Amor VI

Amor VI

RELACIÓN

Sin amor, la familia nada significa; sólo el amor puede dar origen a la regeneración del ser y a un mundo feliz (15).

A fin de comprender la relación, es importante darnos cuenta de lo que realmente está ocurriendo, en todas sus sutiles formas, y esto dará origen al conocimiento propio, revelará las actividades del ‘yo’.  Debido a que uno no desea revelarse ante sí mismo -revelar que está buscando satisfacción y amparándose en el bienestar propio-, la relación pierde su significado, su profundidad y belleza.  El amor surge sólo cuando uno se olvida de sí mismo, cuando existe esa comunión con la realidad (15).

Sin amor, la relación es sufrimiento, por físicamente satisfactoria que pueda ser; una relación así engendra disputas y frustraciones, hábito y rutina (15).

El amor no es, por cierto, el producto de la mente, no es el resultado del pensamiento ni la consecuencia de un contrario.  Aquí, en este país [se refiere a la India], el muchacho y la chica raramente se conocen entre sí; no obstante, se casan y tienen relaciones sexuales.  Se aceptan el uno al otro y dicen: ‘tú me das esto, y yo te doy esto’, o ‘tú me das a tu hijo, y yo te doy tu seguridad, te doy mi afecto calculado’.  Cuando el marido dice ‘te amo’, eso no es sino la repuesta de la mente; debido a que él le da a su esposa cierta protección, espera que ella le conceda sus favores, y ella se los concede.  Esta relación basada en el cálculo es llamada amor (16).

La comprensión propia trae consigo amor, orden.  El caos existe únicamente en relación con algo, y en tanto yo no comprenda esa relación, la confusión es inevitable.  Comprender la relación es comprenderme a mí mismo, y comprenderme a mí mismo es dar origen a esa cualidad de amor en la que existe el verdadero bienestar.  Si sé cómo amar a mi esposa, a mis hijos, a mi prójimo, sé cómo amar a todos.  Puesto que no amo a ninguno, mi relación con la humanidad permanece tan sólo en el nivel intelectual o verbal (16).

Cuando en la relación con su esposa hay afán posesivo, celos, temor, constantes riñas, dominación y afirmación personal, ¿llama usted amor a eso?  Cuando usa a alguien para su conveniencia sexual o de cualquier otra forma, ¿llama a eso amor?  Obviamente, no lo es.  La simpatía, el perdón, la relación basada en el afán posesivo, en los celos, nada de eso es amor.  Son todas cosas de la mente (16).

Únicamente para los muy, muy pocos que aman, la relación matrimonial tiene un significado, y entonces es indestructible, entonces no es mero hábito o conveniencia ni está basada en la necesidad biológica, sexual.  En ese amor, que es incondicional, las identidades se fusionan, y en una relación así hay esperanza.  Pero, para la mayoría de ustedes, en la relación matrimonial no existe tal fusión.  A fin de poder fusionar las identidades separadas, ambos tienen que conocerse a sí mismos.  Eso significa amar (16).

El proceso total de la mente se comprende tal como tiene lugar en la relación, en cada incidente, en la respuesta a cada reto que debamos afrontar.  Al comprender eso y, en consecuencia, al liberar la mente del proceso que ella misma genera y con el cual se limita, hay una posibilidad de amor (16).

Existe el amor en la relación entre dos personas, y el amor a una idea, fórmula; ya sea la nación, una utopía o Dios.  Mas, cuando hablamos del amor, sólo hablamos del que existe efectivamente en la relación, y no de eso venenoso que se llama el amor a nuestro país, ese patriotismo nacionalista explotado por el político y el sacerdote (38).

Si usted realmente quiere establecer una relación con alguien, tiene que comprender toda la estructura del pasado.  Y cuando eso ha muerto, usted tiene una relación que es absolutamente nueva todo el tiempo.  Y esa nueva relación es amor (39).

