Creación y silencio

Silencio1

La comprensión adviene cuando todo nuestro ser está profunda y silenciosamente alerta.  La percepción silenciosa no puede ser forzada ni inducida; en esta serenidad, la muerte cede ante la creación (15).

Cuando el pensamiento que es el producto del pasado en conjunción con el presente, ya no está creando, existen un silencio, una quietud no inducidos y que no son el resultado de la autohipnosis.  En esta serenidad se manifiesta lo creativo.  El pensamiento debe cesar en sus creaciones para que la creación sea (15).

 Existe un intervalo entre el final y la aparición de otro pensamiento.  En este espacio de silencio surge la creatividad.  Si usted experimenta con su pensamiento y sentimiento, descubrirá la viabilidad de esto en su vida cotidiana.  Descubrirá por sí mismo este intervalo creativo, el cual no es cosa de ninguna teoría, de ninguna religión.  Es una experiencia directa.  Si usted se aferra a esa experiencia, ella deja de ser lo nuevo, lo eterno.  Este estado creativo es felicidad (15).

Para descubrir la verdad sobre una cuestión, sobre un problema, el proceso de pensar -que es mecánico y que se basa en lo conocido- debe cesar.  Ello significa, por lo tanto, que debe haber completo silencio interior, y sólo entonces conoceréis esa ‘creatividad’ que no es mecánica, que no es mera reacción (50).

Del inmenso silencio y quietud, en los cuales la mente ya no está buscando, esperando, queriendo, reclamando, surge un movimiento que es creación más allá del tiempo, más allá de toda expresión.  No es la creación del escritor, del pintor, del músico.  Es algo que trasciende con mucho todo eso.  Esta creación es energía -energía como muerte, como amor- y en ella no hay principio ni fin.  Sólo se produce por el auto-conocerse (47).

Cuando la mente se purifica de todo pensamiento, sólo entonces existe el silencio de la creación (46).