¿Cuál es la verdadera vocación?

 

VocaciónPregunta: ¿qué profesión me aconsejaría usted emprender?

Krishnamurti: un pensamiento se relaciona con otro, y ninguna pregunta, ningún problema están aislados.  Para comprender esta pregunta, es necesario el recto pensar, y no hay recto pensar sin conocimiento propio.  Cada acción, cada pensamiento y sentimiento se relacionan entre sí; examinar a fondo y completamente un pensamiento, es examinar y sondear a fondo todos los pensamientos.  ¿Qué ocurre aquí y ahora?  ¿Puede usted elegir la profesión que le gusta?  Acepta la que puede obtener, y está feliz si puede obtener una.  Puesto que hemos perdido todos los valores salvo uno, el sensorio, hay una total confusión en el mundo.  Uno pasa por difíciles estudios para llegar a ser un autómata en una oficina; la estructura de la sociedad se ha construido a base de nuestra destrucción mutua.  Sólo el recto pensar puede dar origen a una buena sociedad cuyas actividades no sean dañinas para el hombre.  No puede haber recto pensar sin conocimiento propio.  ¿Está usted dispuesto a emplear tiempo para conocerse a sí mismo, para pensar rectamente, lo cual contribuirá a crear una sociedad nueva? (15).

Cuando deseamos y elegimos una vocación determinada, cuando educamos a nuestros hijos para que sigan una vocación en particular, ¿no estamos creando un conflicto dentro de la sociedad?  Usted elige una vocación y yo elijo otra; ¿no produce eso un conflicto entre nosotros?  ¿No es eso, acaso, lo que está ocurriendo en el mundo, debido a que jamás hemos descubierto cuál es nuestra verdadera vocación?  Sólo estamos condicionados por la sociedad, por una cultura en particular, para aceptar ciertas formas de vocaciones que engendran competencia y odio entre los hombres.  Conocemos eso, lo vemos.  Yo digo que existe una única vocación para el ser humano; sólo una, no muchas.  La única vocación es descubrir qué es lo real.  Si ustedes y yo nos dedicamos a descubrir qué es la verdad, cuál es nuestra verdadera vocación, entonces en esa búsqueda no estaremos compitiendo.  Yo no estaré compitiendo con usted, no lucharé con usted aunque usted pueda expresar esa verdad de un modo diferente.  Usted podrá ser el primer ministro, pero yo no seré ambicioso queriendo ocupar su lugar porque, al igual que usted, estoy buscando la verdad.  Por lo tanto, hasta que no descubramos esa vocación verdadera del hombre, tendremos que estar en competencia y odiarnos unos a otros.  ¿No es posible desde la infancia, mediante una educación correcta y el educador apropiado, ayudar al niño, al estudiante, a ser libre para descubrir cuál es la verdad acerca de todo?  No la verdad en abstracto, sino descubrir la verdad de todas las relaciones, la relación del muchacho con las máquinas, su relación con la naturaleza, con el dinero, con la sociedad, con el gobierno, etc.  Eso requiere una clase diferente de maestros que se interesen en ayudar al chico, al estudiante, dándole libertad a fin de que comience a investigar el cultivo de la inteligencia, la cual no puede ser condicionada por una sociedad en deterioro permanente.  El hombre no puede existir en aislamiento.  Sólo existe la relación, y cuando en esa relación no hay descubrimiento de la verdad -de la verdad acerca de la relación-, entonces lo que hay es conflicto.  Existe una única vocación para ustedes y para mí.  Y en la búsqueda de esa vocación encontraremos la expresión libre de todo conflicto en la que no nos destruiremos el uno al otro.  Pero es indudable que ello debe comenzar con una educación correcta en manos del educador apropiado.  El educador también necesita educación.  Fundamentalmente, el maestro no es un mero dador de información, sino que ha de originar en el estudiante un estado de libertad, de rebeldía indispensable para el descubrimiento de la verdad (23).