Amor II

Amor 1DEPENDER

Es el anhelo, no el amor, el que crea dependencia y todos los problemas dolorosos que se derivan de ella.  Es el anhelo en la relación, no el amor, el que da origen a la incertidumbre, y esta incertidumbre engendra el afán de poseer, los celos, el temor.  En este espíritu posesivo, en esta dependencia, hay un falso sentido de unidad, el cual sostienen y alimentan un temporal estado de bienestar; pero eso no es amor, porque internamente contiene temores y sospechas.  Este estímulo externo de aparente unidad entre dos seres humanos es parasitario, hace que uno viva del otro; eso no es amor, porque internamente hay vacuidad, sentimiento de soledad y necesidad de dependencia mutua.  La dependencia engendra miedo, no amor.  Sin comprender el anhelo personal, ¿no hay, acaso, dominación, opresión, que adoptan la forma del amor? (14).

Usted dice que ama a su esposa.  En ese amor está envuelto el placer sexual, el placer de tener a alguien en la casa que cuide a los hijos y que cocine.  Usted depende de ella; ella le da su cuerpo, sus emociones, su apoyo, un cierto sentido de seguridad y bienestar.  Luego, si ella se va de su lado, se aburre; o se escapa con otro y todo el equilibrio emocional de usted se destruye, y esta perturbación que le desagrada se llama celos.  Hay dolor, ansiedad, odio y violencia.  Entonces lo que usted está diciendo realmente es: ‘mientras me pertenezcas, te amo, pero una vez dejes de pertenecerme, empiezo a odiarte.  Mientras pueda depender de ti para satisfacer mis urgencias sexuales y de otra índole, te amo, pero tan pronto ceses de proporcionarme lo que yo deseo, dejarás de agradarme’.  De esa manera se levanta el antagonismo entre ustedes dos, la separación, y cuando uno se siente separado del otro, no hay amor.  Pero si usted puede vivir con su esposa sin que el pensamiento cree estos estados contradictorios, estas porfías interminables dentro de usted mismo, entonces, tal vez –tal vez– sabrá lo que es el amor.  En ese caso usted es completamente libre, y ella también.  Pero si depende de ella para todas sus satisfacciones, será su esclavo (44).

 Mientras haya dependencia, tiene que haber tensión.  Si yo dependo de ustedes como público para autorrealizarme, para tener la sensación de que soy alguien que se dirige a un gran número de personas, entonces dependo de ustedes, les exploto, me resultan psicológicamente necesarios.  A esta dependencia se le llama amor, y todas nuestras relaciones se basan en ella.  Psicológicamente les necesito, y ustedes me necesitan.  Psicológicamente adquieren importancia en mi relación con ustedes, porque satisfacen mis necesidades, no sólo las físicas, sino también las internas.  Sin ustedes estoy perdido, me siento inseguro.  Dependo de ustedes, les quiero.  Cuando esa dependencia es cuestionada, hay incertidumbre, y entonces me asusto.  Para encubrir ese miedo, recurro a todo género de subterfugios que me ayudarán a alejarme de él.  Todo esto lo sabemos: nos valemos de la propiedad, los conocimientos, los dioses, las ilusiones, las relaciones, para encubrir nuestra propia vacuidad, nuestra soledad, y de ese modo esas cosas adquieren mucha importancia.  Las cosas que han llegado a ser nuestras escapatorias se vuelven extraordinariamente valiosas.  De modo que, mientras haya dependencia, tiene que haber miedo.  Eso no es amor (5).

Una vez que comprendamos este proceso de la dependencia: las dependencias íntimas y las externas, las dependencias ocultas, las urgencias psicológicas, la exigencia del ‘más’; cuando comprendamos estas cosas, sólo entonces existe realmente una posibilidad de amor.  El amor no es personal ni impersonal; es una forma de ser.  No pertenece a la mente; la mente no puede adquirirlo.  No pueden practicar el amor ni adquirirlo a través de la meditación.  Sólo se manifiesta cuando no hay miedo, cuando esa sensación de ansiedad, de soledad, ha cesado, cuando no hay dependencias ni adquisición.  Y eso llega tan sólo cuando nos comprendemos a nosotros mismos, cuando somos plenamente conscientes de nuestros móviles ocultos, cuando la mente puede penetrar en sus propias profundidades sin buscar una respuesta, una explicación, cuando ya no nombra (5).