El amor es la terminación de todo lo que el hombre ha creado en su relación con otro, ya sea país, raza, lengua o clan.  ¿Significa muerte ese final?  Me refiero a la terminación del pensamiento en la relación (62).

La relación implica amar al otro.  Amar es encontrarse con la esposa de uno, con los hijos, con el prójimo, al mismo tiempo, en el mismo nivel y con la misma intensidad (41).

Si no hay amor, el matrimonio se convierte en una desgracia.  Se vuelve mera satisfacción mutua.  Amar es una de las cosas más difíciles que hay.  El amor puede nacer y existir tan sólo en ausencia del ‘yo’ (42).

Ustedes se relacionan sin amor, se casan sin amor.  Por consiguiente, en ese matrimonio ‘se amoldan’ el uno al otro (43).

Para comprender la vida de relación es importante comprender primero lo que es, lo que realmente está ocurriendo en nuestra vida, en todas sus diferentes y formas sutiles; y también lo que la relación significa en realidad.  La relación es el autodescubrimiento.  Al no querer descubrirnos a nosotros mismos, nos refugiamos en la comodidad, y entonces la relación pierde su extraordinaria profundidad, significado y belleza.  Sólo puede haber verdadera relación cuando hay amor, pero el amor no es la búsqueda de satisfacción.  El amor tan sólo existe cuando hay olvido de uno mismo, cuando hay completa comunión, no entre uno o dos sino comunión con lo supremo; y eso sólo puede acontecer cuando se olvida el ‘yo’ (43).

RESPETO

Cuando usted sea tan respetuoso con su sirviente como lo es con su gurú, entonces conocerá el amor (15).

Si usted conoce el amor, no sigue a nadie.  El amor no obedece.  Cuando se ama no hay respeto ni falta de respeto (44).

Es evidente que no hay amor cuando no hay verdadero respeto, cuando no respetáis a los demás, ya se trate de criados o de amigos.  ¿No habéis advertido que no sois respetuosos, ni buenos, ni generosos, con vuestros servidores, con las personas que, según se dice, están ‘por debajo’ de vosotros?  Pero sentís respeto por los que están ‘arriba’, por vuestro jefe, por el millonario, por el hombre con título y una gran casa, por el que puede brindaros mejor posición o empleo, por la persona de quien podéis obtener algo.  Pero maltratáis a los de condición más baja que vosotros, y usáis un lenguaje diferente con ellos.  Donde no hay respeto, no hay amor.  Donde no hay compasión, piedad y perdón, no hay amor.  Y como la mayoría de nosotros nos hallamos en ese estado, carecemos de amor.  No somos respetuosos, ni compasivos, ni generosos.  Somos posesivos y estamos llenos de sentimientos y emociones que pueden canalizarse en alguno de estos sentidos: matar, asesinar, o hacer causa común con otros para algún fin disparatado, fruto de la ignorancia.  ¿Cómo puede haber amor entonces?  Sólo podréis conocer el amor cuando todas esas cosas hayan cesado, se hayan terminado; sólo cuando no poseáis, cuando no os emocione vuestra devoción hacia un objetivo.  Tal devoción es una súplica, es buscar algo bajo una forma diferente.  El hombre que ora no conoce el amor.  Como sois posesivos, como buscáis una finalidad, un resultado, mediante la devoción y la plegaria, lo cual os torna sentimentales y emotivos, es lógico que no haya amor, y es evidente que tampoco hay amor cuando no hay respeto.  Podréis decir que tenéis respeto, pero vuestro respeto es para el superior; es simplemente el respeto que proviene de desear algo, es el respeto del temor.  Si realmente sintierais respeto, seríais respetuosos con los inferiores, y no sólo con los llamados ‘superiores’; y como ese respeto no lo tenéis, no hay amor.  ¡Cuán pocos de entre nosotros somos generosos, magnánimos y compasivos!  Sois generosos cuando os conviene, compasivos cuando esperáis algún provecho.  Cuando esas cosas desaparezcan, cuando no ocupen vuestra mente, y cuando las cosas de la mente no llenen vuestro corazón, entonces habrá amor.  Sólo el amor puede transformar la actual locura e insensatez del mundo, no los sistemas, ni las teorías de izquierda o de derecha.  Sólo amáis realmente cuando no poseéis, cuando no sois envidiosos ni codiciosos, cuando sois respetuosos, cuando tenéis misericordia y compasión, cuando tenéis consideración por vuestra esposa, vuestros hijos, vuestros vecinos, vuestros pocos afortunados servidores (43).

