Pedir-dar

VENTAJAS DE SABER SOLICITAR:

  • Muestras respeto hacia ti mismo.
  • Favoreces que te respeten.
  • Incrementas tu autoestima al señalar sin tapujos tus deseos.
  • Aclaras las situaciones antes de que generen conflictos.
  • Evitas preocuparte en exceso.

APRENDE A PEDIR:

  • Convéncete de que todos necesitamos ayuda.  Demostrarlo no es signo de debilidad, sino de confianza.
  • Siéntete con el derecho a pedir sin esperar que el otro adivine qué necesitas.  No tiene por qué darse cuenta de tu necesidad, por obvia que parezca.
  • Habla de forma clara y concisa: ‘te agradecería que me ayudaras a…’, y esperando una respuesta.
  • Utiliza un tono cordial y firme, mirando a la cara y sin elevar el tono. Sé sincero y directo.  Nada de titubeos o justificaciones como: ‘tú haces eso mejor que yo’.  Pide de forma decidida, sin avergonzarte: ‘necesito que me ayudes’.
  • Da sin miedo al rechazo: tu compañero de trabajo es muy simpático y te encanta estar con él, aunque nunca se lo has dicho.  No quieres que se lo tome por lo que no es… ¿o tal vez temes su rechazo? El miedo a que no te interprete bien te bloquea.  No te expresas con claridad e impides que los demás se sientan bien contigo porque no saben que te agradan.
  • Lo bueno de ofrecer:
    • Ayudas a los demás a que se sientan bien consigo mismos.
    • Expresas a las otras personas lo que más te gusta de ellas.
    • Te sientes bien, porque eres capaz de hacer o decir algo agradable a la gente.
  • Lo malo de guardar:
    • No dices o haces cosas agradables que en realidad quieres decir o hacer.
    • Creas confusión en la gente, que no sabe lo que piensas de ella o puede sentirse no correspondida.
    • Reduces la posibilidad de que los demás quieran darte cosas, hacerte cumplidos o ser amables.

APRENDE A DAR:

  • No te centres en lo que tú quieres ofrecer, sino en lo que el otro necesita.
  • Enfréntate al miedo a una posible decepción o rechazo.  No intentes ignorar la ansiedad, porque lo único que conseguirás es reforzarla. Imagina lo peor que podría ocurrirte. Después, lo mejor. Aflorarán tus emociones y te tranquilizarás.
  • Expón tus sentimientos positivos de una forma agradable: crea un contexto amistoso y receptivo. Exprésate de forma sencilla.  Habla desde el corazón.
  • Permite que la otra persona se sienta bien al saber que para ti es muy agradable darle algo.  Para ello, hazlo sólo cuando te provoque verdadera alegría.
  • No esperes que te correspondan.  Actúa porque te ves claro que es lo adecuado.

APRENDE A RECIBIR:

  • Muestra tu gratitud siempre. Saber recibir implica mostrar agradecimiento.  No hacerlo es el principal problema, pero también hacerlo con retraso o no ser específico.  En lugar de musitar: ‘muchas gracias’, puedes decir: ‘muchas gracias por llevar a mi hijo al colegio. Así no tengo que pedir permiso para llegar todos los días tarde al trabajo’.
  • Consigue que la otra persona sepa que le aprecias realmente.  Que no interprete desinterés en tu actitud.
  • No te sobrevalores por lo que te dicen.  Puedes dar la imagen de engreído.
  • Cuida tu lenguaje corporal.  Sólo lo conseguirás si te observas atentamente.
  • Sonríe: una sonrisa sincera indica a la otra persona que estás receptivo a lo que te pueda dar o decir.

RECIBE SIN VERGÜENZA:

  • Ventajas de ser agradecido:
    • Permite mostrar al otro que aprecias lo que te da o te dice.
    • Te enseña lo que los demás valoran de ti, si te corresponde.
    • Te sientes bien contigo mismo.
  • Inconvenientes de hacerlo mal:
    • Si necesitas ayuda, puedes creer que no sabes hacer las cosas tú solo.
    • Si no correspondes de manera correcta, la otra persona puede creer que has infravalorado lo que te ha dado, y tal vez no lo haga más.