¿Depende usted de alguien?  Es obvio que dependemos del lechero, del alimento, de quien lo cocina, en ese sentido dependemos.  Pero emocionalmente, ¿dependemos de alguien?  ¡Investíguenlo!  Mírenlo.  ¿El amor exige dependencia?  ‘Yo te amo’, ¿significa eso que yo dependo de usted?  ¿O que usted depende de mí emocionalmente?  Puede que yo sea el que gana el dinero, ésa es una clase diferente de dependencia.  Pero psicológicamente, internamente, en nuestros sentimientos, cuando decimos ‘yo amo’, ¿significa eso que yo dependo de usted, que sin usted yo estaría perdido?  ¿Es el amor una cuestión de simpatías y antipatías?  Esa es una forma de dependencia, ¿comprende eso?  ¿Ve la diferencia entre la simpatía por alguien y el amor, entre el amor y el placer?  Gustar de alguien es una forma de placer.  ¿Depende usted psicológicamente de alguien?  Si depende, en eso hay temor.  Porque si algo le sucede a usted, yo estoy atemorizado.  Me pongo celoso si usted mira a algún otro.  Eso significa que yo he tomado posesión de usted.  Si dependo de alguien debo estar seguro de que le poseo en todas las formas, de otro modo estoy perdido.  Por lo tanto, tengo miedo, y entonces me vuelvo más y más dependiente, más y más celoso.  ¿Depende usted, pues, de alguien?  Y toda esta dependencia es generalmente llamada amor.  Si usted no depende de la gente, entonces no tiene miedo.  Entonces no le importa quedarse solo.  Usted está solo no a causa del temor; en el momento que está interiormente solo, usted es mucho más honesto, mucho más firme, nadie puede corromperle, no existe el problema de ser lastimado.  Averigüe, entonces, si depende de la gente.  Y no sólo de la gente: de la bebida, del tabaco, del parloteo, del hablar interminablemente sobre naderías (45).

DESAMOR

‘Quiero liberarme de una relación íntima’ dijo ella.  ¿Qué quiere usted decir con que quiere liberarse?  Cuando usted dice ‘quiero liberarme’, implícitamente afirma que no es libre.  ¿De qué manera no es usted libre?  ‘Soy libre físicamente; tengo libertad para ir y venir, porque físicamente ya no soy la esposa.  Pero quiero ser completamente libre, no quiero tener nada que ver con esa persona en particular’.  ¿De qué modo está usted ligada a esa persona, si ya es físicamente libre?  ¿Está usted vinculada a él de algún otro modo?  ‘No lo sé, pero tengo un gran resentimiento contra él.  No quiero tener nada que ver con él’.  ¿Usted quiere ser libre y, sin embargo, tiene resentimiento contra él?  Entonces no está libre de él.  ¿Por qué tiene usted este resentimiento en su contra?  ‘Hace poco he descubierto lo que él es: su bajeza, su verdadera falta de amor, su completo egoísmo.  Es increíble el horror que he descubierto en él.  ¡Y pensar que me sentía celosa, que le idolatraba, que me había entregado a él!  Descubrir que él era estúpido y calculador cuando yo le creía un esposo ideal, afectuoso y considerado, es lo que me ha producido este resentimiento.  Me siento sucia sólo de pensar que he tenido algo que ver con él.  Quiero liberarme de él por completo’.  Usted puede estar físicamente libre de él, pero mientras tenga resentimiento contra él no estará libre.  Si le aborrece, está atada a él; si se avergüenza de él, todavía es su cautiva.  ¿Está enojada con él o consigo misma?  Él es lo que es, ¿y por qué enojarse con él?  ¿Su resentimiento es realmente contra él o, habiendo visto ‘lo que es’, está usted avergonzada de sí misma por haber estado unida a él?  Sin duda usted está resentida, no a causa de él, sino de su propio juicio, de sus propias acciones.  Está avergonzada de sí misma.  Como no está dispuesta a ver esto, usted le echa la culpa a él por lo que es.  Cuando reconozca que su resentimiento contra él es una evasión de su propia idolatría romántica, entonces le perderá de vista.  Usted no está avergonzada de él, sino de sí misma, por haber estado asociada con él está disgustada consigo misma y no con él.  ‘Sí, así es’.  Si realmente ve esto, si lo experimenta como un hecho, entonces estará libre de él.  Él ya no será objeto de su enemistad.  El odio ata tanto como el amor. ‘¿Pero cómo puedo liberarme de mi propia vergüenza, de mi propia estupidez?  Veo muy claramente que él es lo que es y que no hay razón para culparle, pero ¿cómo puedo liberarme de esta ignominia, de este resentimiento que ha estado madurando lentamente en mí y que, llegado a su plenitud, desencadenó esta crisis?  ¿Cómo puedo borrar el pasado?’.  Es más importante saber por qué quiere borrar el pasado que saber cómo borrarlo.  La intención con la que enfoca el problema es más importante que saber lo que debe hacer al respecto.  ¿Por qué quiere borrar el recuerdo de esa asociación?  ‘Detesto el recuerdo de todos esos años.  Me ha dejado un mal sabor de boca.  ¿No es ésa una razón suficiente?’.  No exactamente.  ¿Por qué quiere borrar esos recuerdos?  No es, desde luego, porque le hayan dejado un mal sabor de boca.  Aun cuando por algún medio pudiera borrar el pasado, podría verse de nuevo implicada en acciones que podrían avergonzarla.  Limitarse a borrar los recuerdos desagradables no resuelve el problema.  ‘Creía que sí, pero ¿cuál es entonces el problema?  ¿No lo está haciendo usted innecesariamente complicado?  Ya es bastante complejo de por sí, o al menos lo es mi vida.  ¿Por qué ponerle otro peso encima?’.  ¿Estamos poniéndole otro peso encima o tratando de comprender ‘lo que es’ y de liberarnos de él?  Por favor, tenga un poco de paciencia.  ¿Cuál es el motivo que la impulsa a borrar el pasado?  El pasado puede ser desagradable, pero ¿por qué quiere hacerle desaparecer?  Usted se ha formado cierta opinión o imagen de sí misma que estos recuerdos contradicen y por eso quiere deshacerse de ellos (5).

