Ercih-Fromm

Si la inhibición de las potencialidades del ser causa frustración, disconformismo, ansiedad y neurosis, es indudable que Fromm tiene razón cuando afirma que las condiciones de la sociedad contemporánea occidental inhiben grandemente el desarrollo de aquellas potencialidades contribuyendo a desorientar y angustiar al hombre actual.

‘En nuestra cultura, desde niños, se nos enseñan cosas contradictorias.  Se nos enseña que no debemos ser egoístas y que amar a los otros es virtuoso.  Esta doctrina está en flagrante oposición con la práctica de la sociedad moderna, la cual sostiene que la tendencia más poderosa y legítima del hombre es el egoísmo y que, siguiendo este impulso imperioso, el individuo realiza su mejor contribución al bien común’.

‘Más del 90 % de la población sabe leer y escribir.  Tenemos radios, cines, televisión y periódicos al alcance de la mano, pero en lugar de darnos la mejor literatura y la mejor música, estos medios de comunicación complementados con anuncios, llenan la cabeza de la gente con la hojarasca más barata, que carece de realidad en todos los sentidos y con fantasías sádicas a las que ninguna persona semiculta debería prestar atención.  El cine, la radio y la televisión nos dicen necedades que ofenderían la inteligencia de los niños, si no hubieran sido alimentadas con ellas desde la más tierna infancia’.

Considerando que el suicidio, el homicidio y el alcoholismo son síntomas de perturbación mental se comprueba que los países Europeos considerados los más democráticos y los Estados Unidos, el país más próspero del mundo, presentan los síntomas de perturbación mental más grave.

‘Las pasiones fundamentales del hombre no están enraizadas en sus necesidades instintivas, sino en las condiciones específicas de la existencia humana, en la necesidad de hallar una relación entre el hombre y la naturaleza, una vez perdida la relación primaria de la fase prehumana’.

Patología social:

  • El concepto de inadaptado implica el supuesto de que todas las sociedades son más o menos perfectas.
  • Un individuo puede ser sano en una sociedad y enfermo en otra. No hay un criterio de salud o enfermedad mental válidos para la sociedad humana en general.

‘El hombre en todas las culturas, es siempre una manifestación de la naturaleza humana, pero una manifestación que en su forma específica está determinada por la organización social en que vive’.

Defecto: consiste en no llegar un individuo a alcanzar la libertad, la espontaneidad y la expresión auténtica de sí mismo.  Cuando la mayoría de los miembros de una sociedad no logran alcanzar esas metas se está ante un defecto socialmente modelado.  El sujeto que lo comparte con otros muchos, no lo considera defecto y su confianza no se ve amenazada por la experiencia de ‘ser diferente’, y lo que puede perder en riqueza personal está compensado por la seguridad de encontrarse adaptado al resto de la humanidad.  Un sentimiento socialmente modelado que llega a ser considerado valioso, protege al individuo de la neurosis.  Cada cultura proporciona para la mayoría de los individuos el remedio contra la neurosis que ella misma ocasiona.

¿Qué es una sociedad sana?  Es la que corresponde a las necesidades del hombre, no a lo que él cree que son sus necesidades (porque hasta los objetivos más patológicos pueden ser sentidos subjetivamente como necesarios), sino a lo que objetivamente son sus necesidades, tal como pueden descubrirse mediante el estudio del hombre.  La salud mental, según Fromm, se caracteriza por la capacidad de amar y de crear, por la liberación de los vínculos incestuosos con el clan y con el suelo, por un sentimiento de identidad, basado en el sentimiento de sí mismo como sujeto y agente de las propias capacidades y por la captación de la realidad interior y exterior.   Nuestra sociedad no permite cumplir satisfactoriamente con los requisitos apuntados para lograr una salud mental general tal como la entiende Fromm.  Una sociedad es sana cuando desarrolla la capacidad del hombre para amar a sus prójimos, para trabajar creativamente, para desarrollar su razón y objetividad y para tener un sentimiento de sí mismo basado en las propias capacidades productivas.

