Jueves, 29 de Noviembre de 2018

Los cobardes agonizan muchas veces antes de morir… Los valientes ni se enteran de su muerte. Julio Cesar.

Los cuervos devoran a los muertos y los aduladores a los vivos. Antistenes.

Los deseos de nuestra vida forman una cadena, cuyos eslabones son las esperanzas. Séneca.

Los deseos del hombre aumentan con sus adquisiciones. Anónimo.

Los dogmas del quieto pasado no concuerdan con el tumultuoso presente. Abraham Lincoln.

Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad. Khalil Gibran.

Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos. Simón Bolivar.

Los esclavos que se rediman; los redimidos que se engrandezcan; los grandes que fulguren [brillen]. Juan de Uribe.

Los espartanos no preguntaban cuantos eran los enemigos, sino donde estaban. Espartaco.

Los extraviados lo perdonan todo, menos la irrefutable comprobación de su error. Carlos Arturo Torres.

Los gobiernos que han pretendido sofocar la voz libre de los pueblos, han muerto asfixiados apenas se ha hecho el silencio que apetecían. José Enrique Rodo.

Los golpes de la adversidad, y aun los de la violencia, son amargos, pero nunca son estériles. E. Renan.

Los grilletes de oro son mucho peores que los de hierro. Mahatma Gandi.

Los hombres grandes son aquellos que sienten que lo espiritual es más poderoso que cualquier fuerza material, y que son las ideas las que rigen el mundo. Emerson.

Los hombres grandes son los verdaderos hombres, los hombres en los cuales la naturaleza ha llegado a su pleno logro. Amiel.

Los hombres honrados no temen ni a la luz ni a la oscuridad. Tomás Fuller.

Los hombres se equivocan más a menudo por ser demasiados listos, que por ser demasiado buenos. George Bernard Shaw.

Los hombres son cerdos que se alimentan de oro. Napoleón Bonaparte.

Los hombres son como los astros, que unos dan luz de sí y otros brillan con la que reciben. José Martí.

Los hombres son solo parcialmente racionales, y es indudable que la emoción es la fuerza dinámica de la inteligencia. Harold Laski.

Los hombres son tan simples y unidos a la necesidad, que siempre el que quiera engañar encontrará a quien le permita ser engañado. N. Maquiavelo.

Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado. Lucano.

Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van. José Ingenieros.

Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir. Hipocrates.

Los jóvenes son tales cuales les ha hecho la naturaleza; los ancianos han sido moldeados por las manos, a menudo torpes, de la sociedad. Anónimo.

Los legisladores necesitan ciertamente una escuela de moral. Simón Bolívar.

Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido. P. Valery.

Los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan. Jeorge Jean Nathan.

Los más en el mundo no conocen ni examinan lo que cada uno es, sino lo que parece. Baltasar Gracián.

Los más rezan con los mismos labios que usan para mentir. José Ingenieros.

Los mejores libros son aquellos que quienes los leen creen que también ellos pudieron haberlos escrito. Blaise Pascal.

Los mejores médicos del mundo son los doctores dieta, reposo y alegría. J. Swift.

Los mejores maestros de la humanidad son los hechos de los grandes hombres. O.S. Fowler.

Los mismos vicios que nos parecen enormes e intolerables en los demás, no los advertimos en nosotros. La Bruyére.

Los muchachos deben abstenerse de beber vino, pues es un error añadir fuego al fuego. Platón.

Los muchachos no aprenderán mucho de los maestros que no les inspiren simpatía y respeto. Patrick Welsh.

Los necios admiran, los sensatos aprueban. A. Pope.

Los niños adivinan qué personas los aman; es un don natural que con el tiempo se pierde. Anónimo.

Los niños comprenden a la gente mucho mejor que los mayores adiestrados que estudian el comportamiento humano. Eric Berne.

Los niños no son el futuro del mundo. La verdad viviente, lo es. D. H. Laurence.

Los niños y el genio tienen en común el mismo órgano motor: la curiosidad. Anónimo.

