Auténtico

La autenticidad no puede ser otra cosa que obrar conforme al propio ser. Si el hombre fuese su propio creador, no cabe duda de que a él correspondería proyectar su ser y el curso de su existencia. Pero el hombre no es su propio hacedor; viene a la existencia con un ser ya dado, con una naturaleza determinada, que, en virtud de su propia estructura y finalidad, ha de desarrollarse conforme a las posibilidades y al orden que le son propios. Fácil es comprender así que la autenticidad está en la ley natural, que es universal e inmutable; ella es el supuesto de la autenticidad. Siguiéndola el hombre obra y se desarrolla conforme al propio ser.

La autenticidad humana o personal es difícil de definir, obtener o medir. Está relacionada con una mezcla intrincada de elementos que conforman la personalidad humana y la vida. La búsqueda de la autenticidad personal se ve dificultada por varias barreras, como la inmersión en un mundo externo que requiere adaptación y compromisos, así como por la presencia de ilusiones y sesgos y de límites del lenguaje y del conocimiento de uno mismo. Un cierto grado de autenticidad personal se puede revelar en situaciones específicas y puede evolucionar, pero nunca se puede obtener del todo, porque nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo cambia constantemente y nunca está completa. El proceso de obtener la autenticidad personal involucra episodios de comprensión parcial, interrumpidos por periodos de existencia no auténtica, seguidos por una lucha para recuperar la autenticidad.

HERRAMIENTAS PARA LOGRAR LA AUTENTICIDAD:

  • Vive el ahora:
    • Abandona tu apego al pasado: en lugar de utilizarlo como excusa para tu situación actual, recuerda que eres el producto de las elecciones que tomas en estos momentos.
    • Elimina todo sentimiento de culpa y tristeza.  Mejor bendice las malas experiencias, porque son grandes maestras.
  • Actúa:
    • Escribe tus productos: piensa en cinco actividades que hayas tenido en mente durante algún tiempo, pero que no has podido llevar a cabo, y escríbelas. Deja que el estímulo del compromiso te empuje a realizarlas.
    • Rodéate de luchadores: olvídate de poner excusas a tus sueños y aléjate de quienes no te apoyen en ellas.
  • Anímate:
    • Mejora tu ánimo: pregúntate quién quiere estar contigo cuando estás negativo. Sonríe cuando todos frunzan el ceño, e irradia alegría en vez de críticas.
    • Elige cambiar: aunque al principio tengas que fingir alegría, observa cómo ésta empieza a calar y a formar parte de ti y te convierte en un imán para lo que deseas.
  • Mantén la esperanza:
    • Que nada ni nadie te limite: no escuches o hagas tuyas las opiniones de los que señalan tus limitaciones, porque sólo obtendrás limitaciones.
    • Reflexiona sobre tus sueños: el peligro no reside en tener demasiadas esperanzas, sino en soñar con algo que consideramos inalcanzable.
  • Sé compasivo:
    • Se benevolente contigo mismo: no te juzgues con dureza; todos los errores eran necesarios para avanzar en tu vida.
    • Olvida el daño ajeno: no almacenes reproches ni los recuerdes constantemente para hacer sentir culpables a los demás, porque es algo que también te altera a ti.
  • Apasiónate:
    • Deja fluir tus sentimientos: libera tus emociones. Cuando te sientas dichoso, experiméntalo y exprésalo sin que los prejuicios te limiten.
    • Exprésate: di a los que amas lo que sientes hacia ellos siempre que puedas. Esto te permitirá compartir tu alegría y la hará mayor.
  • Imagina:
    • Olvida la palabra imposible: si crees en la posibilidad de algo, puedes hacerlo realidad. Recuerda: lo que crees de ti limita o favorece tus posibilidades de acción.
    • Desarrolla tu imaginación: explora nuevas posibilidades en tus fantasías, sin excluir nada. Es la vía más rápida para disfrutar de una vida ilimitada.
  • Descubre lo bueno de los demás:
    • No emitas juicios: no juzgues el valor de los demás basándote en lo que tú consideras normal.
    • Busca la genialidad de las personas: todo el mundo tiene su propia perfección. Observa antes de dejarte llevar por las apariencias.