El hombre en la sociedad capitalista: las características de la sociedad capitalista del siglo XX:

  • Hoy a nadie se le reconoce ser superior a su vecino por ley de Dios o por nacimiento. Todos son iguales y libres, nadie puede mandar o explotar a otro por ley natural. El mercado y el contrato regulan las relaciones, no es necesario saber qué es lo bueno o lo justo, sino saber que las cosas son correctas. Que el cambio es correcto y que las cosas marchan bien. El portentoso progreso de la industria que proporciona confort y máquinas maravillosas, requiere por otra parte que el hombre tenga dinero para conseguirlo.
  • Una sociedad como la nuestra necesita hombres que cooperen sin rozamientos en grandes grupos, que deseen consumir cada vez más y cuyos gustos estén estandarizados y fácilmente puedan ser influidos y previstos.

Rasgos caracterológicos del hombre de hoy:

  • Cuantificación y abstractificación:
    • El artesano medieval producía artículos para un grupo de clientes conocidos; sus precios estaban determinados por la necesidad de vivir de acuerdo a su profesión, conocía los costos de la producción y no precisaba de ningún tipo de contabilidad. Igual cosa pasaba con los campesinos. Hoy, la empresa de negocios no puede prescindir del balance. Materias primas, máquinas, mano de obra, etc., se expresa con el mismo valor moneda. Todos los incidentes económicos tienen hoy que ser estrictamente cuantificables.
    • El arte, el amor, los placeres estéticos, todo es valorado económicamente. Es decir, valoramos sensaciones y emociones con un patrón monetario.
    • La abstractificación alcanza al director y al propietario. El primero tal vez, el único que está en contacto con el producto. En cambio el propietario sólo ve plantillas, acciones y estadísticas. El proceso de abstractificación tiene raíces más profundas que conducen a la disolución de todo cuadro concreto de referencias en el proceso de vida. Hoy se piensa en un nuevo esquema cosmológico, en una nueva física, en la música atonal, en la pintura abstracta. Ya no somos el centro del universo, ni la finalidad de la creación, sino una partícula insignificante en un planeta minúsculo colocado en un lugar del espacio sin ninguna relación con nada. Ya no hay nada que se adapte a las dimensiones humanas, es decir, las ciencias, la economía y la política han perdido todos los fundamentos que hagan sentir humanamente.
  • Enajenación:
    • Fromm llama enajenación al proceso por el cual el hombre no se siente a sí mismo como portador activo de sus propias capacidades y riquezas, sino como una cosa empobrecida que depende de poderes exteriores a él y en los que ha proyectado su fuerza o substancia vital. La enajenación es un modo de experiencia en que la persona se siente extraña a sí misma, porque en vez de sentirse como creadora de sus propios actos, sus actos y las consecuencias de los mismos se han convertido en amos suyos, a los cuales obedece y muchas veces adora.
    • Enajenación significa lo mismo que idolatría. Un idólatra es el hombre que gasta sus energía y talentos en hacer un ídolo y después él adora lo que ha construido.
    • La enajenación en nuestra sociedad es casi total. El hombre ha creado un mundo técnico y una estructura social como nunca hubo, pero ese mundo y esa estructura están por encima de él.
    • El trabajador industrial se convierte en un átomo económico con labores o funciones matemáticamente previstas. El trabajo se hace rutinario o irreflexivo a medida que un mundo de técnicos y especialistas despojan al trabajador de su derecho a pensar y moverse libremente.
    • Marx destacando la función enajenadora del dinero dice: ‘el dinero transforma lo real humano y las fuerzas naturales en ideas abstractas y por lo tanto en imperfecciones. Transforma la lealtad en un vicio, los vicios en virtudes, el esclavo en amo, el amo en esclavo; la ignorancia en razón y la razón en ignorancia…Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor como tal no produce amor, si mediante una expresión de vida como persona amante no haces de ti una persona amada, entonces tu amor es impotente, es una desgracia’.
    • La enajenación también alcanza a la forma en que usamos las cosas después de adquiridas. Las cosas las adquirimos para tenerlas. La vajilla costosa que no se utiliza por miedo a romperla, las mansiones con muchas habitaciones que no se usan… Nuestra manera de consumir nos tiene permanentemente insatisfechos, y aumenta nuestra necesidad de consumir cada vez más. El consumo que tiene que ser un medio para un fin se ha convertido en un fin en sí. Hoy se ‘consume’ de todo: una película, un partido de fútbol, periódicos, libros, revistas, etc.
    • Las fuerzas sociales: en ellas la enajenación se ha enseñoreado. Una guerra, una crisis económica, etc., se toman como catástrofes naturales y no como cosas hechas por el hombre
    • Las relaciones humanas: la relación entre hombre y hombre es una relación entre dos máquinas que se usan recíprocamente. El patrón usa al vendedor, éste a su cliente. Todo el mundo es una mercancía para todo el mundo.
    • El estado se convierte en un ídolo. El hombre se somete al Estado como encarnación de sus propios sentimientos sociales a los que rinde culto como poderes enajenados de sí mismo.
    • Relación del hombre consigo mismo: actualmente el hombre se siente como una cosa a ser empleada en el mercado y no como el portador de las potencias humanas. Su finalidad es venderse exitosamente en el mercado. Si le preguntáramos al hombre respondería: soy fabricante, soy empleado, soy el presidente, soy el padre de dos niños… El hombre no se siente como un ser con amor, con dolor, con ideales sino como una abstracción, inseguro, disgustado, ansioso, aburrido, gasta casi toda su energía en el intento de compensar esa inseguridad y esa ansiedad. Siendo su inteligencia excelente peligra su razón y con ella el futuro de la humanidad.