Los partidarios del odio lo que primero sacrifican es la verdad. A. Mestre.

Los partidos políticos no mueren de muerte natural; se suicidan. Anónimo.

Los partidos, al civilizare, tienden a establecer en política un mínimo de dogmas y un máximo de libertad y respecto. Carlos E. Restrepo.

Los peores enemigos son los que aprueban siempre todo. Tácito.

Los pesimistas no son sino espectadores; son los optimistas quienes transforman el mundo. F. Guizot.

Los pueblos aprenden más de una derrota que los reyes de la victoria. Alessandro Manzoni.

Los pueblos débiles y flojos, sin voluntad y sin conciencia, son los que se complacen en ser mal gobernados. Jacinto Benavente.

Los que creen que el dinero lo hace todo, suelen hacer cualquier cosa por dinero. Voltaire.

Los que en lágrimas esparcen las semillas, en gozo segarán. Salmo 126.

Los que en realidad aman la vida son aquellos que están envejeciendo. Sófocles.

Los que hacen imposible una evolución pacífica, harán inevitable una revolución violenta. J. F. Kennedy.

Los que no moderan pasiones son arrastrados a lamentables precipicios. Andrés Bello.

Los que poseen el espíritu de discernimiento saben cuanta diferencia puede mediar entre dos palabras parecidas, según los lugares y las circunstancias que las acompañen. Blaise Pascal.

Los que se quejan de la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear. José Ingenieros.

Los sabios buscan la sabiduría; los necios creen haberla encontrado. Napoleón.

HOMBRE SUPERIOR:

Napoleón:

  • La altura de un hombre no se mide de los pies a la cabeza, sino de la cabeza al cielo.

  • El hombre superior es impasible; se le vitupere o se le alabe, siempre sigue adelante.

  • Los hombres geniales son meteoros destinados a abrasar para iluminar su tiempo.

 Confucio:

  • El hombre superior tiene tres apariencias cambiantes: a) Si se le considera de lejos, parece grave, austero, b) Si nos acercamos a él, le encontramos dulce, afable, c) Si oímos sus palabras, nos parece severo y rígido.

  • El hombre superior: al mirar piensa en ilustrarse, al escuchar en instruirse. En su aire y actitud piensa en conservar la tranquilidad y serenidad; en su consciente piensa en conservar siempre la gravedad y la dignidad; en sus palabras piensa en conservar siempre la felicidad y la sinceridad; en sus acciones en granjearse el respeto; en sus dudas piensa en interrogar a los otros; en la cólera piensa en reprimir sus movimientos; al ver la posibilidad de obtener ganancias piensa en la justicia.

  • El hombre superior cuando está a la mesa no trata de saciar su apetito…está atento a sus deberes y es vigilante en cuanto a sus palabras.

  • El hombre superior se aflige por su impotencia por hacer el bien; no se aflige por ser ignorado y mal conocido por la gente.

  • El hombre superior piensa siempre en la virtud; el hombre vulgar piensa en la comodidad.

  • Estas tres señales distinguen al hombre superior; la virtud, que lo libra de la ansiedad; la sabiduría, que lo libra de la duda; y el valor, que lo libra del miedo.

 F. Nietzsche:

  • En la primera fase de la humanidad superior, se considera a la bravura como la virtud más noble; en la segunda, a la justicia; en la tercera, a la moderación; en la cuarta, a la sabiduría. ¿En qué fase vivimos nosotros?  ¿En cuál vives tú.

  • Todo lo que interesa o sucede a los espíritus delicados y refinados, a las naturalezas superiores, aparece ante el hombre medio desprovisto de todo interés.

  • Cuando un psicólogo nato vuelve repetidamente su atención sobre los casos excepcionales y los hombres de élite, corre el riesgo de verse ahogado por la compasión.

  • A la élite futura: a tales hombres, que son los que me interesan, les deseo sufrimientos, abandono, enfermedades, pesares y humillaciones, les deseo que aprendan a saborear el desprecio hacia sí mismos, el tormento de la desconfianza en sí mismos, el dolor del vencido; no me inspiran compasión alguna, porque les deseo lo único que puede demostrar hoy si el hombre tiene valor o no, es decir la firmeza.

