morirá.  ¿Por qué no podemos escuchar sin examinarla [sin valoraciones]?  ¿Por qué no podemos dejar que caiga dentro de nosotros?  Después de todo, uno planta la semilla luego de haber preparado la tierra, y la semilla hace todo el trabajo.  Tiene que ser regada, pero la vitalidad, la energía está ahí en la semilla (17).