Aforismos y opiniones.

Selección a cargo de Rainer Funk.

  • La vida misma es un arte.
  • Los seres humanos de hoy pueden resolver crucigramas, pero no pueden resolver el enigma que la vida representa para ellos.
  • Mientras alguien crea que su ideal y el fin de su existencia están fuera de él, sea en las nubes, en el pasado o en el futuro, vive fuera de sí mismo.
  • El objeto del arte de vivir no es tal o cual quehacer, sino el ‘quehacer’ de la vida misma, el proceso de desarrollar lo que el ser humano es potencialmente.
  • El ser humano no es en ningún punto de su vida todavía lo que puede ser y lo que posiblemente será.
  • Yo creo que el crecimiento del ser humano es un proceso de nacimiento constante, un despertar constantemente nuevo.
  • En cada nuevo paso, en cada nuevo estadío de nuestro nacimiento, sentimos miedo.
  • Cada acto de renacimiento exige el coraje de desprenderse de algo.
  • Ante la vida, salimos huyendo.
  • Los dolores del parto son distintos a los dolores de una enfermedad.
  • Nadie puede crecer sin esfuerzo y sin la disposición a vivir con el dolor y el miedo.
  • La mayoría fracasa en el arte de vivir porque no está despierta y no ve cuándo está en una encrucijada y tiene que decidir.
  • Para que la vida resulte interesante, uno mismo tiene que estar interesado.
  • La voluntad se basa en la actividad interior; un impulso espontáneo, en cambio, en la pasividad.
  • Curiosamente, la mayoría de los seres humanos cree que para vivir una vida buena hay que practicar una vida no buena.
  • Aprender el arte de vivir y morir reclama mucho esfuerzo, ejercicio, paciencia; como todo saber hacer, exige aprendizaje.
  • Sería preferible ir a pescar, navegar o bailar a aprender cosas que no tienen ningún efecto, directo o indirecto, sobre la propia vida.
  • No basta con sólo ser joven.
  • Nada digno de ser tomado en serio puede llevarse a cabo sin un gran esfuerzo, paciencia y honradez.
  • El ser humano sólo puede elegir entre dos posibilidades: retroceder o avanzar.
  • La fe en que los otros pueden transformarse nace de la experiencia de haber sido nosotros capaces de ello.
  • El principio del ‘mal menor’ es el principio de la desesperación.
  • En mi opinión, nada de lo sucedido anteriormente tiene por necesidad fuerza determinante, pero marca una cierta dirección y, cuando más vaya alguien en esta dirección, más tenderá a mantener precisamente esta dirección, de manera que, al final, sólo por obra de un milagro podrá cambiarla.
  • Sólo puede moverse a los seres humanos a cambiar sus acciones si tienen esperanza. Y solo pueden tener esperanza si tienen visión; y sólo pueden tener visión si les muestran alternativas.
  • En personas que sufren un malestar difuso, personas cuyo carácter debe cambiar, no creo que se consiga una mejora duradera si el cambio de carácter a que se aspira no va acompañado de un correspondiente cambio en su praxis de vida.
  • Tenemos que decidirnos y resolvernos a valorar más el amor que el odio, a preferir la fortaleza espiritual al éxito en el mercado, a considerar más importante el ser que el tener.
  • Quien cree que uno puede ver su interior y estar ciego al mundo exterior se parece a aquel que dice que una vela sólo le alumbra en una dirección y no en todas.
  • Las barbas esconden más de lo que manifiestan y el descuido en el vestir aún no es indicio de esperanza.
  • No creo que la verdad sea divisible ni que pueda conocerse en el ámbito personal si se está ciego a todas las demás cuestiones.
  • La mentira no mueve nada.
  • Probablemente no hay ningún fenómeno que contenga elementos tan destructivos como la ‘indignación moral’, que permite a la envida y los sentimientos de odio desfogarse bajo la máscara de la virtud.
  • No tiene ningún sentido esperar algo que ya existe o que no puede ser.