  • SUPERHOMBRE: ama la tierra, cuyos valores son la Salud, El amor, Voluntad fuerte, Ebriedad dionisíaca, un nuevo orgullo.

  • La familiaridad del superior resulta amarga porque no es lícito corresponder a ella.

  • La disciplina del sufrimiento, del gran sufrimiento -¿no sabéis que esa únicamente esa disciplina es la que ha creado hasta ahora todas las elevaciones del hombre?

  • A los hombres de pensamientos profundos, se les considera siempre en sus relaciones con los demás hombres como comediantes por verse obligados, para ser comprendidos, a simular superficialidad.

  • No es la fuerza, sino la perseverancia de los altos sentimientos lo que hace a los hombres superiores.

L. A. SÉNECA:

Pesa las opiniones, no las cuentes.

Amad para ser amados.

El estúpido es un necio que calla; y desde este punto de vista es más soportable que un necio que habla.

En las discusiones prolongadas se pierde la verdad.

El que decide un caso sin oír a la otra parte, aunque decida justamente no puede ser considerado justo.

La buena suerte libra a muchos de su castigo, pero a nadie del miedo.

Cuando una parte del todo cae, lo demás no está seguro.

Natural es que nos causen mayor admiración las cosas nuevas que las grandes.

El que se vanagloria de su linaje, alaba lo ajeno.

Pequeña es el alma de aquel a quien cosas terrenas debilitan.

No es pobre quien poco tiene sino desea más.

Los hombres dan mayor crédito a lo que ven que a lo que oyen.

Los hombres aprenden mientras enseñan.

No es feliz quien no piensa que lo es.

Hase de menospreciar la facundina [facilidad en el hablar], que antes envuelve la sentencia que la declara.

Mi patria es todo este mundo.

Lo que opinas de ti mismo es mucho más pertinente que lo que los demás opinan de ti.

Sólo hay un bien causa y fundamento de la vida feliz: creer en uno mismo.

Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno.

La amistad siempre aprovecha, el amor hiere a veces.

Gobernarás a muchos si te riges por la razón.

¡Cuánto se parece a la amistad la adulación!

Es preciso que vivas para otro si quieres vivir para ti.

¿Quieres saber que es libertad? No ser esclavo de ninguna cosa, de ninguna necesidad, de ningún azar, reducir la

fortuna a términos de equidad.

Toda arte es imitación de la naturaleza.

Nadie es desgraciado sino por su culpa.

Nadie llegó a sabio por casualidad.

Cada uno es tan desgraciado como cree serlo.

La lectura alimenta el espíritu y le da reposo cuando está fatigado por el esfuerzo.

Ni hay una Filosofía sin virtud ni virtud sin Filosofía.

La naturaleza no da la virtud: es el arte de hacerse bueno.

A todos iguala la ceniza. Nacimos desiguales, pero morimos iguales.

Nadie que sea esclavo de su cuerpo es libre.

Dar consejos al sabio es superfluo y al necio inútil.

La vida es milicia.

El espíritu angustiado por el futuro es calamitoso.

Aprendemos para la escuela no para la vida.

El destino ayuda a quien lo acepta y arrastra a quienes se resisten.

El gobierno de sí mismo es el más difícil.

Ningún día es largo para el ocupado.

Las apariencias de las cosas engañan.

La vida breve, la ciencia es larga, la ocasión fugaz y vacilante la experiencia.

La buena salud viene de la cabeza.

La verdad se descubre al tiempo.

Siempre tenemos ante los ojos los vicios ajenos, y los nuestros a la espalda.

La adversidad no puede con el hombre valiente.

Ningún gran genio se dio sin una mezcla de locura.

Ni la prosperidad envanece al sabio ni la adversidad lo abate.

Nada es perpetuo y pocas son las cosas duraderas.

 

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