El amor no tiene mañana, no puede ser encerrado en el tiempo y convertido en algo respetable.  El amor está ahí cuando el tiempo no está (48).

El amor no puede hacerse respetable, convertirse en parte del esquema social.  Cuando él no está presente, comienza el afán en todas sus formas (48).

SENSACIÓN

No es amor cuando es tan sólo autogratificación, aunque ésta pueda ser mutua.  No es amor cuando hay restricción, o cuando es tan sólo un medio para un fin, o cuando es mera sensación (14).

Cuando usted ama a cierta persona y piensa en ello, ¿qué ocurre?  Sólo está tratando con las sensaciones causadas por esa persona.  Se interesa en las emociones, en las sensaciones de tal persona; cuanto más énfasis pone en ellas, tanto menos amor hay (15).

El sentimentalismo y la emotividad excluyen el amor, son meras sensaciones.  Una persona así llamada religiosa, que vierte lágrimas sobre el objeto de su adoración, se complace en las sensaciones.  Las meras sensaciones y emociones constituyen el proceso del pensamiento, y el pensamiento no es amor (15).

La sensación es un proceso de pensamiento, el cual no es amor.  Cuando la mente domina y el proceso del pensamiento es importante, no hay amor.  Este proceso de utilizar, pensar, imaginar, retener, encerrar, rechazar, es todo humo; y cuando no hay humo surge la llama del amor.  Algunas veces sí tenemos esa llama, rica, plena, completa; pero el humo vuelve porque no podemos vivir largo tiempo con la llama, la cual no tiene sentido de proximidad, sea de uno o de muchos, personal ni impersonal.  La mayoría de nosotros ha conocido ocasionalmente el perfume del amor y su vulnerabilidad; pero el humo del aprovechamiento, del hábito, de los celos, de la posesión, el contrato y la ruptura del contrato -todo eso ha adquirido importancia para nosotros, y por lo tanto no existe la llama del amor.  Cuando hay humo no hay llama (50).

El amor no es cosa de la mente.  El amor no es sensación.  No podéis pensar acerca del amor.  Si pensáis en el amor, pensáis tan sólo en la sensación, que no es amor.  Cuando decís ‘amo a alguien’, no pensáis en el amor sino en la sensación, en la imagen, en la descripción de esa persona (63).

El amor sensorial puede comenzar con el deseo, es decir, visión, percepción, contacto, sensación, pensamiento, imagen y deseo.  Ése es el proceso (62).

El amor no es sensación, no es placer, deseo, satisfacción.  El amor no es celos, no es odio.  El amor contiene simpatía, generosidad, discreción, etc., pero estas cualidades no son el amor (64).

SEXO

Reprimir la pasión -la pasión del sexo o la pasión por llegar a ser- no resuelve el problema de la existencia.  Usted podrá reprimir el impulso sexual, pero si es ambicioso, esta pasión se vuelve otro problema dominante que resulta igualmente brutal, vicioso y desagradable.  Pero para un hombre que ama, la pasión no se vuelve un problema (15).

Cuando uno ama, hay castidad; lo inmoral, lo que no es casto, es la falta de amor.  Y sin amor no es posible resolver ningún problema humano.  Pero, en lugar de comprender los obstáculos que impiden el amor, tan sólo tratamos de sublimar, de reprimir el apetito sexual o de encontrarle sustitutos (16).