  • La esperanza no es ni esperar pasivamente algo que quizá no llegue nunca ni querer forzar lo que de momento no puede ser.
  • La esperanza se parece a un tigre al acecho que sólo salta cuando llega el momento de saltar.
  • La destrucción de las ilusiones es la condición de todo cambio real.
  • Desengañarse quiere decir no poder ya negarse, haberse liberado de los engaños y haberlos dejado atrás.
  • La mayoría de los seres humanos muere antes de haber nacido del todo.
  • Las directrices para morir son, de hecho, las mismas que las directrices para vivir.
  • Hay una diferencia entre tener un fuerte deseo de vivir y un miedo espantoso a morir.
  • El miedo a la muerte crece con la sensación de no haber estado verdaderamente vivo.
  • Los que tienen miedo a la muerte son generalmente los que no están del todo vivos o los que están plenamente satisfechos de sí mismos, mientras que la muerte deja realmente de ser espantosa para aquellos que trascienden su yo.
  • Tememos morir en la medida en que vivimos en el modo de existencia del tener. Pero no es de morir de lo que uno tiene miedo, sino de perder lo que tiene: el cuerpo, el ego, los bienes y la identidad; el miedo de mirar al abismo de la no-identidad, de estar ‘perdido’.
  • La decadencia de la personalidad en la vejez es síntoma de que no se ha vivido productivamente.
  • Para mantener la vida bajo control hay que fragmentarla, partirla en trozos, esto es, ¡matarla! De hecho, la muerte es lo único cierto en la vida.
  • Morir es amargo, pero la idea de tener que morir sin haber vivido es insoportable.
  • Para quien no tiene el coraje de vivir, el coraje de morir es el mejor sustituto.
  • Alguien puede ser intrépido si no le va nada en la vida. Precisamente por eso suele buscar situaciones peligrosas, para huir de su temor a la vida, a sí mismo, a los otros seres humanos.
  • La intrepidez también se da en individuos plenamente desarrollados, que reposan en sí mismos y aman la vida.
  • Quien no se alegra de su vida quiere vengarse, y prefiere destruir la vida a sentir que la suya no tiene sentido.
  • ‘Resurrección’ no quiere decir crear otra realidad después de la realidad de esta vida sino convertir esta realidad en una vitalidad mayor.
  • La alegría auténtica yace en la actividad auténtica, y actividad auténtica es crecimiento de las facultades humanas.
  • La alegría es el resultado de vivir intensamente.
  • Los seres humanos quieren en su mayoría ser ‘felices’, pero con ‘felices’ se refieren a la satisfacción de todos los deseos y la ausencia de dolor. Una felicidad tal es por esencia necesariamente superficial y carente de alegría, pues excluye la tristeza.
  • La mayoría de los seres humanos finge ser feliz, pues si se es infeliz se es un failure, un fracaso.
  • Ser feliz significa vivir la plenitud y no un vacío que haya que llenar.
  • La felicidad y el placer más grande posible no resultan de la satisfacción ilimitada de todos los deseos.
  • La felicidad es el rendimiento de la productividad interior del ser humano, no un regalo de los dioses.
  • Lo contrario de la felicidad no es la pena o el dolor sino la depresión, que nace de la esterilidad e improductividad interiores.
  • Si queremos definir la felicidad a partir de su contrario, no podremos confrontarla con la tristeza, sino que tendremos que oponerle la depresión.
  • La felicidad es un epifenómeno asegurado de la vida productiva.
  • La felicidad va unida a un incremento de la vitalidad, de la intensidad de la sensibilidad y el pensamiento y de la productividad.
  • La felicidad consiste en tocar la piedra angular de la realidad, en descubrir nuestro sí mismo y sentirnos a la vez uno con los demás y distinto a ellos.
  • En la vida, lo más importante no es ser feliz sino estar vivo.