DESEO

La dificultad, para la mayoría de nosotros, es abrirnos paso por esas formas de emoción que son, en realidad, incentivos del deseo, del miedo, porque tales emociones son destructivas del amor.  Impiden la percepción integral de la vida (14).

Como veis, hablamos mucho sobre paz y amor y cosas semejantes.  Todos los políticos, en todo el mundo, hablan continuamente sobre su Dios, su paz, su amor.  Y ¿puede saber lo que es el amor una mente que no haya comprendido todo el significado del deseo?  Y las personas religiosas consideran el deseo como cosa mala, excepto el deseo de Dios, de Jesús, o algún otro; y los monasterios están llenos de personas así.  ¿Pueden tales mentes ver la inmensidad de esa cosa a la que designamos con la palabra ‘amor’? (34).

Cuando el cerebro ha destrozado su propia creación, cuando ha destruido el suelo en el que se crían toda clase de fantasías, ilusiones, deseos, anhelos, entonces de esa destrucción surge un amor que crea su propio orden (34).

El amor no es complejo, pero la mente lo hace tal.  Estamos demasiado con la mente, y no conocemos los caminos del amor.  Conocemos los caminos del deseo y la voluntad del deseo, pero no conocemos el amor.  El amor es la llama sin el humo.  Estamos demasiado familiarizados con el humo; llena nuestras cabezas y nuestros corazones, y vemos oscuramente.  No somos sencillos con la belleza de la llama; nos torturamos con ella.  No vivimos con la llama, siguiéndola rápidamente dondequiera que pueda llevarnos.  Sabemos demasiado, lo que siempre es poco, y hacemos un sendero para el amor.  El amor nos rehúye, pero tenemos el molde (46).

Cuando usted ama, ¿hay un observador?  Hay observador sólo cuando el amor es deseo y placer.  Cuando el deseo y el placer no están asociados al amor, entonces el amor es intenso.  Es como la belleza, algo totalmente nuevo cada día.  No hay ayer ni mañana (44).

El deseo de amar y de ser amado, no es amor.  Cuando uno niega, en cada momento de su vida, lo que no es amor, cuando descarta lo que no es amor, desde esa negación surge la cosa positiva llamada amor (35).

DOLOR

Amar al otro es tan doloroso, involucra tantos problemas complejos, que consideramos más fácil y satisfactorio amar un ideal, lo cual no es amor sino emocionalismo intelectual (14).

Si pudierais comprender realmente el dolor y estar totalmente libres de él entonces no habría autodecepción, no habría ilusiones, ni ansiedades, ni miedo, y el cerebro podría funcionar clara, aguda, lógicamente.  Y entonces, quizás, podríamos saber qué es el amor (47).

Sin amor vivimos en dolor y desdicha, en eterno conflicto (47).

El dolor y el amor no pueden ir juntos, aunque en el mundo cristiano hayan idealizado el sufrimiento poniéndolo sobre una cruz y adorándolo.  Así, dan a entender que nunca podrá usted escapar del sufrimiento si no es por esta puerta particular.  Y ésta es toda la estructura de una sociedad religiosa basada en la explotación (44).

El cese del sufrimiento significa amor (18).

Quien ama puede hacer lo que quiera, y entonces no hay lugar para el dolor (48).

Estamos atrapados en el dolor, y no nos importa poder salirnos de él, aun cuando alguien nos esté señalando una salida.  No sé, pero uno está ardiendo de amor.  Hay una llama inextinguible.  Uno tiene tanto de ese amor que desea darlo a todos, y lo hace.  Es como un río poderoso que fluye, nutriendo y regando cada ciudad y aldea por las que pasa; se contamina, la suciedad del hombre entra en él, pero las aguas se purifican pronto y rápidamente prosigue su curso.  Nada puede estropear el amor, porque todas las cosas se disuelven en él, las buenas y las malas, las feas y las bellas.  Es la única cosa que tiene su propia eternidad (10).

ENAMORAR

Cuando estamos atrapados en una sensación, esa sensación nos proporciona tanto placer que el mundo adquiere un color diferente.  Hemos cubierto el mundo con una sensación particular que experimentamos.  En nuestra dicha pasajera, miramos el mundo a través de esa película de felicidad (12).