Se dice que el amor está relacionado con el sexo, y con ello volvemos a la división entre amor profano y amor sagrado, aprobando uno y rechazando al otro.  Sin duda, el amor no es ninguna de estas cosas (61).

¿Qué es el amor?  Recordar que la descripción no es lo descrito, y que la palabra no es la cosa.  Para la mayoría de nosotros el amor se asocia o se equipara al sexo (65).

Una de las cosas más importantes en la vida es el amor.  Pero lo que llamamos amor está asociado con el sexo, el cual se ha convertido en algo tan tremendamente importante, que todo parece girar alrededor del sexo.  El sexo ofrece libertad; en éste hay libertad durante unos pocos segundos, durante los cuales nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestra vida mecánica.  El sexo se ha convertido, pues, en algo enormemente significativo; y llamamos amor su placer.  Pero, ¿es placer el amor? (8).

‘Yo te amo porque me diste sexo; o me diste alimento, o me halagaste; o dijiste que necesitabas un compañero; yo estoy solo, por lo tanto te necesito’, todo eso no es amar (35).

TIEMPO

El amor no se halla en la red del tiempo.  Usted ama ahora o nunca (15).

El amor no pertenece al tiempo.  Por eso no podemos pensar en él; aquello en lo que pensamos pertenece al tiempo y es tan sólo la proyección de nosotros mismos, es lo que ya conocemos.  Cuando uno conoce el amor, cuando lo practica, ello deja de ser amor, porque es una mera adaptación, de la experiencia pasada, al presente; y donde hay adaptación no puede haber amor (16).

Sin amar, usted no puede enjugar el pasado; con amor, no hay pasado.  Cuando hay amor, el tiempo no existe (46).

Una mente que busca, no es una mente apasionada.  Encontrarse con el amor sin buscarlo, es el único camino para llegar a él -acercarse a él desprevenido y no como resultado de algún esfuerzo o experiencia.  Un amor así, usted lo descubrirá -no pertenece al tiempo.  Ir realmente más allá del pensamiento y del tiempo -lo cual significa trascender el dolor- es darse cuenta de que existe una dimensión distinta llamada amor (44).

El amor no es tiempo.  No podéis encontrarlo mediante el esfuerzo consciente, la disciplina o la identificación, todo lo cual es un proceso del tiempo.  La mente, que sólo conoce el proceso del tiempo, no puede conocer el amor.  El amor es lo único eternamente nuevo.  Como la mayoría de nosotros ha cultivado la mente, que es el resultado del tiempo, no sabemos qué es el amor; decimos que amamos a la gente, a nuestros hijos, a nuestra esposa, al prójimo, a la naturaleza, pero en el momento que somos conscientes de que amamos, la actividad del ‘yo’ ha surgido y, por lo tanto, deja de ser amor.  Viendo todo este cuadro, dándonos cuenta de todo este proceso del tiempo como conciencia, sin opción alguna, sin ninguna intención ni propósito determinado, sin deseo de resultado alguno, veréis que este proceso del tiempo termina por sí solo, no provocado, ni como resultado del deseo.  Y sólo cuando ese proceso termina surge el amor, el cual es eternamente nuevo (43).

El amor es presente, activo en todo momento.  No es ‘yo amaré’ o ‘yo he amado’ (44).

El amor no tiene mañana, no puede ser encerrado en el tiempo y convertido en algo respetable.  El amor está ahí cuando el tiempo no está.  El amor no tiene expectativas ni esperanzas; la esperanza engendra la desesperación.  No pertenece a ningún dios y, por tanto, a ningún pensamiento ni sentimiento.  No puede ser conjurado por el cerebro.  Vive y muere a cada minuto.  Es algo terrible, porque el amor es destrucción.  Es destrucción sin mañana.  Amor es destrucción (48).